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Malabares de poesía y reflexión (11): Soltarse el pelo y despertar

Hoy volamos subidos a un globo, ¿nos acompañas? Eso sí, te avisamos que esta es una travesía de alto riesgo.

En el globo te espera un cuento de Isabela Méndez y una reflexión de Amador Martos.

¿Subes? ¡Que nos vamos!

EL CUENTO, por Isabela Méndez

“TRAVESÍA DE ALTO RIESGO”

Cuento y dibujo: Isabela Méndez ©
Título del dibujo: Malena en su globo
Técnica: Acuarela, lápiz y tinta sobre papel.

Malena se había hecho  un moño prolijo, del que no escapaba ni un solo crespo. Sobre el sillón estaba su valija, llena de ropa combinada, todo estaba previsto: sombreros, viseras, pareos, faldas, camisetas, algún abrigo, sandalias, ropa interior, bañadores y cremas para el cuerpo y la cara.

—¡Me voy! —dijo Malena.

Y ante la mirada estupefacta de todos se quitó la ropa y soltó su cabello.

—No quiero móviles, ni ropa de marca, ni sujetadores con varilla, ni tintes para el cabello, ni televisión, ni conversaciones vanas. Me voy con la luna dormida en su blanca alegría, entre nubes.

Desnuda, con el cabello dibujando mil redes que se abrían en el espacio, Malena se metió entre las sábanas, dejó caer los párpados y durante un par de días no emitió palabras, apenas alguna tímida carcajada o gemido.

Sus ojos llenaron de curiosidad a la familia pues aunque herméticos, parecían avizorar un mundo de cosas.

Cuando Malena abrió los ojos, estaba radiante, su mirada era como un amanecer y al posarla sobre la gente, producía  la imperiosa necesidad de despertar.

Despertar de la apatía, del automatismo, de los ritmos vertiginosos y obscenos de la vida moderna, despertar hacia dentro.

Los miembros de aquella familia desde entonces fueron calificados de: raros, extravagantes, ridículos y anticuados, pues al ver lo que había ocurrido a Malena, cambiaron los paseos a exóticos lugares los fines de semana, por la aventura de viajar hacia dentro.

Cada cual se va a su pieza, cierra los ojos y en silencio dedica unas horas a la travesía interior. Se hacen preguntas a sí mismos, lloran y ríen, mientras realizan el deporte de más alto riesgo, el de enfrentar sus miedos y apropiarse de sus más elevados sueños.

Por esas horas no hay tecnología que distraiga, ni música estridente, ni artificios para estar bellos, ni normas para expresarse, ni límites para imaginar.

El resto de la semana, leales a su nueva manera de ver la realidad, visten a su antojo, usan poco el móvil, no ven casi la televisión, y los que ya son mayores llevan el pelo canoso.

Existe mucha gente como Malena y su familia.

Si ves a una mujer que no se tiñe el pelo, no pienses que la pobre está descuidada. Sugiero que por el contrario, adviertas que es más libre. No gasta tantas horas y dinero en productos tóxicos y ha hecho las paces con las leyes naturales del tiempo.

“El globo más potente, está en tu mente”.

“Solo en el silencio interior podemos escuchar lo que somos. Y de allí brota el más valiente de los cánticos”.

LA REFLEXIÓN, por Amador Martos

“EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA”

Vivimos en un mundo mediáticamente acelerado que impide la reflexión pausada e interiorizada acerca del verdadero sentido de la vida. La competitividad laboral, el excesivo consumismo y el sometimiento a un estresante ritmo de vida son unas pautas de comportamiento que alienan a los individuos, impiden un razonable equilibrio entre el mundo exterior —nuestro actual sistema capitalista de producción— y nuestro mundo interior, el de los sueños, el de la paz interior, el del reencuentro con uno mismo. Según el filósofo Vattimo, a través de su obra El pensamiento débil, la comunicación y los medios adquieren un carácter central en la postmodernidad. La abundancia de emisores continuos no aporta una visión unitaria que permita formar el “yo” con una sola visión del mundo exterior, ni siquiera una visión contextualizada e independiente. Por el contrario, desde la psique postmoderna el mundo de los medios solo trae como consecuencia una mayor fragmentación yoica, convirtiendo a nuestro “yo” en un puro subjetivismo de la realidad.

Ese trepidante ritmo de vida de las sociedades occidentales carece de la mirada que proporcionan las filosofías orientales, que prestan más atención al viaje interior. Es por ello que hoy estamos asistiendo a una especie de fusión entre occidente y oriente, y no es casualidad que prestemos cada vez más atención a nuestro interior en busca de paz y solaz. Así es como el yoga, la meditación, la introspección psicológica y toda una retahíla de literatura de autoayuda, remiten todos ellos hacia esa aventura interna para ser dueños de nuestros pensamientos y de nuestras emociones; un viaje que fue descrito por Platón mediante una excelente alegoría conocida como el Mito de la Caverna.

También podemos encontrar esa experiencia en el Mito del Viaje del Héroe, un arquetipo universal descrito por el importante mitólogo Joseph Campbell en su libro El héroe de las mil caras (1949). En ambos casos (el que plantea Platón y el retratado por Campbell) se trata de un camino de autoconocimiento y transformación interior que sigue unos procesos comunes a todos los viajes que inician esa aventura. Es una travesía que nos lleva a buscar el sentido profundo de la vida, la razón por la cual vivimos, así como a desarrollar nuestros talentos para tal fin. Se trata, en definitiva, de arriesgarse a encontrarse y a ser uno mismo, alejado de los roles impuestos social o familiarmente.

Este periplo lo han experimentado muchas personas, sea en el campo de la ciencia, la espiritualidad, así como en cualquier otra disciplina. Recorrer ese camino implica un “despertar” para poder desarrollar ese héroe interior que todos llevamos dentro. En términos platónicos, sería como salir del mundo de las sombras para ingresar en el mundo inteligible donde se encuentra la idea del Bien.

Ambos mitos tienen su correlación en la Psicología Transpersonal, que distingue entre la “conciencia personal”, supeditada a la priorización de las vivencias en el mundo de los sentidos, y la “conciencia transpersonal” donde se experimenta una vinculación fraternal con todo lo existente que va más allá de las establecidas reglas morales.

En definitiva, se trata de una experiencia inefable que solamente pueden compartir aquellas personas que han experimentado el despertar de la conciencia, un proceso mental para dejar atrás la ignorancia y buscar la sabiduría, pues sólo el saber puede hacer a una persona libre. Y es que la máxima expresión de la libertad es revertir lo sabido en la propia humanidad, un sentido solidario y universal del conocimiento que se transmite desde la lucidez mental para mayor magnanimidad de la humanidad.


La aventura de entender a Clarice Lispector. Conversación con la investigadora Carolina Hernández Terrazas, autora de “La náusea literaria”

«La palabra tiene su terrible limite. Más allá de ese límite está el caos orgánico. Después del final de la palabra empieza el gran alarido eterno.» Clarice Lispector

«“Darle la mano a alguien fue lo que siempre esperé de la alegría” –está escrito sobre su lápida– […] una alegría que fue fundamental para ella a lo largo de toda su vida […] Una tarea que vivió y cumplió Clarice Lispector desde su escritura, desde su percepción de la realidad y de su creación de mundos propios para poder sobrepasar su existencia, una existencia que fue tocada por la náusea, que pudo superar a través de su literatura creando una náusea literaria.» Carolina Hernández Terrazas

clarice lispector

LA AVENTURA DE ENTENDER A CLARICE LISPECTOR

Conversación con la Dra. Carolina Hernández Terrazas, autora de La náusea literaria y doctora en Teoría de la literatura y literatura comparada por la Universidad de Barcelona

 

Carolina, tienes apenas 35 años y este es tu primer libro, un ensayo. Es justamente esta combinación de hechos lo que más me ha sorprendido y me ha alegrado, saber que hoy día hay editoriales que asumen la iniciativa de publicar ensayos rigurosos y además de autores jóvenes y noveles, como es tu caso.

Seguro que no hay muchas personas a las que el nombre de Clarice Lispector les diga algo. Yo misma la he descubierto gracias a ti. ¿Quién fue Clarice Lispector? ¿Por qué este ensayo sobre Clarice Lispector? ¿O sería mejor decir biografía literaria?

Clarice Lispector era Clarice-mujer, Clarice-madre, Clarice-periodista, Clarice-escritora, observadora del mundo; su mente no estaba quieta ni un segundo, cada momento aprehendiendo el mundo, viviendo el instante y luego escribiéndolo buscando la palabra exacta para describirlo.

Originaria de Ucrania, pero que nace en el viaje rumbo a Brasil, cuando su familia huía de los progromos. En 1943 se casa con el diplomático Maury Gurgel Valente y ese año publica su primera obra Cerca del corazón salvaje (Perto do coraçao selvagem). A partir de su casamiento comienza su vida de mudanzas por el mundo, al mismo tiempo de su producción literaria. De la misma manera comienza a colaborar en varias revistas firmando con pseudónimos. Después de su divorcio fija su residencia en Río de Janeiro junto con sus dos hijos: Pedro y Paulo y continúa con colaboraciones periodísticas en varios medios: Diário da Noite, revista Machete, etc. Y sigue escribiendo hasta que muere víctima de un cáncer el 9 de diciembre de 1977.

Clarice Lispector seduce. Como dice Elena Losada, cuando lees las primeras dos páginas, o bien, lo dejas porque no te gusta nada; o te atrapa, y no puedes parar de leer aunque tengas que leer dos o tres veces una misma página. A mí me ocurrió lo segundo, y por ello decidí emprender la aventura de intentar entenderla y “aprehenderla” a través de un ensayo, que es el género por el que mejor se expresan tus ideas, les das causas y consecuencias.

Dice la Doctora Elena Losada Soler en Mujeres y Literatura [Àngels Carabí y Marta Segarra Eds.], PPU, Barcelona, 1994, pp. 123-136., que Clarice Lispector sostuvo una dura lucha con las palabras, que volvía una y otra vez sobre el lenguaje. Que su obra es una constante reflexión sobre los límites de la palabra. En palabras de Elena Losada: “Clarice Lispector no crea palabras nuevas, retuerce las ya existentes hasta el límite de sus posibilidades: «Hay muchas cosas por decir que no sé cómo decir. Faltan las palabras. Pero me niego a inventar otras nuevas: las que existen deben decir lo que se consigue decir y lo que está prohibido.»

Háblame del lenguaje, Carolina, de las palabras, de la batalla de esta escritora con los límites del lenguaje, de su proceso creativo. Según ella: «No, no es fácil escribir. Es duro como partir rocas. Pero saltan chispas y astillas como aceros pulidos». ¿Qué había en esa necesidad de expresión y en la tentación del silencio que sostiene Elena Losada que encierra su obra?  

Se mueve en ambas dualidades, pero es al mismo tiempo su no querer comunicarse con el mundo real. A los personajes de Lispector les cuesta comunicarse con sus realidades y su mundo, ellos intentan explorar otra forma de conocerlo a través de su silencio, que es una forma de crear un mundo propio con sus códigos de comunicación. Ella misma define al silencio como un espacio de acontecimiento y agrego que es un elemento detonante de la náusea literaria, que desemboca en la necesidad de expresión, del proceso creativo.

Muchos críticos han hablado de Lispector como una “autora de silencios”: autora de “libros como gritos que gritan por lo que callamos y en nuestro silencio somos cómplices”, como menciono en mi libro. Es un silencio que tiene dos consecuencias, a nivel corpóreo y a nivel existencial. El primero tiene una relación con el personaje y el otro con el mundo, el momento en que entra en contacto con la otredad y su imposibilidad de comunicación.

La primera parte de La manzana en la oscuridad es la que mejor ejemplifica este estado. Trata del silencio como herramienta para la construcción de lo humano. Un hombre, Martín, huye de la ciudad tras cometer un crimen. Se refugia en un hotel que parece la línea de separación de los mundos, cruza esa línea y se encuentra huyendo en plena noche. Apenas sin conciencia de sí, desciende a un valle, descubre una hacienda y se queda en ella de manera pasiva. Se queda y se calla, parece ajeno a todo, mira: “Su gran silencio no era apatía. Era una profunda somnolencia en guardia, y una meditación casi metafísica sobre el propio cuerpo […]”.

Decía Clarice Lispector: «Escribo muy simple y muy desnudo. Por eso hiere”. Tal vez de ahí el título: La naúsea literaria, un título que sacude al lector y que le provoca, al menos esa ha sido mi sensación. De repente el título me ha hecho pensar en la novela filosófica de Sartre La naúsea. Quizá no sea casualidad esa asociación. ¿Qué podemos encontrar en La naúsea literaria?

El título viene motivado justo por la novela de Sartre y de hecho es un estudio comparado entre el existencialismo sartriano y el mundo clariceano. En la náusea literaria se puede encontrar el éxtasis melancólico necesario para poder salir de eso que se llama aburrimiento al que los seres humanos se enfrentan una y otra vez.

El éxtasis melancólico está relacionado con la epifanía en los personajes de Clarice Lispector. Como un proceso purificador. Sus personajes viven en plenitud la enfermedad melancólica: juegan a diseñar escenografías, dan rienda suelta a las paranoias de su imaginación literaria. En ese instante llega del exterior algo, un detonante que los desequilibra. Estalla un deseo poético de volver al orden y cuando lo consiguen (si lo logran) viene un placer tal que logran integrar su experiencia y se exaltan, se euforizan y esta es la epifanía, el éxtasis melancólico.

¿Qué ha supuesto para ti como investigadora y escritora bucear en su figura y obra?

Desde hace quince años tengo contacto con el proceso creativo, era periodista en México y, además de cubrir eventos sociales, culturales y deportivos, lo combinaba con la escritura de cuentos y de monólogos de teatro. Me sorprendí mucho al encontrar una literatura como la de Lispector y me dio mucha curiosidad el cómo de su escritura, además de compartir el aburrimiento que tenían sus personajes con mi experiencia personal. Durante la investigación aparté mi escritura creativa, pues el lenguaje académico te lleva a un mundo en el que no se permite la creatividad literaria. Sin embargo, la acogida de este trabajo, el poder quitarle el tono académico, el permitirme introducir un epílogo como el que tiene el libro; fue un impulso para quitar como una especie de costra que tenía en mi cabeza y corazón, para poder volver así al proceso creativo. Ahora mi libro, mi obra seguirá su camino; y yo, me concentro de nuevo en mi poiesis. Es decir, durante todos estos años he tenido obstáculos, retos y satisfacciones en dos ámbitos: tanto vivencial, como de conocimiento.

¿Has empezado a coquetear con alguna idea para tu próximo libro?

Sí, tengo varias ideas rondando por la cabeza. Al mismo tiempo que tengo dos ensayos sobre la mesa, en torno a la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz y sobre literatura juvenil y de adultas mujeres, también tengo la cosquilla de seguir creando teatro, en especial monólogos. Tengo uno que representé hace tiempo: Poiesis, que es de una chica que está embarazada psicológicamente y a partir de este detonante se cuestiona toda su existencia. Y otros más que están en vías de publicación.

¿Algo más que desees añadir?

Invitar a los que no conocen a Clarice Lispector a probarla un poco. Intentar leer dos páginas en un cuento, o de una de sus novelas; y si les gusta, que continúen la aventura, porque como digo en mi libro, leer a Lispector te invita a leer y vivir de otra manera. El mundo es el mismo que se presenta ante los ojos de cualquiera. Lispector nos induce a tomar esos instantes, y que se revelen ante nosotros. Su lectura nos incita a ser cómplices de la búsqueda de otro mundo, que todos podemos crear.

Carolina Hernández Terrazas
En fotografía promocional de Ismael Llopis ©

La náusea literaria, el ensayo de la Dra. Carolina Hernández Terrazas ha sido editado por Fórcola y cuenta con un prólogo de la Dra. Elena Losada Soler. Desde el trapecio de tinta celebramos e impulsamos esta publicación sobre Clarice Lispector y a su autora, que os animamos a descubrir.


Malabares de poesía y reflexión (10): En las junglas de cemento crecen flores humanas

La aventura de descubrir lo que nos rodea, de ir en busca del otro, pero también la aventura de descubrir el lenguaje y la comunicación, así es la escritura de Isabela Méndez: siempre buceando en las imágenes que evocan las palabras, el sentido que encierran, para llegar al otro.

Los textos de Isabela Méndez son una invitación a la aventura, especialmente sus twitts ilustrados. Textos hiperbreves, nacidos en Twitter, y que por su brevedad y minúsculo tamaño actúan como reclamo para iniciar la aventura de descubrir el relato que encierran.  Aventura urbana, el poema de Isabela que presentamos hoy, nació justamente así, de un twitt ilustrado: Flores humanas.

El comentario que el filósofo Amador Martos dedica hoy para la reflexión es también una invitación a emprender una aventura paralela: la aventura más aventura de todas, la de descubrir al otro y constatar que no estamos solos.

¡Feliz aventura!

TWIIT ILUSTRADO Y POEMA, por Isabela Méndez

“AVENTURA URBANA”

Flores-humanas

Twitt ilustrado: Flores humanas
Poema: Aventura urbana
Autora del twitt, poema y dibujo: Isabela Méndez ©
Título del dibujo: Flores humanas (técnica mixta)

LA REFLEXIÓN, por Amador Martos

“SOCIEDAD LÍQUIDA”

Vivimos en sociedades industriales y tecnológicas que nos ofrecen muchas comodidades, tantas que se puede trabajar, comprar y contratar cualquier servicio gracias a Internet. El sistema de producción está pensado para llevar una vida rápida, de inmediatez, de avidez por saciar los sentidos. Esa vorágine de consumismo y de un estilo de vida individualista y solitario ha erosionado paulatinamente las relaciones sociales y familiares.  Un modus vivendi que ha sido descrito por el sociólogo Zigmunt Bauman como “sociedad líquida”.

La tesis de Bauman es que vivimos en una “sociedad liquida” sin compromiso duradero entre sus miembros y, por tanto, con un modelo de amor “confluente”, que dura hasta que se acaba el interés de una de las dos partes. A la pregunta de “¿Por qué los hombres de hoy parecen incapaces de amar para siempre?”, Bauman responde: “Porque vivimos en una sociedad que se ha modelado en torno al usar y tirar, al deseo de consumir, a la ausencia de responsabilidades. El consumo como medida de nuestras acciones no favorece la lealtad y la dedicación hacia el otro. Al contrario, apoya una visión de la vida en la que se pasa de un deseo a otro, en la que se abandona lo viejo por la novedad. La cláusula “si no queda satisfecho le devolvemos su dinero”, se ha convertido en el paradigma de toda relación. Esto acaba, también, con el amor”. Entonces el otro deja de ser un fin en sí mismo, como quería Kant, y se convierte en un medio para sí mismo.

La vertiginosa rapidez de los cambios sociales ha debilitado los vínculos humanos. Los potentes lazos que antaño mantenían nuestros antepasados ahora se han convertido en provisionales y frágiles. Así, la felicidad se ha buscado en la inmediatez, en lo individual, en la competitividad, y ha desplazado la solidaridad social, los afectos y las relaciones comunitarias. Sin embargo, paradójicamente, el ser humano no está preparado para vivir en soledad, pues necesita el afecto y la compañía de sus semejantes. Ello se ha notado especialmente en la crisis económica que padecemos: la solidaridad ha aflorado mediante los movimientos sociales y el apoyo de las familias en momentos de grandes dificultades como los desahucios y el desempleo. La actual crisis económica evidencia un anacronismo: hay gentes sin casa y casas sin gentes. Algo no funciona bien en el ámbito económico y político cuando las ciudades expulsan a sus habitantes por medio de desahucios. Los ciudadanos tenemos el deber de recuperar nuestros pueblos y ciudades por y para las personas.

Más que nunca nos necesitamos los unos a los otros. Como certeramente dijera el erudito alemán Karl Wilhelm Von Humboldt: “En el fondo, son las relaciones con las personas lo que da sentido a la vida”.


El particular “Discurso del método” en versión siglo XXI del filósofo Amador Martos

Amador Martos, filósofo colaborador de este blog, recibió hace escasamente unos meses la noticia de que un ensayo suyo había sido publicado en la revista científica Journal of Transpersonal Research.

Dice Amador Martos que es la insaciable necesidad de saber la que convierte al que se hace preguntas en un filósofo. Y yo creo que esa tesis se le ajusta como un guante a medida. Él es ante todo un ser ansioso de conocimiento.

A raíz de la publicación de su artículo intercambiamos correos y algunos de ellos empezaron a amenazar con convertirse en algo «ligeramente» parecido a los diálogos socráticos, pues las preguntas no cesaban y se hacían persistentes. Desembocamos en una incesante charla a través del correo electrónico en la que yo le planteaba mis inquietudes sobre la situación y el lugar que ocupan las humanidades en la educación y la sociedad actual. Y poco a poco hubo una pregunta que empezó a transformarse en casi un reproche “Amador, dime: ¿dónde están los filósofos hoy?”.

Llegados a ese punto de diálogo tenaz, se me ocurrió proponerle este cuestionario sobre todos esos asuntos, así, no solo yo, más personas podrían también escuchar su reflexión y su pensamiento.

¡Hoy la filosofía se sube a la barra del trapecio! Lo que sigue es la presentación del particular “Discurso del Método” de Amador Martos en versión siglo XXI.

INNER JOURNEY

 

5 REFLEXIONES  del filósofo AMADOR MARTOS acerca de su particular “DISCURSO DEL MÉTODO EN VERSIÓN SIGLO XXI”

1. REFLEXIÓN a la pregunta:  ¿Qué lugar ocupa la filosofía hoy en la sociedad?

Lamentablemente, no ocupa el lugar que se merece. De las grandes preguntas de la filosofía han surgido las grandes respuestas de la cultura humana, hasta llegar al advenimiento tecnológico en la actualidad. Sin embargo, el acervo científico ha quedado secuestrado por el economicismo neoliberal: el saber se ha puesto al servicio de los intereses privados y no del bien común. La filosofía es, ante todo, hacerse preguntas sobre la existencia, la moralidad y el devenir de la humanidad, todo lo cual no interesa al aparato ideológico que gobierna al mundo bajo el control del dinero. Las élites dominantes (grandes bancos internacionales, multinacionales y partidos políticos de orientación neoliberal) no tienen el más mínimo interés en que las masas piensen por sí mismas hasta adquirir un pensamiento crítico. Así es como podemos contemplar que el ministro Wert acentúe los recortes en filosofía y las humanidades en general, y potencie las formaciones profesionales que sólo sirven para los intereses de la producción capitalista dirigida desde la élite. En base a esa distorsión ideológica, Wert pretende suprimir la Historia de la Filosofía como asignatura en segundo de Bachillerato, así como la Ética en cuarto de la ESO, prima hermana de la Filosofía.

En suma, estamos ante una guerra ideológica, y no es casualidad que asistamos a los recortes en educación, y a los del Estado del Bienestar en general, que afectan sobre todo a las clases populares pero nunca a los intereses privados de los ricos. Se está desmantelando el Estado, un bien común que es de todos, para beneficio de los intereses privados de una minoría. En esa guerra ideológica, las humanidades, y la filosofía en particular, están siendo diluidas, se las está haciendo desaparecer del horizonte para el planteamiento de las cuestiones trascendentales que actualmente necesita repensar la humanidad. La esfera mundial está dominada por el mal llamado “pensamiento único neoliberal”, cuya intencionalidad es impregnar del valor dinerario a todo en la vida. Cuando la vida es pensada sólo en términos de un valor económico, asistimos a la actual decadencia de la civilización con una crisis ecológica y humana sin precedentes en la historia y, con ello, nos dirigimos hacia un generalizado nihilismo.

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Ante estas sombrías expectativas de futuro, sobre todo con el elevado índice de paro en los jóvenes, las humanidades y la filosofía son hoy más necesarias que nunca para repensarnos como personas, como sociedad y como civilización. En este sentido, están surgiendo movimientos y asociaciones (Asociación de Filosofía Práctica de Cataluña, a la cual pertenezco) que, casi imperceptiblemente, están retomando el reto de darle a la filosofía el lugar que le corresponde. Uno de estos movimientos es el del asesoramiento filosófico, cuyo iniciador a nivel mundial ha sido Lou Marinoff,  quien ha cosechado un gran éxito de ventas con las obras Más Platón y menos Prozac, Pregúntale a Platón, El ABC de la felicidad y El poder del Tao. La filosofía es en nuestros tiempos más necesaria que nunca como una disciplina para ayudar a adquirir una conciencia social activa que ayude a disolver los conflictos del día a día.

Entrevista ilustrativa: Entrevista a la filósofa Marina Garcés, Profesora de Filosofía en la Universidad de Zaragoza.

2. REFLEXIÓN a: En estos momentos, ¿qué lugar ocupan las humanidades en la educación?

La Educación debería ser un bien público y un derecho universal, lo cual no es considerado así por los partidos políticos de clara orientación neoliberal (como el Partido Popular). Así, mediante el proyecto de ley LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa), que modifica la LOE (Ley Orgánica de Educación), se sustituye la obligación que tiene el Estado de garantizar una educación a todos los ciudadanos por una actividad educativa orientada principalmente al servicio del tejido productivo empresarial. Así es como quieren fomentar el “espíritu emprendedor” y la formación para el empleo. Es decir, se obvia una formación integral de las personas donde las humanidades ocupan un lugar central para desarrollar al máximo las capacidades de cada estudiante, su espíritu crítico y su capacidad de análisis. Al retirar del currículo materias como la Filosofía o la Música, por ejemplo, se discrimina la oportunidad de los niños de acceder al saber universal así como a desarrollar sus verdaderas potencialidades internas al no considerar dichas actividades como útiles para el sistema productivo.

La política educativa que defiende el Partido Popular (de claro corte neoliberal) es crear buenos empresarios y productores de bienes y servicios, pero no buenas y mejores personas para lo cual las humanidades juegan un papel trascendental. Las humanidades son imprescindibles para que una persona sepa de dónde viene, hacia dónde va y qué hacer con su vida desde una comprensión global humanista.

La prueba más evidente de la orientación ideológica en la política educativa, es que se ha suprimido la asignatura “Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos”, y en su lugar se potencia la religión en las escuelas, a pesar de ser España un país constitucionalmente laico. Las humanidades, dentro del marco educativo, están siendo zarandeadas según el vaivén político de turno. En España es necesario un gran pacto educativo donde las humanidades ocupen un lugar central para desarrollarnos como personas y como sociedad. En este sentido, tenemos mucho que aprender de los sistemas educativos del norte de Europa y de Finlandia, en particular. La sociedad española es un reflejo de nuestro deficiente sistema educativo. Por tanto, urge recuperar un pensamiento humanista en el sistema educativo para repensarnos como una sociedad que debería prepararse para los grandes retos que nos depara el futuro.

CHILDHOOD

VIDEO ILUSTRATIVO del  Doctor en educación por la Universidad de Londres, Sir Ken Robinson, considerado un experto en asuntos relacionados con la creatividad, la calidad de la enseñanza, la innovación y los recursos humanos.

3. REFLEXIÓN a la pregunta: ¿Donde están los filósofos y los pensadores hoy?

Para responder a esta pregunta, creo pertinente tomar prestadas algunas palabras del filósofo Javier Gomá Lanzón, quien se pregunta en un artículo publicado en El País-Cultura: ¿Dónde está la gran filosofía?

Desde sus orígenes, la misión de la filosofía ha sido la proposición de un ideal. Y la gran filosofía es la ciencia del ideal de conocimiento exacto de la realidad y de una sociedad justa. Un genuino ideal aspira a ofrecer un sentido unitario, intemporal, universal y normativo. El gran ideal filosófico debe proponer una síntesis feliz tanto para los individuos como para la colectividad, integrando elementos heterogéneos y hasta contrapuestos y proyectándolos más allá de su contexto histórico y concreto por su carácter de intemporalidad y universalidad. Además, dicho ideal debería señalar un objetivo moral que despierte en los ciudadanos un interés para reconocerse en la hermosa y noble perfección de quien participa de la naturaleza.

La filosofía contemporánea ha incumplido con su misión de proponer dicho ideal a la sociedad de su tiempo y al ciudadano que participa de la democracia de la cultura. Las universidades se han quedado sin iniciativas en el aporte de un gran ideal filosófico regenerador y explicativo para una civilización en crisis de identidad. En ausencia de ese gran ideal, la filosofía ha sido permutada por la historia de la filosofía que se imparte en las universidades. Así, la filosofía se ha quedado huérfana de un marco comprensivo general que sólo un gran ideal puede proporcionar.

La modernidad ha desembocado en diversas propuestas hermeneutas (en diferentes interpretaciones de la realidad, propuestas ideológicas de esa misma realidad, siempre heterogéneas, alejadas de una concepción unitiva de la vida) y en denuncias del sistema capitalista pero sin aportar una visión que dé sentido a la experiencia individual en su interrelación social. No hay ningún aporte consistente en la proposición de un ideal en el sentido de hacer una gran filosofía. El progreso moral colectivo sólo puede edificarse sobre un gran ideal pues, sin éste, nuestra civilización está condenada a conformarse con el orden plutocrático establecido. La filosofía necesita recuperar la gran filosofía, la que debe proponer un ideal cívico que despeje el oscuro horizonte de la actual civilización y el futuro de las generaciones venideras. En este sentido, hay muy pocos filósofos con esa capacidad de retornar al pensamiento humanista, a la idealización de la vida humana, en definitiva: pretender ser una expresión de la gran filosofía cuya ciencia debería ser el conocimiento exacto de nuestra realidad para ofrecer un sentido unitario y universal de la existencia humana.

No obstante la anterior reflexión, a mi parecer, en la actualidad, una gran figura de la filosofía contemporánea es Ken Wilber, un pensador poco conocido en España pero con un enorme prestigio internacional, con muchas de sus obras traducidas a más de veinte idiomas. La esencia de su pensamiento es haber aunado la sabiduría de la filosofía oriental con la pragmática racionalidad occidental, todo un reto para el devenir de nuestra civilización: integrar la racionalidad con la espiritualidad. Mi pensamiento filosófico se inspira en este inconmensurable pensador comparable a Kant o Platón.

FULL MOON MEDITATION

4. REFLEXION a dos preguntas: ¿Qué es ser consciente? ¿Qué lugar ocupa la conciencia en nuestras vidas?

Comenzaré respondiendo a la segunda pregunta, desde una  perspectiva del proceso evolutivo de la conciencia a través de la historia. El estudio de la conciencia está adquiriendo cada vez mayor importancia desde el ámbito de la filosofía así como de la ciencia. El citado Ken Wilber es el filósofo, por antonomasia, que ha estudiado, investigado y publicado importantes trabajos acerca de la conciencia. En el plano científico también existe ese interés, pues al decir del emérito profesor Roger Penrose: “En la era de la física cuántica, el reto más inmediato de la ciencia es descubrir en qué consiste la conciencia y cuál es su papel en el universo”. La conciencia se hace cada vez más cognoscible a sí misma a través de la historia.

El estudio de la conciencia humana ha sido objeto de investigación muy reciente en la historia del pensamiento y de la ciencia, siendo, como he citado anteriormente, el filósofo Ken Wilber un destacado estudioso de ella. Los desarrollos de las ciencias psicológicas también han ayudado en este sentido: el Psicoanálisis, el Conductismo, la Psicología Humanista y la Psicología Transpersonal. Esta última trata del estudio de los potenciales más elevados de la humanidad y del reconocimiento, comprensión y actualización de los estados de conciencia unitivos, espirituales y trascendentes. El término transpersonal significa “más allá” o “a través” de lo personal y se refiere a las experiencias, procesos y eventos que trascienden nuestra limitada sensación habitual de identidad y nos permiten experimentar una realidad mayor y más significativa. Con la psicología transpersonal, se ha iniciado un camino esperanzador de trascendencia de la conciencia egóica hacia la espiritualidad o “transpersonalidad”. En la conciencia transpersonal es donde se experimenta una vinculación fraternal con todo lo existente que va más allá de las establecidas reglas morales. Y es dentro de dicho marco histórico que tiene razón de ser mi artículo publicado en el Journal of Transpersonal Research, una revista internacional que promueve el estudio de la investigación en Psicología y Psicoterapia Transpersonal y cuyo interés principal es la publicación de investigaciones experimentales y empíricas, para contribuir a la integración de lo “transpersonal” en la psicología académica. Mi artículo en cuestión se titula “La evolución de la conciencia desde un análisis político, social y filosófico-transpersonal” (version descargable en PDF)

Volvamos ahora a la primera pregunta: ¿qué es ser consciente? Nos adentramos aquí en el psicologismo de las personas. Ser consciente es un proceso evolutivo de la conciencia a través de la existencia. En una primera instancia, es un proceso biológico que ha dado lugar a la organización de los seres vivos en la continua producción de sí mismo (autopoiesis). En esa evolución biológica de la conciencia se ha producido la diferenciación de las diversas formas de conciencia observables en la naturaleza, desde las plantas, pasando por las innumerables especies animales, hasta llegar al hombre: el animal racional en la cumbre de la naturaleza. Pero, a la vista de la imperante decadencia civilizadora con una profunda crisis ecológica y humanitaria, hay fundados motivos para pensar que el actual estadio de la conciencia humana se halla lejos de la profundidad holística que propugna toda evolución natural. La racionalidad humana es un estado de conciencia exenta de moralidad a la vista de cómo estamos destrozando el planeta: es un contrasentido holístico, pues formamos parte de la naturaleza, y si la destruimos nos aniquilamos a nosotros mismos. Esa conciencia racional está lidiando con la conciencia moral a nivel global, imperceptiblemente naciente en multitud de personas y organizaciones que apuestan porque otro mundo sea posible.

En ese contexto descrito, es imperativa una de las máximas de Kant: Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca solo como un medio. Si toda persona se aplicara dicha máxima, se podría reorientar el rumbo de la humanidad. En este sentido, el trabajo de cada cual es de extrema importancia para evolucionar conscientemente hasta lograr la felicidad, no sólo para sí mismo de un modo egoísta sino, eminentemente, para la humanidad entera. Dicha perspectiva implica la visión “transpersonal” antes aludida. Por tanto, la tarea más urgente que tiene por delante la humanidad es promover la educación, la economía y la política hacia la consolidación del bien común y no, como en el actual estadio histórico, en la individualidad y el egoísmo de cada persona, estado o continente. Por ende, sobre todo lo expuesto hasta aquí, el actual paradigma en el que se halla la humanidad consiste en la integración de las conciencias personales en una mayor y nueva conciencia colectiva que priorice el bien común, una tesis conceptuada como un segundo renacimiento humanístico en mi artículo antes mencionado del Journal of Transpersonal Research.

Concluyendo, la racionalidad individual que eclosionó tras el primer renacimiento humanístico, allá por los siglos XV y XVI, está dando paso a un segundo renacimiento humanístico consistente en la integración de las conciencias personales hacia una conciencia colectiva “consciente” de su poderío racional y de su potencial espiritualidad (entiéndase el término “espiritualidad” en el más amplio sentido de “intersubjetividad kantiana”, es decir en el más puro sentido de las relaciones humanas que tan bien expresó Kant de un modo racional, nada que ver ni con la religión ni con el movimiento “new age”). Y en esa labor, cobra especial interés la evolución consciente de cada uno de nosotros ante los desafíos ecológicos, económicos, políticos y sociales que nos depara este siglo XXI. Todo un reto para reivindicar, más que nunca, el papel de filosofía, no en los estantes de las bibliotecas, sino en la propia conciencia de las personas, un trabajo evolutivo nada fácil pero imprescindible. Para tal fin, es imperativo adquirir un pensamiento crítico que permita salir de la moderna esclavitud en que el sistema capitalista de producción tiene subyugada a la humanidad, un trabajo de introspección que debemos realizar individualmente en el plano psicológico para que sea repercutido posteriormente en la sociedad.

5. REFLEXIÓN a las preguntas: ¿Qué es el pensamiento crítico? ¿Y cómo se puede fomentar desde la adolescencia?

Respecto a lo que es el pensamiento crítico daré, en primer lugar, una opinión personal desde mi propia experiencia. Luego, en segundo lugar, haré una referencia al cultivo del pensamiento crítico mediante una metodología didáctica.

En primer lugar, la opinión personal. En el más estricto sentido de la mayéutica socrática, el pensamiento crítico se va adquiriendo con la técnica persistente de la pregunta. La mayéutica se basa en la capacidad intrínseca de cada individuo de llegar a descubrir la verdad oculta en el interior de uno mismo. Esta técnica es la utilizada por Sócrates: mediante las preguntas al interlocutor, va desmontando las falacias, las equivocaciones y la falta de saber del contrincante en determinadas cuestiones. A través de las preguntas y la reflexión, reconduce a la otra persona al saber que posee dentro de sí, pero que desconocía. En este sentido, es una interactuación reflexiva entre dos personas cuyo método cognitivo es dirigido por la técnica mayéutica del filósofo. Pero ese proceso también es válido, a mi entender, para el dialogo subjetivo consigo mismo. Es esa insaciable necesidad de saber la que convierte al que se hace preguntas en un filósofo.

En mi caso personal, y tras muchos años sin comprender nuestro difícil mundo contemporáneo, a pesar de hacerme incontables preguntas desde muy joven, llegué a la conclusión de que era necesario hallar un “mapa sociológico” que diera razón del actual estado de civilización de la humanidad, con sus virtudes y sus defectos, para poder ubicarme existencial, racional y humanamente ante el caos cognitivo de nuestra sociedad. Dicho “mapa sociológico” forma parte de mi artículo “La evolución de la conciencia desde un análisis político, social y filosófico-transpersonal”. Una vez aclarado ese panorama social, económico y político, era imperativo hallar también un “mapa psicológico” para progresar adecuadamente dentro de un equilibrio racional a la vez de emocional. Dicho “mapa psicológico” también forma parte del trabajo antes citado. Ambos “mapas” tienen la virtud de emular la metodología de la duda racional empleada por Descartes en su obra el El discurso del método.

El discurso del método es una de las primeras obras de la filosofía moderna. En ella se defendía la ruptura y la destrucción del viejo mundo medieval y la configuración de otro nuevo, el mundo de la Edad Moderna. En especial, planteaba la necesidad de fomentar una actitud de investigación libre, alejada de los argumentos de la decadente tradición escolástica que se enseñaba todavía en las universidades y que Descartes había aprendido y de la que había comprendido su inutilidad. Siguiendo el mismo paralelismo que Descartes, opino que nuestro actual mundo globalizado está obsoleto y agotado por un nefasto neoliberalismo, expoliador de los recursos planetarios y causante de las miserias humanas. Con Descartes se inició una era conocida como Racionalismo, que siglos después ha desembocado en un racionalismo al servicio de la plutocracia, perpetuando una esclavitud que confina a las mentes carentes de pensamiento crítico al ostracismo intelectual o caverna platónica. Ante tal coyuntura, se presentaba como apremiante establecer mi propio Discurso del Método, pero en versión siglo XXI, más que nada para no caer en la locura. Y el resultado ha sido la publicación de dicho artículo por la revista internacional Journal of Transpersonal Research.

Evidentemente, la anterior exposición es una explicación muy sui génesis a partir de mis propias inquietudes para lograr mi personal cuestionamiento crítico. Sin embargo, el pensamiento crítico, hoy en día, es objeto de una metodología didáctica. En este sentido, recomiendo una guía disponible en este enlace:

http://www.criticalthinking.org/resources/PDF/SP-ConceptsandTools.pdf

En esencia, en ella, se nos provee de los elementos para hacer evolucionar el pensamiento crítico por progresivas etapas cognitivas:

1- Pensador irreflexivo (No somos conscientes de problemas en nuestro pensamiento)

2- Pensador retado (Nos enfrentamos con problemas en nuestro pensamiento)

3- Pensador principiante (Tratamos de mejorar pero sin práctica regular)

4- Pensador practicante (Reconocemos la necesidad de práctica regular)

5- Pensador avanzado (Avanzamos según seguimos practicando)

6- Pensador maestro (Los buenos hábitos de pensamiento se vuelven parte de nuestra naturaleza)

Vayamos ahora a la segunda pregunta inicial: ¿Y cómo se puede fomentar desde la adolescencia?

Aquí, como hemos explicado anteriormente, nos encontramos con un problema social endémico, pues la educación española no está concebida como un bien común como puede serlo en Finlandia. No me refiero al derecho de una educación pública, actualmente en vía de ser desmantelada, sino a los contenidos curriculares. En España, la educación está ideologizada políticamente y no se postula como el eje transversal de la sociedad. Por tanto, promover el pensamiento crítico desde la adolescencia va a depender en gran medida de la capacidad de los propios padres en fomentar dicho espíritu crítico, ya sea a nivel personal, o eligiendo los conductos educativos a tal efecto. En ese sentido, hay una corriente de las llamadas “escuelas activas”, cuya educación está orientada a potenciar todas las virtudes y valores de los niños y adolescentes durante todo el proceso educativo a lo largo de los años. Una de estas escuelas activas son las denominadas “Escuelas Waldorf”. Más que explayarme o repetir argumentos, prefiero remitir a los siguientes enlaces que dejan bien claro cuál es la metodología empleada por el sistema educativo Waldorf para potenciar el pensamiento crítico:

http://www.colegioswaldorf.org/index.htm

http://www.abc.es/familia-educacion/20130417/abci-educacion-alternativa-escandinavo-waldorf-201304021330.html

También, desde el ámbito de la filosofía, hay iniciativas sumamente interesantes para iniciar a los estudiantes en el pensamiento crítico, como El Centro de Filosofía para Niños.

Para concluir, pienso que el desarrollo del pensamiento crítico recae en última instancia en los mayores, quienes con su ejemplo deben fomentar la actitud inquisitiva  y nunca conformista de los adolescentes. Vivimos en una sociedad donde los medios de comunicación impiden precisamente el desarrollo del pensamiento crítico, y por ahí habría que comenzar la labor, por retrotraerse del ensimismamiento mediático para recuperar la capacidad autónoma del propio pensamiento. De dicha actitud, en última instancia, dependerá que seamos personas libres o esclavas de un sistema capitalista que fragmenta a los individuos y los confina a vivir en el individualismo, persiguiendo su propio egoísmo en vez de la solidaridad y el bien colectivo.

La humanidad se halla ante tres importantes cambios de paradigma:

– A nivel psicológico: trascender la  conciencia personal hacia la conciencia transpersonal.

A nivel sociológico: pasar del neoliberalismo al altermundismo.

A nivel filosófico: dejar atrás la filosofía tradicional y abrazar la filosofía transpersonal.

THE MAGIC DOOR

Tantos cambios que nos esperan a nivel social, económico y político, van a depender en última instancia de la capacidad crítica de todos nosotros en repensarnos como especie racional con la mirada puesta en una nueva espiritualidad que priorice el bien común, y para ello, la educación jugará un papel trascendental para que la noosfera resplandezca por sí misma más allá de la importancia dada por nuestra civilización al dinero.


Malabares de poesía y reflexión (9): Reivindicando al payaso, el poeta en acción

Parafraseando a Henry Miller para quien «el payaso es el poeta en acción» este mes junto a la actriz y escritora Isabela Méndez y al filósofo Amador Martos reivindicamos al payaso. Porque asociadas al payaso van la alegría y la tristeza, las dos caras de la moneda: la vida.

¿Qué es un payaso? Un payaso es un corazón al descubierto, un ser que celebra y asume la vida en todas sus facetas. Caroline Dream afirma con poderío que «los payasos no son personajes, son personas, los mas humanos de los seres humanos«.

¡Seamos más payasos, seamos más humanos!

EL ESCRITO, por Isabela Méndez

“VENTAJAS DE SER PAYASO”


Título del escrito: Ventajas de ser payaso © ®
Título del dibujo: Yapasos (Técnica mixta) © ®
Palabra y pincelada de Isabela Méndez © ®

De noche el payaso tiene consigo la mejor estrella,
abre surcos y agujeros en lo oscuro,
hace flor su pensamiento,
riza el viento con sus ojos
y entre migajas que escaparon a los relojes consigue alimento.

El payaso vive las horas desde adentro. Él es el tiempo de la risa, del llanto que dormita entre la gente, del cansancio que sucede al bullicio.

El payaso es espejo de sí mismo
sin temor a su reflejo,
hace guirnaldas con la tristeza,
deja desnuda su rabia,
se burla de sus errores y los convierte en aciertos.

Al payaso se le perdona ser franco cuando señala nuestro punto flaco.

Si todos fuéramos payasos, iríamos sin armadura por la calle, nos permitiríamos vestir a nuestro aire, besar y abrazar sin buscar un momento señalado para hacerlo, reír cuando apetece con estruendo, no explicar porqué estamos cabizbajos, admitir el miedo, gritar cuando se desea, hablar solos y cantar en los espacios públicos o a un amigo imaginario, no pedir excusas cuando al salir del baño se nos olvidó subir la cremallera.

Brindo por un mundo de Payasos, en el que se considere normal aquello que tanto nos preocupa esconder de nuestra especie de “señores y señoras domadas” de “gente bien” y seria.

Cuando salga con una pantufla por monedero y use mi nariz roja no solo en escena sino en las diligencias diarias, cuando haya ascendido al nivel de “Payasa a tiempo completo”, ya no me encontrareis en esta tierra, seguro estaré flotando en la galaxia de la paz interior.

Ya no me entoncrareis en esta rrieta, segudo estadé toflando en la lagaxia de la zap inretior ….

LA REFLEXIÓN, por Amador Martos

“LA MÁSCARA”

Desde muy pequeño, y también de mayor, he sentido una gran fascinación y un profundo respeto por los payasos. Y no sólo por su capacidad de hacer reír o aportar alegría en un mundo gris, véase en este sentido el trabajo realizado por Payasos sin fronteras, una Organización No Gubernamental española sin ánimo de lucro cuyo objetivo es mejorar la situación psicológica de las personas inmersas en zonas de conflicto alrededor del mundo. El gran mérito del payaso es su capacidad de ser transparente en sí mismo, para sí mismo y para los demás. Ese gracioso actor tiene la rara habilidad de conectar y penetrar emocionalmente en el psicologismo de las personas. Vendría a ser como un psicólogo de las emociones, como un curandero de nuestros males interiores que sana mediante la risa.

¿Por qué necesitamos las personas del payaso, del psicólogo, de los libros de autoayuda y de las diferentes psicoterapias para reencontrarnos con nosotros mismos? Porque para relacionarse con los demás, la sociedad enseña a cada individuo unos patrones de percepción y comportamiento así como un sistema de creencias que podemos llamar personalidad (que en griego significa “máscara”). Esta máscara se interpone entre lo que somos —pura conciencia— y el mundo social. Por desgracia, perdemos la conciencia de nuestro origen sin forma, identificándonos con el instrumento que hemos ido creando como necesidad de adaptación social, considerando a la personalidad como nuestro yo.

Esa máscara social es la que nos impide ser igual de transparente y expresivo que el payaso. Pero quien sepa dar un paso más allá (trans) de ese disfraz, expandiendo su conciencia hacia la dimensión espiritual de la naturaleza humana, accederá a un potencial de crecimiento y autorrealización jamás soñado: pisará un terreno conocido como lo “transpersonal”. El término “transpersonal” significa “más allá” o “a través” de lo personal, y se refiere a las experiencias, procesos y eventos que trascienden nuestra limitada sensación habitual de identidad y nos permiten experimentar una realidad mayor y más significativa. El estudio de esos potenciales más elevados de la humanidad y del reconocimiento, comprensión y actualización de los estados de conciencia unitivos, espirituales y trascendentes son objeto de estudio mediante la psicología transpersonal que, mediante métodos y aplicaciones terapéuticas, ayuda a trascender el ego y sanar así los posibles problemas psicológicos que nos limitan de forma consciente o inconsciente.

Así, el reto de cada cual es identificar cuál es la máscara que le impide ser genuínamente auténtico, transparente en sí mismo, para sí mismo y para los demás, como un payaso, para conectar emocionalmente y experimentar una compenetración profunda con la existencia y la vida.


Malabares de poesía y reflexión (8): Es tiempo de ser agua

«Si amas la vida, no pierdas el tiempo,

de tiempo esta hecha la vida

Bruce Lee

De un tiempo a esta parte las casualidades salen a mi encuentro. Lo hacen de las más diversas formas, y a veces provocan en mi algo parecido a una sensación eléctrica, como un cortocircuito.

Un día alguien me dijo que en eso justamente consiste la vida, que esa es la magia que nos rodea.  Y yo me pregunto entonces por qué solo somos capaces de percibirla en ocasiones puntuales, y de un modo tan extraño, como una ráfaga que se cuela en nuestras vidas.

¡Cuánto me gustaría poder escuchar a Cortázar hablar de ello! En sus relatos esa clase de magia está todo el tiempo. Aludía a ella de este modo: «Ese sentimiento de lo fantástico, como me gusta llamarle, porque creo que es sobre todo un sentimiento e incluso un poco visceral, ese sentimiento me acompaña a mí desde el comienzo de mi vida, desde muy pequeño, antes, mucho antes de comenzar a escribir, me negué a aceptar la realidad tal como pretendían imponérmela y explicármela mis padres y mis maestros. Yo vi siempre el mundo de una manera distinta, sentí siempre, que entre dos cosas que parecen perfectamente delimitadas y separadas, hay intersticios por los cuales, para mí al menos, pasaba, se colaba, un elemento, que no podía explicarse con leyes, que no podía explicarse con lógica, que no podía explicarse con la inteligencia razonante

Os invito a que os sumerjáis en la lectura de este cuento-poema de Isabela Méndez y a que dediquéis unos minutos a la reflexión que propone el filósofo Amador Martos.

¡Llegó el tiempo de ser agua!

EL POEMA, por Isabela Méndez

«LAS HORAS»

Título del poema: Las horas
Título del dibujo: La maga
Técnica mixta con papel teñido a mano
© Isabela Méndez

Danzo las horas
los segundos que llueven del reloj,
no quiero paraguas
me moja este tiempo
un presente lleno de huellas
de quienes han marchado
de quienes vendrán.

Todo está aquí
las rosas y las espinas
el espejo, la sombra
el cuenco, la matriz
los charcos, los barcos
las anclas, los peces.

Cada latido es un pez
abriéndose espacio en el mundo.

Yo danzo el silencio
palpo la rosa
respeto la espina
río en el espejo
beso la sombra
lleno el cuenco
honro la matriz
salto en los charcos
tallo poemas en las proas de los barcos
y baño con lágrimas sus popas,

levo anclas
o las veo sumergirse,
penetrar lo insondable,

y los peces,
los peces
que sigan abriéndome paso
para bailar el presente.

LA REFLEXIÓN, por Amador Martos

«FLUIR CON EL PRESENTE»

El misterio de la vida está escrito en la naturaleza, pero pocos son los afortunados en saber interpretar su lenguaje. Matemáticos, filósofos, biólogos, astrónomos, físicos, médicos, psicólogos, todo investigador en general, pretende descifrar el código oculto de la mágica presencia de la vida. Todo está a la vista, pero pocos saben mirar. La inquisitiva mirada hacia el presente es lo verdaderamente primordial. En nuestro presente está cifrado el pasado. Y de nuestro presente saldrá escrito el futuro. En el aparente caos de la naturaleza, siempre hay un maravilloso orden pendiente de ser descubierto. Por tanto, fijemos la mirada en el aquí y el ahora, pues el secreto de la vida está ante nosotros.

Que la vida fluya según un orden natural que se va desvelando en los sucesivos instantes de la presencia, presupone un lenguaje subyacente que los biólogos Maturana y Varela, en 1971, denominaron autopoiesis, para designar la organización de los sistemas vivos, no sólo a nivel biológico sino también a escala social y hasta en la conciencia. La ciencia se acerca cada vez más a los límites del universo físico. Al decir del emérito profesor Roger Penrose, “en la era de la física cuántica, el reto más inmediato de la ciencia es descubrir en qué consiste la conciencia y cuál es su papel en el universo”. Dicha actitud científica evidencia una cuestión que Einstein, hace décadas, ya anticipó: “Cada día sabemos más pero entendemos menos”. La prueba de ello es que la posmodernidad es una época de la humanidad que conjuga grandes avances tecnológicos y sociales y, sin embargo, evidencia la fragmentación del individuo y su desacoplamiento con la vida y la naturaleza. Así es como surge el concepto de hiperrealidad para denominar la incapacidad de la conciencia de distinguir la realidad de la fantasía, especialmente en las culturas posmodernas tecnológicamente avanzadas. ¿Por qué se pierde el hombre a sí mismo? Precisamente, como iniciábamos este comentario, porque el misterio de la vida está escrito en la naturaleza, pero pocos son los afortunados en saber interpretar su lenguaje. Entonces, ¿qué conviene hacer?

No hay una respuesta universal sobre ello pero, los filósofos “espirituales”, concordamos en que hay que ser conscientes de los eventos y experiencias que se presentan ante nuestra conciencia y que conviene analizar e interpretar correctamente. Si, como hemos dicho anteriormente, la vida fluye según un orden natural que se va desvelando en los sucesivos instantes de la presencia, a lo que la ciencia todavía no ha dado una respuesta definitiva, solamente resta a cada uno de nosotros estar atento a la película de la vida y saber leer el guión entre líneas. Cuando esa rara habilidad se va convirtiendo en el arte de saber interpretar el aquí y el ahora, vamos descubriendo poco a poco el lenguaje de la sincronicidad que se desvela en la naturaleza de los hechos. Sincronicidad es un término acuñado por Carl Gustav Jung para aludir a “la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera acausal”. En sus propias palabras: “emplearé el concepto general de sincronicidad en el sentido especial de una coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal, cuyo contenido significativo sea igual o similar. Para evitar malentendidos lo diferenciaré del término sincronismo, que constituye la mera simultaneidad de dos sucesos”.

La explicación de todo lo anterior queda maravillosamente reflejada en el siguiente texto de Joseph Campbell: “Schopenhauer señala que cuando uno llega a una edad avanzada y evoca su vida, ésta parece haber tenido un orden y un plan, como si la hubiera compuesto un novelista. Acontecimientos que en su momento parecían accidentales e irrelevantes se manifiestan como factores indispensables en la composición de una trama coherente. ¿Quién compuso esta trama? Schopenhauer sugiere que, así como nuestros sueños incluyen un aspecto de nosotros mismos que nuestra consciencia desconoce, nuestra vida entera está compuesta por la voluntad que hay dentro de nosotros. Y así como personas a quienes aparentemente sólo conocimos por casualidad se convirtieron en agentes decisivos en la estructuración de nuestra vida, también nosotros hemos servido inadvertidamente como agentes, dando sentido a vidas ajenas. La totalidad de estos elementos se une como una gran sinfonía, y toda se estructura inconscientemente con todo lo demás… El grandioso sueño de un solo soñador donde todos los personajes del sueño también sueñan… Todo guarda relación mutua con todo lo demás, así que no podemos culpar a nadie por nada. Es como si hubiera una intención única detrás de todo ello, la cual siempre cobra un cierto sentido, aunque ninguno de nosotros sabe cuál es, o si ha vivido la vida que se proponía”.

Entonces, surge inevitablemente la pregunta: ¿cómo vivir la vida? Mi mejor ocurrencia es seguir la filosofía del maestro Bruce Lee, digna de ser estudiada y resumida en las palabras que dan título al libro que John Little escribió sobre Bruce Lee, Be water, my friend, que traducido viene a decir: “Sé agua, mi hermano”. Así, el gran secreto es saber fluir como el agua, fluir sabiamente con el presente.

Dedico especialmente este comentario a mi amiga Tana Sanz.

UN EPÍLOGO:

La última entrevista a Bruce Lee , el 9 de diciembre de 1971.


Malabares de poesía y reflexión (7): De tinta y piel

Cuando leí por vez primera este pequeño cuento de Isabela Méndez, supe que era un polvorín.

¿Es posible apresar lo que sentimos por el ser amado? ¿O esa emoción siempre acaba por estallar y tatuarse en la piel igual que se lleva tatuada y late en el corazón?

Cuando simbolizamos el amor lo hacemos dibujando un corazón, porque es lo que nos hace latir, digo yo. Sin embargo, pienso que el verdadero lugar del amor está en la piel, el manto que nos envuelve y nos contiene. La piel no late, pero grita en silencio.

Os invito a degustar este delicioso cuento de Isabela Méndez incluido en el libro Aperitivos de tinta, cuya edición digital estará disponible en breve para poder ser descargada, y a reflexionar sobre lo que significa vivir, pensar y amar con el filósofo Amador Martos.

¡Que os salpique la tinta!

 

EL CUENTO, por Isabela Méndez

“LETRA MORENA”

letra morena_isabelamendez_blog


Título del cuento y de la ilustración: Letra Morena
Tinta sobre papel
Pincelada: Isabela Méndez

 

LA REFLEXIÓN, por Amador Martos

“VIVIR, PENSAR, AMAR”

Hay tres mundos de los cuales participamos cada uno de nosotros: el mundo de los sentidos, el mundo intelectual y el mundo de las emociones. Como bien dijo el filósofo francés Descartes: “La razón o el juicio es la única cosa que nos hace hombres y nos distingue de los animales”; un mundo intelectual que nos permite también expresar nuestros afectos. Somos la única especie sobre el planeta con capacidad para crear productos culturales. Somos los únicos en poder expresar nuestros sentimientos con palabras, habladas y escritas. Pero somos los únicos también con capacidad para reprimir sentimientos desde una postura racional. En suma, somos seres con libre albedrío para vivir, pensar y amar.

En el mundo de los sentidos, se puede vivir con más o menos dinero, con más o menos comodidades, pero no se puede vivir sin amor. Como maravillosamente lo expresara el editor americano del The Saturday Evening Post, Lorimer: “Es bonito tener dinero y cosas que puede comprar el dinero, pero también es bonito tener las cosas que el dinero no puede comprar”.

Así mismo, en el mundo intelectual, se puede vivir con más o menos razón, pero desde el más ignorante al más sabio, ambos necesitan vivir con afectos y sentimientos. El mundo de los sentidos y el mundo intelectual adquieren su máxima significación cuando entregamos todo nuestro ser, en acto y en pensamiento, a las personas amadas. El filósofo estadounidense Emerson lo expresó certeramente: “Los hombres grandes son aquellos que sienten que lo espiritual es más poderoso que cualquier fuerza material y que son las ideas las que rigen el mundo”.

Se puede vivir y pensar sin amar, pero sería una vida sin razón alguna por la cual vivir. Sí, somos libres para vivir, pensar y amar. Pero no olvidemos vivir por alguien, pensar en ese alguien y, más importante, declararle nuestro amor.

 

NOTA de AGRADECIMIENTO:

Un saludo muy especial para el ilustrador Juan Luis López Anaya (Juanlu), que se enamoró del dibujo de Isabela Méndez que acompaña este cuento y quiso versionarlo para rendirle un homenaje.  Os invito a que visitéis su blog: Ilustraciones para un loco.

Esta fue su versión, ¡su reina!

Letra Morena_en la versión de Juan Luis López Anaya


Dibujo de Juan Luis López Anaya (Juanlu)
Versión del dibujo «Letra Morena» de Isabela Méndez

 

 


Malabares de poesía y reflexión (6): Alquimia envuelta en mágica seda

Decía Helen Keller que «las cosas mejores y más bellas del mundo no pueden verse ni tocarse… pero se sienten en el corazón.» Y es cierto, pero solemos olvidarlo a menudo. Y es que la belleza en esencia es efímera, silvestre y frágil a un tiempo. La belleza de una amapola, por ejemplo, es algo que no podemos poseer, que se marchita si la arrancamos para llevárnosla. Algo así sucede con las mejores cosas de este mundo, no están ahí para que nos apoderemos de ellas, si no para que las sintamos y las disfrutemos.

Envuelto en un lazo de seda y con el comentario del filósofo Amador Martos llega hoy el cuento de Isabela Méndez.  ¿Qué mejor regalo podíamos compartir con vosotros en un día como hoy?

Feliz Navidad.

 

EL CUENTO, por Isabela Méndez

“LA CAJITA”

Una mujer había pedido a Magot amuletos y recetas mágicas para salir de la apatía. Magot le envió una caja menuda envuelta en tela con un lujoso lazo de seda.

La mujer recibió el paquetito, encendió velas e inciensos, puso a quemar aceite de mandarina y cantó una melodía ancestral.

ed im acob ecan nu otnac

euq árajaiv atsah al arutla

odneicah otcefe ne le otca

arap raruc sim sarusif

Al concluir, con solemnidad abrió la cajita. Sus ojos se expandieron en señal de sorpresa, después su ceño se volvió un acordeón y con ansiedad buscó alguna señal o letra, primero en el envoltorio, luego en el interior de la cajita.

¡Estaba vacía!, ¿qué objeto podría tener semejante obsequio?

La mujer pasó del asombro a la rabia.

—¡Ya me escuchará ese Magot! Es un hechicero barato. Tonto del nabo, brujo de poca monta, ¡maguito!

En pocos minutos, con energía de torbellino puso en orden la casa, se aseó, eligió un buen vestido, amarró su cabellera roja con una cinta y maquilló su rostro meticulosamente. Apagó las velas, se roció con perfume y salió airada a la calle.

La mujer caminaba con paso agresivo, sus glúteos se movían en un baile pendular, los senos parecían querer salirse del vestido, la cinta se le soltó del cabello, el pelo rojizo y crespo se abrió a su alrededor formando un halo de fuego. Lucía radiante, irresistible, y por el camino recibió un tropel de piropos:

—Si todas las mujeres caminaran así, el mundo sería una pandereta.

—¡Guapa!

—¡Eres un bellezón!

—¡Cuando Dios hizo los suspiros, seguro te estaba mirando!

Aunque no se detuvo ni un instante, los piropos la animaron. Sintió lo que sienten las mujeres cuando les dicen cosas bonitas. Se iluminó su mirada, su postura se hizo altiva, sus caderas expandieron aún más el bamboleo, se sabía dueña de un tesoro.

Casi con una sonrisa, decidió entrar a la floristería para comprar un ramo con el cual decorar más tarde su habitación.

Pasó del olor de las rosas al de las hojas de eucaliptus, de allí al color de los tulipanes, a la elegancia de los lirios, hasta llegar a las margaritas.

Al salir de la tienda, su enojo contra el mago se había evaporado.

De regreso a casa su paso era relajado y liviano.

Con las margaritas entre las manos ensayaba frases amables, para la carta que escribiría a Magot como muestra de agradecimiento.

De mi boca nace un canto

que viajará hasta la altura

haciendo efecto en el acto

para curar mis fisuras.

Tinta y acuarela sobre papel
Pincelada: Isabela Méndez

 

LA REFLEXIÓN, por Amador Martos

“ALQUIMIA”

En estas fechas tan entrañables de reuniones familiares, son costumbre los buenos deseos para nuestros seres queridos. Se suceden los rituales paganos en un afán de atraer la buena suerte, la salud y el éxito. Cada cual tiene su peculiar fórmula: llevar una prenda íntima de color rojo, poner el anillo en la copa o atragantarse con las uvas. También se acelera el ciclo de las compras para cumplir con un mandamiento no escrito pero subyacente en nuestra cultura occidental: el consumismo. Confieso que no creo en nada de todo eso. Pero sí creo en la fuerza del amor, los pensamientos y las palabras.

De nada sirve regalar si la intención no es sincera. De nada sirve desear buenas fiestas por un mero formalismo. De nada sirve  aparentar en el mundo exterior lo que no se vive en el mundo interior. La verdadera magia no se ejerce con objetos de culto. La auténtica magia se vive con una mente comprensiva, un corazón compasivo y unas relaciones constructivas con los demás. Y no hay que esperar a las fechas navideñas para dejar expresar lo que todo el año llevamos dentro. Vuelvo a confesar que no creo en el poder oculto de los amuletos y demás fetiches, pero sí creo en la fuerza del amor, los pensamientos y las palabras.

Las palabras vacías de buenos pensamientos son una fachada para los sentidos. Los pensamientos sin la fuerza del amor son como pompas que se desvanecen. En estas fechas tan señaladas de reuniones familiares, todos buscan el poder de la verdadera magia, pero pocos son capaces de descubrirla. ¿No será que buscamos hacer trucos de magia cuando tenemos a nuestro alcance la alquimia que producen el amor, los pensamientos y las palabras?

¡Feliz alquimia!

 


Malabares de poesía y reflexión (5): Triángulos inconfesables

De triángulos, engaños, fantasías y finales abiertos habla la propuesta de la escritora Isabela Méndez y del filósofo Amador Martos que presentamos hoy.

Sin más preámbulos.

 

EL MICRORRELATO, por Isabela Méndez

“TRIÁNGULO”

Estuvo buscando el vértice del triángulo para lanzarse y morir.

Pero la esposa y la amante lo impidieron, aplanando el terreno.

Tras descubrir el engaño se propusieron hacerle tortuoso el camino.

Actualmente trabajan juntas en la creación del laberinto.

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Título del microrrelato: Triángulo
Título del dibujo: Las caras de un triángulo (técnica mixta)
Palabra y pincelada de Isabela Méndez.
Este microrrelato participó en el concurso «Històries a cel ras: Concurs de Microrelats» que el Museu d’Història de Catalunya convocó a principios de verano de 2012.

 

LA REFLEXIÓN, por Amador Martos

“FANTASÍA INCONFESABLE”

¿Quién no ha tenido la fantasía de un ménage à trois? Pero, ¿cuántas personas lo han practicado? La mayoría de transgresores sexuales se quedan a medio camino entre la aparente fidelidad a su pareja y tener un amante con falsas promesas. Este tipo de triángulo amoroso edificado sobre el engaño suele acabar mal, muy mal, pues nadie quiere ser un segundo plato, porque nadie quiere ser víctima del engaño: las consecuencias pueden ser imprevisibles ya que no es nada deseable enfrentarse a dos personas despechadas por la traición. La venganza es un plato que se sirve frío, muy frío: el desenlace quizás sea tan fatal como la caída desde un pico montañoso.

Sin lugar a dudas que el pérfido embaucador se merece la mayor de las penitencias, pero después, ¿qué? ¿Es posible un castigo indefinido? ¿Y si, en conciencia, amara a su pareja y a su amante? Al fin y al cabo, éstas no pueden negar que en ellas queda algo de sentimientos hacia él, si no ¿por qué no haber ejercido la mejor de las venganzas: dejarlo caer hasta la ultratumba?

Entre el odio y el amor hay un velo muy fino y los pensamientos negativos, a la postre, son destructores de la naturaleza humana. El mayor de los castigos que pareja y amante pueden infligirle, es obligarle a amarlas simultáneamente a las dos. ¡Eso sí que es un castigo! ¡Toda una catarsis! ¡Menuda salida del laberinto: un ménage à trois! ¡Una fantasía hecha realidad, pero inconfesable!

Y es una fantasía inconfesable porque la convención social no lo permite: ¡no se puede hacer!, pero si se hace ¡no se puede decir!, so pena de ser arrojado al ostracismo bajo el yugo de la ignominia, como si de un crimen se tratara, cuando solo es una fuerza desatada en el cumplimiento de un castigo, o de una fantasía sexual, o de una consentida relación poliamorosa. Esta propuesta puede parecer un dislate, pero sé muy bien de lo que hablo, bueno…, creo saber de lo que hablo.

Hay que ser muy valiente, o tener algo de locura, para integrar en un triángulo amoroso pareja y amante. Sin embargo, las relaciones liberales se están abriendo paso en nuestra sociedad gracias a personas tolerantes y dispuestas a compartir sexo explícito en una simbiosis de fantasía a tres bandas. Algo muy difícil, pero no imposible. La propuesta de un ménage à trois pudiera parecer excesivamente imaginaria pero verosímil para aquellos que la han experimentado y que, no obstante, no pueden vanagloriarse de ello. Las personas que han hecho realidad ese sueño son como seres de otra galaxia pues son presos de una fantasía inconfesable. Son personas privilegiadas que han participado de una experiencia única e inefable. Ciertamente, el ménage à trois es solo para una minoría, una fantasía para el resto. Esos atrevidos transgresores del sexo y del amor son identificados con la etiqueta de “liberales”. El ejercicio de esa libertad tiene un gran mérito, pues al decir del filósofo francés Rousseau: “Es verdaderamente libre aquel que desea solamente lo que es capaz de realizar y que hace lo que le agrada”.


Malabares de poesía y reflexión (4): Besos enjaulados

El beso que deseaste dar y nunca diste. ¿Qué pasa con ese beso?

¿Puede existir un beso enjaulado? ¿O acaso ese beso se pierde? ¿O sigue ahí y lo vuelves a soñar siempre?

Con  el microrrelato con tintes de poema de la escritora Isabela Méndez y el comentario del filósofo Amador Martos, esta nueva entrega de «Malabares de poesía y reflexión» os invita a abrir el debate.

Esperamos vuestros comentarios!

EL MICRORRELATO, por Isabela Méndez

«JAULA»


Título del poema: Jaula ©
Título del dibujo: El beso encogido (Técnica mixta)
Palabra y pincelada de Isabela Méndez

LA REFLEXIÓN, por Amador Martos

«BESOS»

Puede uno guardar sus pensamientos en un alarde de cautela, se puede incluso apresar los sentimientos hasta hacernos inexpresivos, y no pasar nada con todo ello. Pero es imposible enjaular los besos. Porque un beso es como el maná, un manantial que brota y brota, y entra en el círculo virtuoso del amor que devuelve lo que se da. El que no da un beso, lo pierde para siempre. El que da un beso, pone una semilla para que broten manojos de ellos.

Cuando se da un beso, sobran las palabras. Las palabras pueden poetizar los mejores sentimientos pero el beso es el sentimiento personificado de una emoción. La emoción es una fuerza universal que nos humaniza; y el beso es la expresión y la visibilidad de esa emoción que no se ve pero se siente y se transmite. La emoción suprema es el amor, una fuerza no suficientemente conocida y que encierra un enigma: sabemos que existe pero no podemos enjaularla. ¡Y qué decir de los besos!, pues solo pueden salir, fluir, explayarse, nunca replegarse sobre sí mismos. Decía la poeta estadounidense Emily Dickinson: “Todo lo que sabemos del amor es que el amor es todo lo que hay”. Y yo añadiría: y el beso, su mejor embajador. Quien vive sin amor, no puede decirse que viva. Quien vive sin besos, no puede decirse que ame. Quien vive sin amor y sin besos, bien pudiera ser una persona excesivamente introvertida y cautiva de sus propios pensamientos y sentimientos, y no pasar nada con ello, o sí.

Nota sobre JAULAEste microrrelato participó el verano de 2012 en el Concurso de Microrrelatos organizado por el Museu d’Història de Catalunya: «Històries a cel ras»