La aventura de entender a Clarice Lispector. Conversación con la investigadora Carolina Hernández Terrazas, autora de “La náusea literaria”

«La palabra tiene su terrible limite. Más allá de ese límite está el caos orgánico. Después del final de la palabra empieza el gran alarido eterno.» Clarice Lispector

«“Darle la mano a alguien fue lo que siempre esperé de la alegría” –está escrito sobre su lápida– […] una alegría que fue fundamental para ella a lo largo de toda su vida […] Una tarea que vivió y cumplió Clarice Lispector desde su escritura, desde su percepción de la realidad y de su creación de mundos propios para poder sobrepasar su existencia, una existencia que fue tocada por la náusea, que pudo superar a través de su literatura creando una náusea literaria.» Carolina Hernández Terrazas

clarice lispector

LA AVENTURA DE ENTENDER A CLARICE LISPECTOR

Conversación con la Dra. Carolina Hernández Terrazas, autora de La náusea literaria y doctora en Teoría de la literatura y literatura comparada por la Universidad de Barcelona

 

Carolina, tienes apenas 35 años y este es tu primer libro, un ensayo. Es justamente esta combinación de hechos lo que más me ha sorprendido y me ha alegrado, saber que hoy día hay editoriales que asumen la iniciativa de publicar ensayos rigurosos y además de autores jóvenes y noveles, como es tu caso.

Seguro que no hay muchas personas a las que el nombre de Clarice Lispector les diga algo. Yo misma la he descubierto gracias a ti. ¿Quién fue Clarice Lispector? ¿Por qué este ensayo sobre Clarice Lispector? ¿O sería mejor decir biografía literaria?

Clarice Lispector era Clarice-mujer, Clarice-madre, Clarice-periodista, Clarice-escritora, observadora del mundo; su mente no estaba quieta ni un segundo, cada momento aprehendiendo el mundo, viviendo el instante y luego escribiéndolo buscando la palabra exacta para describirlo.

Originaria de Ucrania, pero que nace en el viaje rumbo a Brasil, cuando su familia huía de los progromos. En 1943 se casa con el diplomático Maury Gurgel Valente y ese año publica su primera obra Cerca del corazón salvaje (Perto do coraçao selvagem). A partir de su casamiento comienza su vida de mudanzas por el mundo, al mismo tiempo de su producción literaria. De la misma manera comienza a colaborar en varias revistas firmando con pseudónimos. Después de su divorcio fija su residencia en Río de Janeiro junto con sus dos hijos: Pedro y Paulo y continúa con colaboraciones periodísticas en varios medios: Diário da Noite, revista Machete, etc. Y sigue escribiendo hasta que muere víctima de un cáncer el 9 de diciembre de 1977.

Clarice Lispector seduce. Como dice Elena Losada, cuando lees las primeras dos páginas, o bien, lo dejas porque no te gusta nada; o te atrapa, y no puedes parar de leer aunque tengas que leer dos o tres veces una misma página. A mí me ocurrió lo segundo, y por ello decidí emprender la aventura de intentar entenderla y “aprehenderla” a través de un ensayo, que es el género por el que mejor se expresan tus ideas, les das causas y consecuencias.

Dice la Doctora Elena Losada Soler en Mujeres y Literatura [Àngels Carabí y Marta Segarra Eds.], PPU, Barcelona, 1994, pp. 123-136., que Clarice Lispector sostuvo una dura lucha con las palabras, que volvía una y otra vez sobre el lenguaje. Que su obra es una constante reflexión sobre los límites de la palabra. En palabras de Elena Losada: “Clarice Lispector no crea palabras nuevas, retuerce las ya existentes hasta el límite de sus posibilidades: «Hay muchas cosas por decir que no sé cómo decir. Faltan las palabras. Pero me niego a inventar otras nuevas: las que existen deben decir lo que se consigue decir y lo que está prohibido.»

Háblame del lenguaje, Carolina, de las palabras, de la batalla de esta escritora con los límites del lenguaje, de su proceso creativo. Según ella: «No, no es fácil escribir. Es duro como partir rocas. Pero saltan chispas y astillas como aceros pulidos». ¿Qué había en esa necesidad de expresión y en la tentación del silencio que sostiene Elena Losada que encierra su obra?  

Se mueve en ambas dualidades, pero es al mismo tiempo su no querer comunicarse con el mundo real. A los personajes de Lispector les cuesta comunicarse con sus realidades y su mundo, ellos intentan explorar otra forma de conocerlo a través de su silencio, que es una forma de crear un mundo propio con sus códigos de comunicación. Ella misma define al silencio como un espacio de acontecimiento y agrego que es un elemento detonante de la náusea literaria, que desemboca en la necesidad de expresión, del proceso creativo.

Muchos críticos han hablado de Lispector como una “autora de silencios”: autora de “libros como gritos que gritan por lo que callamos y en nuestro silencio somos cómplices”, como menciono en mi libro. Es un silencio que tiene dos consecuencias, a nivel corpóreo y a nivel existencial. El primero tiene una relación con el personaje y el otro con el mundo, el momento en que entra en contacto con la otredad y su imposibilidad de comunicación.

La primera parte de La manzana en la oscuridad es la que mejor ejemplifica este estado. Trata del silencio como herramienta para la construcción de lo humano. Un hombre, Martín, huye de la ciudad tras cometer un crimen. Se refugia en un hotel que parece la línea de separación de los mundos, cruza esa línea y se encuentra huyendo en plena noche. Apenas sin conciencia de sí, desciende a un valle, descubre una hacienda y se queda en ella de manera pasiva. Se queda y se calla, parece ajeno a todo, mira: “Su gran silencio no era apatía. Era una profunda somnolencia en guardia, y una meditación casi metafísica sobre el propio cuerpo […]”.

Decía Clarice Lispector: «Escribo muy simple y muy desnudo. Por eso hiere”. Tal vez de ahí el título: La naúsea literaria, un título que sacude al lector y que le provoca, al menos esa ha sido mi sensación. De repente el título me ha hecho pensar en la novela filosófica de Sartre La naúsea. Quizá no sea casualidad esa asociación. ¿Qué podemos encontrar en La naúsea literaria?

El título viene motivado justo por la novela de Sartre y de hecho es un estudio comparado entre el existencialismo sartriano y el mundo clariceano. En la náusea literaria se puede encontrar el éxtasis melancólico necesario para poder salir de eso que se llama aburrimiento al que los seres humanos se enfrentan una y otra vez.

El éxtasis melancólico está relacionado con la epifanía en los personajes de Clarice Lispector. Como un proceso purificador. Sus personajes viven en plenitud la enfermedad melancólica: juegan a diseñar escenografías, dan rienda suelta a las paranoias de su imaginación literaria. En ese instante llega del exterior algo, un detonante que los desequilibra. Estalla un deseo poético de volver al orden y cuando lo consiguen (si lo logran) viene un placer tal que logran integrar su experiencia y se exaltan, se euforizan y esta es la epifanía, el éxtasis melancólico.

¿Qué ha supuesto para ti como investigadora y escritora bucear en su figura y obra?

Desde hace quince años tengo contacto con el proceso creativo, era periodista en México y, además de cubrir eventos sociales, culturales y deportivos, lo combinaba con la escritura de cuentos y de monólogos de teatro. Me sorprendí mucho al encontrar una literatura como la de Lispector y me dio mucha curiosidad el cómo de su escritura, además de compartir el aburrimiento que tenían sus personajes con mi experiencia personal. Durante la investigación aparté mi escritura creativa, pues el lenguaje académico te lleva a un mundo en el que no se permite la creatividad literaria. Sin embargo, la acogida de este trabajo, el poder quitarle el tono académico, el permitirme introducir un epílogo como el que tiene el libro; fue un impulso para quitar como una especie de costra que tenía en mi cabeza y corazón, para poder volver así al proceso creativo. Ahora mi libro, mi obra seguirá su camino; y yo, me concentro de nuevo en mi poiesis. Es decir, durante todos estos años he tenido obstáculos, retos y satisfacciones en dos ámbitos: tanto vivencial, como de conocimiento.

¿Has empezado a coquetear con alguna idea para tu próximo libro?

Sí, tengo varias ideas rondando por la cabeza. Al mismo tiempo que tengo dos ensayos sobre la mesa, en torno a la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz y sobre literatura juvenil y de adultas mujeres, también tengo la cosquilla de seguir creando teatro, en especial monólogos. Tengo uno que representé hace tiempo: Poiesis, que es de una chica que está embarazada psicológicamente y a partir de este detonante se cuestiona toda su existencia. Y otros más que están en vías de publicación.

¿Algo más que desees añadir?

Invitar a los que no conocen a Clarice Lispector a probarla un poco. Intentar leer dos páginas en un cuento, o de una de sus novelas; y si les gusta, que continúen la aventura, porque como digo en mi libro, leer a Lispector te invita a leer y vivir de otra manera. El mundo es el mismo que se presenta ante los ojos de cualquiera. Lispector nos induce a tomar esos instantes, y que se revelen ante nosotros. Su lectura nos incita a ser cómplices de la búsqueda de otro mundo, que todos podemos crear.

Carolina Hernández Terrazas
En fotografía promocional de Ismael Llopis ©

La náusea literaria, el ensayo de la Dra. Carolina Hernández Terrazas ha sido editado por Fórcola y cuenta con un prólogo de la Dra. Elena Losada Soler. Desde el trapecio de tinta celebramos e impulsamos esta publicación sobre Clarice Lispector y a su autora, que os animamos a descubrir.

Acerca de Cayetana Sanz

Coordinator projects and independant documentalist http://about.me/cayetanasanz Ver todas las entradas de Cayetana Sanz

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