Archivo de la etiqueta: El latido de lo escrito

Un beso siempre se conjuga en presente

Hubo un tiempo que en este blog se mecían las propuestas creativas de Amparo Matilda Escribano Cienfuegos, una artista de los pinceles para quien uno de los lienzos más importantes es el de la imaginación.

Un domingo de agosto de 2013 nos explicó que un beso siempre se conjuga en presente.

Hoy, que se celebra en el mundo el Día internacional del beso, recuperamos de nuevo su poema.

 


#LecturaEnVozAlta: Un arma de construcción masiva del gusto por leer

Hoy, Día del Libro, se publica en el blog del Profesor Andrés Calero un artículo de imprescindible lectura para padres y educadores. Dicho artículo va acompañado de la descarga de un tríptico que justifica el valor de la práctica de la lectura en voz alta en familia y explica como llevarla a cabo.

Por_qué_leer_a_nuestros_hijos_foto

¿Por qué leer en voz alta a nuestros hijos? Autor: A. Calero. BLOG: http://comprension-lectora.org

En el #DíaDelLibro este trapecio digital se suma a la iniciativa del profesor Andrés Calero para dar impulso y difusión a la urgente tarea de reclamar la lectura en voz alta como arma de construcción masiva del gusto por leer y darle su lugar.

Como venimos defendiendo desde este trapecio digital, en el proyecto «El latido de lo escrito»leer en voz alta es un ejercicio mental y un acto creativo, que nos nutre. Al leer desciframos el texto e interpretamos su significado. Al hacerlo en voz alta, además, recreamos cada palabra, descubrimos su sonido y la actividad de leer adquiere una concentración y una lentitud que favorece la escucha. Al escuchar cada palabra se activa la imaginación, pero además se desarrolla la empatía, la capacidad de ponerse en la piel del otro (el lector/oyente se identifica con los personajes de la historia que lee/escucha) y también se fortalecen las habilidades comunicativas, pues quien lee desarrolla su capacidad oratoria. Ya lo dijo Cicerón: “A hablar no se aprende hablando, sino leyendo”.

Dediquemos el día de hoy a impulsar ese tipo de lectura, a defenderla y reclamarla. Nos haremos todos un gran favor. Por eso, sumémonos todos a la campaña de sensibilización a las familias sobre la importancia que tiene leerle a los hijos y que parte del blog del profesor Calero.

Captura de pantalla 2015-04-23 a las 8.18.47

¡FELIZ LECTURA!


DÍA DEL LIBRO: Un día para rendir culto a las palabras

Mañana es el #DíaDelLibro. Un día mundialmente celebrado. La pena es que para algunos solo sea un día al año, o ni siquiera eso.

Yo trabajo con las palabras, ellas son mi herramienta de trabajo, porque me dedico a la creación de contenidos. Últimamente estoy jugando a descubrir como hacer que convivan con imágenes, pero sin que estas últimas les resten protagonismo. Y es que todo nos entra por la vista… y es una pena que las palabras y la lectura no nos entren más por los oídos. Soy una defensora de la #LecturaEnVozAlta, aunque para ser precisa debería decir que lo que soy sobre todo es una idealista. Y es que defender hoy en día el territorio de los sonidos de las letras al juntarlas, como poco, resulta en ocasiones naïf. ¿Quién se apunta a una lectura en voz alta? y más aún ¿Quien paga por ello?… Pero este es otro debate… y hoy tal vez no es la ocasión.

Quiero pensar que seguimos necesitando escuchar ese tipo de lecturas. Por ello, mañana, y aprovechando la fiesta de la lectura, en este blog se dará todo el apoyo a una lectura diferente y que nos viene de antiguo, la que suena alto y clara, para ser escuchada, oída. La que de pequeños nos dormía o daba sosiego.

De momento, aquí va mi homenaje a las palabras. Son las de María Mercedes Carranza, a quien descubrí hace muy poco. ¡Increíblemente sonora!

SantJordi-Libro-Lectura

Maria Mercedes Carranza «Poesía Reunida & 19 poemas en su nombre»

 

BABEL Y USTED

María Mercedes Carranza

Si las palabras no se arrugaran, si

fuera posible ponérselas cada mañana,

como una blusa o una falda, previo

uso del quitamanchas, el cepillo y la plancha.

Si no se pudieran pronunciar ya más

por lo brilladas y rodillonas.

Si, después de un largo viaje, se

botaran como la maleta, tan descocida,

tan llena de letreros y de mugre. Si no se

cansaran, si fuera normal y corriente

someterlas a chequeo médico cada año,

con diagnósticos y exámenes de laboratorio,

vitaminas y reconstituyentes y hasta

menjurges para la anemia. Si las

palabras hicieran sindicato en defensa

de sus fueros más legítimos y reclamaran

indemnizaciones por abuso de confianza

a aquellos que las tratan como a violín

prestado. Si algún día hicieran huelga,

¿qué opina usted, García?

Continuará, mañana.


AMPARO MATILDA ESCRIBANO CIENFUEGOS: Un personaje de cuento que habita en un lienzo.

Te invito a descubrir un paraje del que no querrás escapar cuando lo hayas visitado: EL LIENZO SONORO DE AMPARO MATILDA ESCRIBANO CIENFUEGOS

ESCUCHA, sólo eso: https://soundcloud.com/amparo_comparte_contigo

el ojo de Amparo


La aventura de oír

Hoy tenemos el placer de publicar una colaboración del profesor, periodista y escritor José Julio Perlado, quien ha tenido la amabilidad de escribir este artículo sobre la lectura en voz alta para ser publicado en paralelo en su blog y en este trapecio de tinta desde el que nos gusta explorar el lenguaje y la comunicación.

Os invitamos a leer con calma el texto del profesor Perlado y a reflexionar en sus ideas. Creemos sin lugar a dudas en el poder de la lectura en voz alta como poderosa herramienta, no solo de aprendizaje sino de interacción con los textos con la que desarrollar y fortalecer la comprensión lectora.

En la actualidad José Julio Perlado publica de forma asidua en Mi Siglo. La invención de la realidad (su blog), en donde acumula más de un millón y medio de visitas. Os animamos a pasear por su «siglo», no os defraudará el paseo.

LA AVENTURA DE OÍR

Por José Julio Perlado

«La voz en la lectura en voz alta es como un tapiz de las mil y una noches de la literatura que tomara impulso sobre la memoria, sobrevolara los tejados de la imaginación, evolucionara por encima de los oídos, de las mentes y de las conciencias. Es la voz la que despierta a los textos, las voces de los diálogos, los ahogos de las exclamaciones, la curiosidad abriendo interrogaciones, el manso pasear de la prosa sobre el silencio. Es la voz la que hace sonora a la palabra escrita, palabra nacida en el secreto de la creación y resucitada gracias a la voz.»

José Julio Perlado

 

Foto: Gregory Colbert

Foto: Gregory Colbert

“Para el niño pequeño –escribió Ana Pelegrín en La aventura de oír, la palabra oída ejerce una gran fascinación. La palabra y su tonalidad, su ritmo, los trazos afectivos que teje la voz cuando es temperatura emocional, calma, consuelo, ternura, sensorialidad latente”. Las modulaciones de voz, el tono persuasivo en el narrador, el agudo y tembloroso de un personaje, el agudo y tímido de otro, el tono medio, grave de un tercero, todo eso nos va introduciendo en el secreto de una historia cuyo misterio se abre gracias a la lectura en voz alta. Pero no solamente el niño recibe ese secreto. Recuerda Umberto Eco en el prólogo a Mi Dante de Roberto Benigni –el episodio-espectáculo que duró trece días seguidos en la Plaza de Santa Croce, en Florencia, donde cinco mil personas escucharon recitar versos de la Divina Comediaque en el siglo XlX, cuando hacían furor Los misterios de París de Sue o El conde de Montecristo de Dumas, la mayoría de los apasionados del género no sabía leer, y se reunían al caer la tarde en el patio o en la calle para escuchar al intelectual de turno, al portero o a algún comerciante que sabía contar cuentos, tal y como ahora uno se sienta delante de la televisión a escuchar a Benigni.

En diversas publicaciones de prestigio se ha alabado el “saber decir” del actor italiano recitando a Dante. “Fue como escuchar una música sublime”, señalaba “Sunday Telegraph”; “Su entusiasmo es adictivo, incluso contagioso –decía otra revista– Cada frase, cada palabra traducida es una invitación al desafío de aprender”.

En La Historia de la lectura – el volumen dirigido por Giuglielmo Cavallo y Roger Chartier -, al hablar de la Grecia clásica, se recuerda que lo escrito estaba incompleto sin la voz, es decir que lo que se había redactado debía ser apropiado después por una voz con el fin de realizarse plenamente. El escritor contaba con la llegada de un lector dispuesto a poner su voz al servicio de lo escrito con miras a distribuir su contenido a los transeúntes, a los “oyentes” del texto. “Contaba con un lector que seguiría el paso obligado de la letra. Leer era, pues, poner su propia voz a disposición de lo escrito (en último término, del escritor). La voz del lector se sometía, se unía a lo escrito. Ser leído era, por ende, ejercer un poder sobre el cuerpo del lector, aun a gran distancia en el espacio y el tiempo. El escritor que lograba hacerse leer actuaba sobre el aparato vocal del otro, del que se servía, aún después de su muerte, como instrumento vocal, es decir, como alguien a su servicio, como de un esclavo”.

Es muy interesante ese sentido del “aun después de su muerte”. Después de la muerte de Quevedo, de Góngora, de Cervantes, después de la muerte de Herman Melville o de León Tolstoi, por poner algunos ejemplos, la voz de quien lleva la lectura en voz alta arrastra los sentimientos íntimos de esos autores, los eleva en el aire, los conduce gracias a la expresividad, los precipita o los retrasa según las velocidades del ritmo de lectura, y he aquí que el oído que escucha va inflamando enseguida a la mente, despierta aún más a los sentidos, y uno, a través de la lectura en voz alta, entra emocionado por los pasillos de los sueños de Quevedo o por las galerías deslumbrantes de los bailes de Tolstoi en Guerra y Paz. Después de la muerte de muchos escritores, éstos se hacen, pues, muy “vivos” en sus obras gracias a la voz. Célebres escritores se han formado en su infancia en el cauce de la lectura en voz alta. El escritor hindú V.S. Naipul cuenta cómo su padre le leía párrafos de Oliver Twist o los Cuentos de Charles Lamb, pero también cómo en el colegio el profesor Worm se sentaba “y nosotros –dice– nos colocábamos a su alrededor, de pie, intentando guardar silencio. Él miraba el libro de  Collins Classics que, curiosamente, entre sus gruesas manos parecía un libro de oraciones, y nos leía a Julio Verne como si rezara”.

recitar

El necesario placer de leer en voz alta

Tal es el dominio de la voz, el encantamiento de la pronunciación, los frutos de una recitación en prosa o en verso. No todos los escritores afamados han sabido leer bien sus propios textos. En el Museo de la Voz, por ejemplo, puede escucharse a famosos autores españoles incapaces de leer bien lo que escribieron de modo admirable y en cambio oímos, profunda y melódica, la voz de Baroja acunándonos con su cántico al viejo acordeón. Pero no tienen por qué ser los escritores quienes siempre se lean a sí mismos. Hay recitales sorprendentes de autores y también hay intervenciones de lectores exquisitos. La voz en la lectura en voz alta es como un tapiz de las mil y una noches de la literatura que tomara impulso sobre la memoria, sobrevolara los tejados de la imaginación, evolucionara por encima de los oídos, de las mentes y de las conciencias. Es la voz la que despierta a los textos, las voces de los diálogos, los ahogos de las exclamaciones, la curiosidad abriendo interrogaciones, el manso pasear de la prosa sobre el silencio. Es la voz la que hace sonora a la palabra escrita, palabra nacida en el secreto de la creación y resucitada gracias a la voz.


Sobre los beneficios de la lectura en voz alta

Lectura en voz alta. Antonio Capel 

«Si el hormigón es el material que soporta los cimientos de una casa, las palabras que los niños oyen suponen la base sobre la que construir su futura capacidad lectora. Pero solo existen dos formas complementarias y eficientes para que el cerebro humano procese, construya palabras y cree los cimientos de una lectura competente: bien reconociéndolas visualmente, o escuchándolas de otros. Teniendo en cuenta que los alumnos tardan unos 6 años en reconocer a través de sus ojos las palabras de un texto escrito, el mejor modo para prepararlos a adquirir o “edificar” palabras, no sólo en edades tempranas, sino también durante toda la escolaridad obligatoria, es oyéndolas a través de la lectura en voz alta de un lector experto, de un “lector semanero” que les ayude a familiarizarse con ellas, a cómo leerlas, a descubrirlas posteriormente cuando se enfrenten a los textos escritos y, en terminología benedictina, a poder “edificar” su significado posteriormente, todo un auténtico enfoque cognitivo del desarrollo de la capacidad lectora.»

Este párrafo es solo un extracto del imprescindible artículo del profesor Andrés Calero «¿Se lee a los niños en voz alta en la escuela y en el medio familar?»  y que está publicado en su blog http://comprension-lectora.org.

Como él bien dice, acerca de la lectura en voz alta: «Es mucho el potencial de aprendizaje de vocabulario y destrezas lectoras que esa práctica conlleva».

Desde aquí queremos invitar al profesor Calero a continuar desarrollando los beneficios de la lectura en voz alta.

Continuará…


El latido de lo escrito. En recuerdo a JULIO CORTÁZAR (1914-2014)

Hoy 23 de abril es el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor. En Catalunya, además, es un día lleno de rosas rojas, en recuerdo a su patrón, a St. Jordi. Cuenta la leyenda que el caballero, tras dar muerte al dragón, vio como de la sangre que brotó del cuerpo sin vida del monstruo nacía una rosa roja, que cogió para entregar a la princesa. En memoria de ese día, tal fecha como hoy, en mi tierra las mujeres reciben rosas de sus amados y ellos un libro.

En el trapecio celebramos la lectura y los cuentos. Nos interesa la interacción con los textos, el diálogo que establecemos con lo que leemos, y por ello promovemos una manera concreta de interactuar con los textos: leerlos en voz alta. Nuestra propuesta se llama «El latido de lo escrito» y hemos querido que fuese en St. Jordi,  el Día del Libro, el estreno del primer audiovisual del proyecto.

Este año, además, es el centenario del nacimiento de un gran escritor de cuentos: JULIO CORTÁZAR, quien inspiró en gran parte el nacimiento de nuestro proyecto y nos transmitió el convencimiento de que la lectura en voz alta, hoy, es posible y necesaria.

Decía Cortázar en sus Clases de Literatura: «Cuando escribo un cuento y me acerco a su desenlace, al momento en el que todo sube como una ola y la ola se va a romper y será el punto final, en ese último momento dejo salir lo que estoy diciendo, no lo pienso porque eso viene envuelto en una pulsación de tipo musical. Lo sé porque sería incapaz de cambiar una sola palabra, no podría sustituir una palabra por un sinónimo; aunque el sinónimo dijera prácticamente lo mismo, la palabra tendría otra extensión y cambiaría el ritmo, habría algo que se quebraría como se quiebra si se pone una coma donde yo no la he puesto. Eso me ha llevado a pensar que una prosa que acepta y que busca incluso darse con esa obediencia profunda a un ritmo, a un latido, a una palpitación que nada tiene que ver con la sintaxis, es la prosa de muchos escritores que amo particularmente y que cumple una doble función que no siempre se advierte: la primera es su función específica en la prosa literaria (transmite un contenido, relata una historia, muestra una situación) pero junto con eso está creando un contacto especial que el lector no puede sospechar pero que está despertando en él esa misma cosa quizás ancestral, ese mismo sentido del ritmo que tenemos todos y que nos lleva a aceptar ciertos movimientos, ciertas fuerzas y ciertos latidos. Leemos esa prosa de alguna manera como cuando escuchamos ciertas músicas y entramos totalmente en una especie de corriente que nos saca de nosotros mismos y nos mete en otra cosa.»

Junto a la actriz Isabela Méndez y al realizador Marco Zouvek presentamos hoy Una carta de amor, un audiovisual que supone un nuevo paso en nuestro proyecto de lectura en voz alta «El latido de lo escrito», en desarrollo en este blog, y que os invitamos a conocer. No hace falta decir que nos encantará recibir vuestros comentarios e impresiones.

DSC00689

Isabela Méndez y Marco Zouvek