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La aventura de oír

Hoy tenemos el placer de publicar una colaboración del profesor, periodista y escritor José Julio Perlado, quien ha tenido la amabilidad de escribir este artículo sobre la lectura en voz alta para ser publicado en paralelo en su blog y en este trapecio de tinta desde el que nos gusta explorar el lenguaje y la comunicación.

Os invitamos a leer con calma el texto del profesor Perlado y a reflexionar en sus ideas. Creemos sin lugar a dudas en el poder de la lectura en voz alta como poderosa herramienta, no solo de aprendizaje sino de interacción con los textos con la que desarrollar y fortalecer la comprensión lectora.

En la actualidad José Julio Perlado publica de forma asidua en Mi Siglo. La invención de la realidad (su blog), en donde acumula más de un millón y medio de visitas. Os animamos a pasear por su «siglo», no os defraudará el paseo.

LA AVENTURA DE OÍR

Por José Julio Perlado

«La voz en la lectura en voz alta es como un tapiz de las mil y una noches de la literatura que tomara impulso sobre la memoria, sobrevolara los tejados de la imaginación, evolucionara por encima de los oídos, de las mentes y de las conciencias. Es la voz la que despierta a los textos, las voces de los diálogos, los ahogos de las exclamaciones, la curiosidad abriendo interrogaciones, el manso pasear de la prosa sobre el silencio. Es la voz la que hace sonora a la palabra escrita, palabra nacida en el secreto de la creación y resucitada gracias a la voz.»

José Julio Perlado

 

Foto: Gregory Colbert

Foto: Gregory Colbert

“Para el niño pequeño –escribió Ana Pelegrín en La aventura de oír, la palabra oída ejerce una gran fascinación. La palabra y su tonalidad, su ritmo, los trazos afectivos que teje la voz cuando es temperatura emocional, calma, consuelo, ternura, sensorialidad latente”. Las modulaciones de voz, el tono persuasivo en el narrador, el agudo y tembloroso de un personaje, el agudo y tímido de otro, el tono medio, grave de un tercero, todo eso nos va introduciendo en el secreto de una historia cuyo misterio se abre gracias a la lectura en voz alta. Pero no solamente el niño recibe ese secreto. Recuerda Umberto Eco en el prólogo a Mi Dante de Roberto Benigni –el episodio-espectáculo que duró trece días seguidos en la Plaza de Santa Croce, en Florencia, donde cinco mil personas escucharon recitar versos de la Divina Comediaque en el siglo XlX, cuando hacían furor Los misterios de París de Sue o El conde de Montecristo de Dumas, la mayoría de los apasionados del género no sabía leer, y se reunían al caer la tarde en el patio o en la calle para escuchar al intelectual de turno, al portero o a algún comerciante que sabía contar cuentos, tal y como ahora uno se sienta delante de la televisión a escuchar a Benigni.

En diversas publicaciones de prestigio se ha alabado el “saber decir” del actor italiano recitando a Dante. “Fue como escuchar una música sublime”, señalaba “Sunday Telegraph”; “Su entusiasmo es adictivo, incluso contagioso –decía otra revista– Cada frase, cada palabra traducida es una invitación al desafío de aprender”.

En La Historia de la lectura – el volumen dirigido por Giuglielmo Cavallo y Roger Chartier -, al hablar de la Grecia clásica, se recuerda que lo escrito estaba incompleto sin la voz, es decir que lo que se había redactado debía ser apropiado después por una voz con el fin de realizarse plenamente. El escritor contaba con la llegada de un lector dispuesto a poner su voz al servicio de lo escrito con miras a distribuir su contenido a los transeúntes, a los “oyentes” del texto. “Contaba con un lector que seguiría el paso obligado de la letra. Leer era, pues, poner su propia voz a disposición de lo escrito (en último término, del escritor). La voz del lector se sometía, se unía a lo escrito. Ser leído era, por ende, ejercer un poder sobre el cuerpo del lector, aun a gran distancia en el espacio y el tiempo. El escritor que lograba hacerse leer actuaba sobre el aparato vocal del otro, del que se servía, aún después de su muerte, como instrumento vocal, es decir, como alguien a su servicio, como de un esclavo”.

Es muy interesante ese sentido del “aun después de su muerte”. Después de la muerte de Quevedo, de Góngora, de Cervantes, después de la muerte de Herman Melville o de León Tolstoi, por poner algunos ejemplos, la voz de quien lleva la lectura en voz alta arrastra los sentimientos íntimos de esos autores, los eleva en el aire, los conduce gracias a la expresividad, los precipita o los retrasa según las velocidades del ritmo de lectura, y he aquí que el oído que escucha va inflamando enseguida a la mente, despierta aún más a los sentidos, y uno, a través de la lectura en voz alta, entra emocionado por los pasillos de los sueños de Quevedo o por las galerías deslumbrantes de los bailes de Tolstoi en Guerra y Paz. Después de la muerte de muchos escritores, éstos se hacen, pues, muy “vivos” en sus obras gracias a la voz. Célebres escritores se han formado en su infancia en el cauce de la lectura en voz alta. El escritor hindú V.S. Naipul cuenta cómo su padre le leía párrafos de Oliver Twist o los Cuentos de Charles Lamb, pero también cómo en el colegio el profesor Worm se sentaba “y nosotros –dice– nos colocábamos a su alrededor, de pie, intentando guardar silencio. Él miraba el libro de  Collins Classics que, curiosamente, entre sus gruesas manos parecía un libro de oraciones, y nos leía a Julio Verne como si rezara”.

recitar

El necesario placer de leer en voz alta

Tal es el dominio de la voz, el encantamiento de la pronunciación, los frutos de una recitación en prosa o en verso. No todos los escritores afamados han sabido leer bien sus propios textos. En el Museo de la Voz, por ejemplo, puede escucharse a famosos autores españoles incapaces de leer bien lo que escribieron de modo admirable y en cambio oímos, profunda y melódica, la voz de Baroja acunándonos con su cántico al viejo acordeón. Pero no tienen por qué ser los escritores quienes siempre se lean a sí mismos. Hay recitales sorprendentes de autores y también hay intervenciones de lectores exquisitos. La voz en la lectura en voz alta es como un tapiz de las mil y una noches de la literatura que tomara impulso sobre la memoria, sobrevolara los tejados de la imaginación, evolucionara por encima de los oídos, de las mentes y de las conciencias. Es la voz la que despierta a los textos, las voces de los diálogos, los ahogos de las exclamaciones, la curiosidad abriendo interrogaciones, el manso pasear de la prosa sobre el silencio. Es la voz la que hace sonora a la palabra escrita, palabra nacida en el secreto de la creación y resucitada gracias a la voz.


Malabares de poesía y reflexión (11): Soltarse el pelo y despertar

Hoy volamos subidos a un globo, ¿nos acompañas? Eso sí, te avisamos que esta es una travesía de alto riesgo.

En el globo te espera un cuento de Isabela Méndez y una reflexión de Amador Martos.

¿Subes? ¡Que nos vamos!

EL CUENTO, por Isabela Méndez

“TRAVESÍA DE ALTO RIESGO”

Cuento y dibujo: Isabela Méndez ©
Título del dibujo: Malena en su globo
Técnica: Acuarela, lápiz y tinta sobre papel.

Malena se había hecho  un moño prolijo, del que no escapaba ni un solo crespo. Sobre el sillón estaba su valija, llena de ropa combinada, todo estaba previsto: sombreros, viseras, pareos, faldas, camisetas, algún abrigo, sandalias, ropa interior, bañadores y cremas para el cuerpo y la cara.

—¡Me voy! —dijo Malena.

Y ante la mirada estupefacta de todos se quitó la ropa y soltó su cabello.

—No quiero móviles, ni ropa de marca, ni sujetadores con varilla, ni tintes para el cabello, ni televisión, ni conversaciones vanas. Me voy con la luna dormida en su blanca alegría, entre nubes.

Desnuda, con el cabello dibujando mil redes que se abrían en el espacio, Malena se metió entre las sábanas, dejó caer los párpados y durante un par de días no emitió palabras, apenas alguna tímida carcajada o gemido.

Sus ojos llenaron de curiosidad a la familia pues aunque herméticos, parecían avizorar un mundo de cosas.

Cuando Malena abrió los ojos, estaba radiante, su mirada era como un amanecer y al posarla sobre la gente, producía  la imperiosa necesidad de despertar.

Despertar de la apatía, del automatismo, de los ritmos vertiginosos y obscenos de la vida moderna, despertar hacia dentro.

Los miembros de aquella familia desde entonces fueron calificados de: raros, extravagantes, ridículos y anticuados, pues al ver lo que había ocurrido a Malena, cambiaron los paseos a exóticos lugares los fines de semana, por la aventura de viajar hacia dentro.

Cada cual se va a su pieza, cierra los ojos y en silencio dedica unas horas a la travesía interior. Se hacen preguntas a sí mismos, lloran y ríen, mientras realizan el deporte de más alto riesgo, el de enfrentar sus miedos y apropiarse de sus más elevados sueños.

Por esas horas no hay tecnología que distraiga, ni música estridente, ni artificios para estar bellos, ni normas para expresarse, ni límites para imaginar.

El resto de la semana, leales a su nueva manera de ver la realidad, visten a su antojo, usan poco el móvil, no ven casi la televisión, y los que ya son mayores llevan el pelo canoso.

Existe mucha gente como Malena y su familia.

Si ves a una mujer que no se tiñe el pelo, no pienses que la pobre está descuidada. Sugiero que por el contrario, adviertas que es más libre. No gasta tantas horas y dinero en productos tóxicos y ha hecho las paces con las leyes naturales del tiempo.

“El globo más potente, está en tu mente”.

“Solo en el silencio interior podemos escuchar lo que somos. Y de allí brota el más valiente de los cánticos”.

LA REFLEXIÓN, por Amador Martos

“EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA”

Vivimos en un mundo mediáticamente acelerado que impide la reflexión pausada e interiorizada acerca del verdadero sentido de la vida. La competitividad laboral, el excesivo consumismo y el sometimiento a un estresante ritmo de vida son unas pautas de comportamiento que alienan a los individuos, impiden un razonable equilibrio entre el mundo exterior —nuestro actual sistema capitalista de producción— y nuestro mundo interior, el de los sueños, el de la paz interior, el del reencuentro con uno mismo. Según el filósofo Vattimo, a través de su obra El pensamiento débil, la comunicación y los medios adquieren un carácter central en la postmodernidad. La abundancia de emisores continuos no aporta una visión unitaria que permita formar el “yo” con una sola visión del mundo exterior, ni siquiera una visión contextualizada e independiente. Por el contrario, desde la psique postmoderna el mundo de los medios solo trae como consecuencia una mayor fragmentación yoica, convirtiendo a nuestro “yo” en un puro subjetivismo de la realidad.

Ese trepidante ritmo de vida de las sociedades occidentales carece de la mirada que proporcionan las filosofías orientales, que prestan más atención al viaje interior. Es por ello que hoy estamos asistiendo a una especie de fusión entre occidente y oriente, y no es casualidad que prestemos cada vez más atención a nuestro interior en busca de paz y solaz. Así es como el yoga, la meditación, la introspección psicológica y toda una retahíla de literatura de autoayuda, remiten todos ellos hacia esa aventura interna para ser dueños de nuestros pensamientos y de nuestras emociones; un viaje que fue descrito por Platón mediante una excelente alegoría conocida como el Mito de la Caverna.

También podemos encontrar esa experiencia en el Mito del Viaje del Héroe, un arquetipo universal descrito por el importante mitólogo Joseph Campbell en su libro El héroe de las mil caras (1949). En ambos casos (el que plantea Platón y el retratado por Campbell) se trata de un camino de autoconocimiento y transformación interior que sigue unos procesos comunes a todos los viajes que inician esa aventura. Es una travesía que nos lleva a buscar el sentido profundo de la vida, la razón por la cual vivimos, así como a desarrollar nuestros talentos para tal fin. Se trata, en definitiva, de arriesgarse a encontrarse y a ser uno mismo, alejado de los roles impuestos social o familiarmente.

Este periplo lo han experimentado muchas personas, sea en el campo de la ciencia, la espiritualidad, así como en cualquier otra disciplina. Recorrer ese camino implica un “despertar” para poder desarrollar ese héroe interior que todos llevamos dentro. En términos platónicos, sería como salir del mundo de las sombras para ingresar en el mundo inteligible donde se encuentra la idea del Bien.

Ambos mitos tienen su correlación en la Psicología Transpersonal, que distingue entre la “conciencia personal”, supeditada a la priorización de las vivencias en el mundo de los sentidos, y la “conciencia transpersonal” donde se experimenta una vinculación fraternal con todo lo existente que va más allá de las establecidas reglas morales.

En definitiva, se trata de una experiencia inefable que solamente pueden compartir aquellas personas que han experimentado el despertar de la conciencia, un proceso mental para dejar atrás la ignorancia y buscar la sabiduría, pues sólo el saber puede hacer a una persona libre. Y es que la máxima expresión de la libertad es revertir lo sabido en la propia humanidad, un sentido solidario y universal del conocimiento que se transmite desde la lucidez mental para mayor magnanimidad de la humanidad.


La aventura de leer: la capacidad de inquirir y de desvelar enigmas

Hoy sube al trapecio el pensamiento creativo de Andrés Calero, un maestro y psicólogo que apuesta firmemente por mejorar la comprensión lectora en la escuela.

Autor de varios libros sobre este ámbito del aprendizaje, Andrés Calero ha formulado aportaciones teórico-prácticas sobre la enseñanza-aprendizaje de estrategias de comprensión lectora desde la perspectiva metacognitiva, con alumnado de Educación Primaria y Secundaria Obligatoria.

Os invitamos a leer este artículo sobre la aventura de leer que ha desarrollado como si de una doble pirueta se tratase. ¡Esperamos vuestros comentarios!

LA AVENTURA DE LEER:

LA CAPACIDAD DE INQUIRIR Y DE DESVELAR ENIGMAS

Por ANDRÉS CALERO

“Si la vida es un sueño,
como dijo algún navegante atribulado,
prefiero el trapecio
para verlas venir en movimiento”

Manolo García 
(Compositor y cantante)

Cuando Tana me invitó a subirme a la barra de su “trapecio de tinta”, para hacer un recorrido reflexivo sobre el significado del hecho de leer y de acercarse al lenguaje escrito, construí una inmediata asociación de ideas entre tres personajes: dos ficticios, personificados uno en el de la letra de una de las canciones de Manolo García, y en el de la narración de Kafka Un artista del trapecio , y otro real, que se encarna en algunos de los alumnos de Educación Primaria y Secundaria de nuestras escuelas. En los tres casos, existe un nexo de unión representado por la distancia y la falta de acomodación intelectual al vacío y la realidad vital que se les ofrece a los dos primeros, y a la experiencia cognitiva y de aprendizaje de los últimos. En consecuencia, estos personajes deciden vivir sobre “su” trapecio, para “mover” su imaginación y su natural capacidad de inquirir sobre el mundo que les rodea, y así poder comprenderlo.

Leer tiene que ver con la capacidad para autocuestionarse sobre lo que se lee, con  indagar, con seguir pistas, con descubrir. Y en ese camino, como en la mayoría de viajes, importa más el camino mismo y lo que vamos encontrando, que el hecho mismo de llegar al destino. Consideradas como habilidades de pensamiento de alto nivel, cuando estas destrezas se desarrollan tempranamente en la escuela o en el hogar, se asientan las bases intelectuales de la creación de lectores con pensamiento divergente, que aprenderán a plantearse a sí mismos preguntas durante el proceso que siguen para construir significado del texto que leen, utilizando para ello herramientas intelectuales (estrategias cognitivas y metacognitivas), que les ayuden a planificar y controlar diversas hipótesis previas y variadas sobre la lectura, ideas originales u opciones distintas de inferencias, o alternativas de supervisión y control sobre la comprensión del significado que el texto les va ofreciendo.

 

¿QUÉ HAS APRENDIDO HOY? ¿HICISTE HOY UNA BUENA PREGUNTA?

La idea de que la cultura de aprendizaje que se establece en las aulas influye en el desarrollo cognitivo es crucial para entender dónde estamos, porque los sistemas educativos moldean no sólo el conocimiento, sino la forma de pensar de nuestros hijos. En el caso de la capacidad para inquirir sobre lo que leen, aunque muchos de ellos han llegado a ser auténticos expertos en memorizar y saber responder a las preguntas que los profesores les hacen, han llegado a olvidar las más importantes de todas: las suyas propias, aquellas cuyas respuestas les adentran en un tipo de conocimiento más profundo y más activo en la relación con el texto.

Las dos preguntas que dan título a este epígrafe, representan dos concepciones del aprendizaje radicalmente distintas, sobre las que la escuela actual sigue debatiendo.

Aplicadas a una tarea lectora, cuando tienen que responder a esas dos preguntas, se espera de los niños que pongan en juego distintos procesos de conocimiento. La primera de ellas «¿Qué has aprendido hoy?”, es una pregunta recurrente que sufren muchos alumnos cuando por la tarde llegan del colegio. Quien hace esta pregunta espera del niño un tipo de pensamiento convergente, y haber contestado correctamente a todas las preguntas que el profesor les ha hecho oportunamente. La segunda pregunta «¿Hiciste hoy una buena pregunta?» no es usual, básicamente porque a los niños no se les enseña a preguntar, mutilándoles así su tendencia natural que desarrollan desde la infancia para inquirir sobre las cosas y los actos de conocimiento, llegando  a descubrir que las preguntas sólo las hacen los profesores, que las suyas no son importantes. Sin embargo, el adulto  que plantea esa pregunta, supone en el estudiante un estilo de pensamiento estratégico y divergente, con una implicación deliberada y activa en la comprensión del texto que ha leído, y en la construcción de conocimiento.

En la creación de lectores que sean capaces de hacer todos los días una buena pregunta está el futuro de muchos alumnos,  porque leer es un proceso de construcción personal de significado y diálogo con el texto, en el que esa capacidad de inquirir juega un papel muy importante, como herramienta de conocimiento y de supervivencia en una sociedad de la información como la nuestra.

Herramientas de la mente

 

EL LENGUAJE ESCRITO Y LA CAPACIDAD PARA AUTOCUESTIONARSE SOBRE LO QUE SE LEE

El lenguaje escrito es/debe ser un instrumento cultural al servicio del desarrollo humano, que habilite al lector a deambular por el texto haciendo más explícito su pensamiento, imaginando,  planteándose preguntas, aprendiendo, y regulando el conocimiento que obtiene  a través del uso de las herramientas de la mente. Cuando esto no ocurre, nos encontramos con generaciones de estudiantes desinteresados por lo que leen, cansados de responder a las famosas “fichas”  -cuya funcionalidad es más ocupacional que de aprendizaje-  con baterías de preguntas que los profesores, o los propios textos les plantean.

Una herramienta de la mente, en términos del enfoque vygotskiano del aprendizaje, es algo que nos ayuda a resolver problemas, un instrumento que facilita el problema de la comprensión de un texto, y que voluntariamente sitúa al lector en un contexto activo de aprendizaje. En el caso de la lectura, esas herramientas son las estrategias cognitivas y metacognitivas que los lectores competentes suelen utilizar para,  por ejemplo,  predecir lo que van a leer, visualizar o imaginar lo que están leyendo, o autocuestionarse sobre lo que leen. Se trata de destrezas que no se tienen si no se enseñan en las escuelas desde los primeros cursos, y que no hacen sino ampliar nuestras habilidades naturales para penetrar en el texto, y para percibir y sentir la información y el conocimiento que en el mismo se nos  describe. Ello exige maestros formados en la idea de que el lenguaje escrito es un instrumento  cultural de comunicación que posibilita la toma de conciencia de uno mismo en la tarea lectora. 

Cuando, por ejemplo, a los lectores iniciales se les plantea la lectura de una narración, y el profesor no les descubre explícitamente la existencia de estos procesos de pensamiento de alto nivel, no saben qué hacer para comprender lo que leen, no dirigen su mente hacia un propósito de lectura, y se limitan a comenzar a leer sin demora, perdiéndose en las palabras del texto sin aporte alguno de capacidad para descubrir el conocimiento, y abocándose en el futuro  a “subirse a un trapecio” que les posibilite poner en movimiento  su imaginación, el deambular, el balanceo y la interacción creativa con el texto, en una aventura plena de comunicación consigo mismos y con la construcción personal de significado.  

¡Construyamos esos trapecios en las aulas!

 

Podéis seguir al profesor Andrés Calero en su blog:

www.comprension-lectora.org 


La aventura de entender a Clarice Lispector. Conversación con la investigadora Carolina Hernández Terrazas, autora de “La náusea literaria”

«La palabra tiene su terrible limite. Más allá de ese límite está el caos orgánico. Después del final de la palabra empieza el gran alarido eterno.» Clarice Lispector

«“Darle la mano a alguien fue lo que siempre esperé de la alegría” –está escrito sobre su lápida– […] una alegría que fue fundamental para ella a lo largo de toda su vida […] Una tarea que vivió y cumplió Clarice Lispector desde su escritura, desde su percepción de la realidad y de su creación de mundos propios para poder sobrepasar su existencia, una existencia que fue tocada por la náusea, que pudo superar a través de su literatura creando una náusea literaria.» Carolina Hernández Terrazas

clarice lispector

LA AVENTURA DE ENTENDER A CLARICE LISPECTOR

Conversación con la Dra. Carolina Hernández Terrazas, autora de La náusea literaria y doctora en Teoría de la literatura y literatura comparada por la Universidad de Barcelona

 

Carolina, tienes apenas 35 años y este es tu primer libro, un ensayo. Es justamente esta combinación de hechos lo que más me ha sorprendido y me ha alegrado, saber que hoy día hay editoriales que asumen la iniciativa de publicar ensayos rigurosos y además de autores jóvenes y noveles, como es tu caso.

Seguro que no hay muchas personas a las que el nombre de Clarice Lispector les diga algo. Yo misma la he descubierto gracias a ti. ¿Quién fue Clarice Lispector? ¿Por qué este ensayo sobre Clarice Lispector? ¿O sería mejor decir biografía literaria?

Clarice Lispector era Clarice-mujer, Clarice-madre, Clarice-periodista, Clarice-escritora, observadora del mundo; su mente no estaba quieta ni un segundo, cada momento aprehendiendo el mundo, viviendo el instante y luego escribiéndolo buscando la palabra exacta para describirlo.

Originaria de Ucrania, pero que nace en el viaje rumbo a Brasil, cuando su familia huía de los progromos. En 1943 se casa con el diplomático Maury Gurgel Valente y ese año publica su primera obra Cerca del corazón salvaje (Perto do coraçao selvagem). A partir de su casamiento comienza su vida de mudanzas por el mundo, al mismo tiempo de su producción literaria. De la misma manera comienza a colaborar en varias revistas firmando con pseudónimos. Después de su divorcio fija su residencia en Río de Janeiro junto con sus dos hijos: Pedro y Paulo y continúa con colaboraciones periodísticas en varios medios: Diário da Noite, revista Machete, etc. Y sigue escribiendo hasta que muere víctima de un cáncer el 9 de diciembre de 1977.

Clarice Lispector seduce. Como dice Elena Losada, cuando lees las primeras dos páginas, o bien, lo dejas porque no te gusta nada; o te atrapa, y no puedes parar de leer aunque tengas que leer dos o tres veces una misma página. A mí me ocurrió lo segundo, y por ello decidí emprender la aventura de intentar entenderla y “aprehenderla” a través de un ensayo, que es el género por el que mejor se expresan tus ideas, les das causas y consecuencias.

Dice la Doctora Elena Losada Soler en Mujeres y Literatura [Àngels Carabí y Marta Segarra Eds.], PPU, Barcelona, 1994, pp. 123-136., que Clarice Lispector sostuvo una dura lucha con las palabras, que volvía una y otra vez sobre el lenguaje. Que su obra es una constante reflexión sobre los límites de la palabra. En palabras de Elena Losada: “Clarice Lispector no crea palabras nuevas, retuerce las ya existentes hasta el límite de sus posibilidades: «Hay muchas cosas por decir que no sé cómo decir. Faltan las palabras. Pero me niego a inventar otras nuevas: las que existen deben decir lo que se consigue decir y lo que está prohibido.»

Háblame del lenguaje, Carolina, de las palabras, de la batalla de esta escritora con los límites del lenguaje, de su proceso creativo. Según ella: «No, no es fácil escribir. Es duro como partir rocas. Pero saltan chispas y astillas como aceros pulidos». ¿Qué había en esa necesidad de expresión y en la tentación del silencio que sostiene Elena Losada que encierra su obra?  

Se mueve en ambas dualidades, pero es al mismo tiempo su no querer comunicarse con el mundo real. A los personajes de Lispector les cuesta comunicarse con sus realidades y su mundo, ellos intentan explorar otra forma de conocerlo a través de su silencio, que es una forma de crear un mundo propio con sus códigos de comunicación. Ella misma define al silencio como un espacio de acontecimiento y agrego que es un elemento detonante de la náusea literaria, que desemboca en la necesidad de expresión, del proceso creativo.

Muchos críticos han hablado de Lispector como una “autora de silencios”: autora de “libros como gritos que gritan por lo que callamos y en nuestro silencio somos cómplices”, como menciono en mi libro. Es un silencio que tiene dos consecuencias, a nivel corpóreo y a nivel existencial. El primero tiene una relación con el personaje y el otro con el mundo, el momento en que entra en contacto con la otredad y su imposibilidad de comunicación.

La primera parte de La manzana en la oscuridad es la que mejor ejemplifica este estado. Trata del silencio como herramienta para la construcción de lo humano. Un hombre, Martín, huye de la ciudad tras cometer un crimen. Se refugia en un hotel que parece la línea de separación de los mundos, cruza esa línea y se encuentra huyendo en plena noche. Apenas sin conciencia de sí, desciende a un valle, descubre una hacienda y se queda en ella de manera pasiva. Se queda y se calla, parece ajeno a todo, mira: “Su gran silencio no era apatía. Era una profunda somnolencia en guardia, y una meditación casi metafísica sobre el propio cuerpo […]”.

Decía Clarice Lispector: «Escribo muy simple y muy desnudo. Por eso hiere”. Tal vez de ahí el título: La naúsea literaria, un título que sacude al lector y que le provoca, al menos esa ha sido mi sensación. De repente el título me ha hecho pensar en la novela filosófica de Sartre La naúsea. Quizá no sea casualidad esa asociación. ¿Qué podemos encontrar en La naúsea literaria?

El título viene motivado justo por la novela de Sartre y de hecho es un estudio comparado entre el existencialismo sartriano y el mundo clariceano. En la náusea literaria se puede encontrar el éxtasis melancólico necesario para poder salir de eso que se llama aburrimiento al que los seres humanos se enfrentan una y otra vez.

El éxtasis melancólico está relacionado con la epifanía en los personajes de Clarice Lispector. Como un proceso purificador. Sus personajes viven en plenitud la enfermedad melancólica: juegan a diseñar escenografías, dan rienda suelta a las paranoias de su imaginación literaria. En ese instante llega del exterior algo, un detonante que los desequilibra. Estalla un deseo poético de volver al orden y cuando lo consiguen (si lo logran) viene un placer tal que logran integrar su experiencia y se exaltan, se euforizan y esta es la epifanía, el éxtasis melancólico.

¿Qué ha supuesto para ti como investigadora y escritora bucear en su figura y obra?

Desde hace quince años tengo contacto con el proceso creativo, era periodista en México y, además de cubrir eventos sociales, culturales y deportivos, lo combinaba con la escritura de cuentos y de monólogos de teatro. Me sorprendí mucho al encontrar una literatura como la de Lispector y me dio mucha curiosidad el cómo de su escritura, además de compartir el aburrimiento que tenían sus personajes con mi experiencia personal. Durante la investigación aparté mi escritura creativa, pues el lenguaje académico te lleva a un mundo en el que no se permite la creatividad literaria. Sin embargo, la acogida de este trabajo, el poder quitarle el tono académico, el permitirme introducir un epílogo como el que tiene el libro; fue un impulso para quitar como una especie de costra que tenía en mi cabeza y corazón, para poder volver así al proceso creativo. Ahora mi libro, mi obra seguirá su camino; y yo, me concentro de nuevo en mi poiesis. Es decir, durante todos estos años he tenido obstáculos, retos y satisfacciones en dos ámbitos: tanto vivencial, como de conocimiento.

¿Has empezado a coquetear con alguna idea para tu próximo libro?

Sí, tengo varias ideas rondando por la cabeza. Al mismo tiempo que tengo dos ensayos sobre la mesa, en torno a la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz y sobre literatura juvenil y de adultas mujeres, también tengo la cosquilla de seguir creando teatro, en especial monólogos. Tengo uno que representé hace tiempo: Poiesis, que es de una chica que está embarazada psicológicamente y a partir de este detonante se cuestiona toda su existencia. Y otros más que están en vías de publicación.

¿Algo más que desees añadir?

Invitar a los que no conocen a Clarice Lispector a probarla un poco. Intentar leer dos páginas en un cuento, o de una de sus novelas; y si les gusta, que continúen la aventura, porque como digo en mi libro, leer a Lispector te invita a leer y vivir de otra manera. El mundo es el mismo que se presenta ante los ojos de cualquiera. Lispector nos induce a tomar esos instantes, y que se revelen ante nosotros. Su lectura nos incita a ser cómplices de la búsqueda de otro mundo, que todos podemos crear.

Carolina Hernández Terrazas
En fotografía promocional de Ismael Llopis ©

La náusea literaria, el ensayo de la Dra. Carolina Hernández Terrazas ha sido editado por Fórcola y cuenta con un prólogo de la Dra. Elena Losada Soler. Desde el trapecio de tinta celebramos e impulsamos esta publicación sobre Clarice Lispector y a su autora, que os animamos a descubrir.


Malabares de poesía y reflexión (10): En las junglas de cemento crecen flores humanas

La aventura de descubrir lo que nos rodea, de ir en busca del otro, pero también la aventura de descubrir el lenguaje y la comunicación, así es la escritura de Isabela Méndez: siempre buceando en las imágenes que evocan las palabras, el sentido que encierran, para llegar al otro.

Los textos de Isabela Méndez son una invitación a la aventura, especialmente sus twitts ilustrados. Textos hiperbreves, nacidos en Twitter, y que por su brevedad y minúsculo tamaño actúan como reclamo para iniciar la aventura de descubrir el relato que encierran.  Aventura urbana, el poema de Isabela que presentamos hoy, nació justamente así, de un twitt ilustrado: Flores humanas.

El comentario que el filósofo Amador Martos dedica hoy para la reflexión es también una invitación a emprender una aventura paralela: la aventura más aventura de todas, la de descubrir al otro y constatar que no estamos solos.

¡Feliz aventura!

TWIIT ILUSTRADO Y POEMA, por Isabela Méndez

“AVENTURA URBANA”

Flores-humanas

Twitt ilustrado: Flores humanas
Poema: Aventura urbana
Autora del twitt, poema y dibujo: Isabela Méndez ©
Título del dibujo: Flores humanas (técnica mixta)

LA REFLEXIÓN, por Amador Martos

“SOCIEDAD LÍQUIDA”

Vivimos en sociedades industriales y tecnológicas que nos ofrecen muchas comodidades, tantas que se puede trabajar, comprar y contratar cualquier servicio gracias a Internet. El sistema de producción está pensado para llevar una vida rápida, de inmediatez, de avidez por saciar los sentidos. Esa vorágine de consumismo y de un estilo de vida individualista y solitario ha erosionado paulatinamente las relaciones sociales y familiares.  Un modus vivendi que ha sido descrito por el sociólogo Zigmunt Bauman como “sociedad líquida”.

La tesis de Bauman es que vivimos en una “sociedad liquida” sin compromiso duradero entre sus miembros y, por tanto, con un modelo de amor “confluente”, que dura hasta que se acaba el interés de una de las dos partes. A la pregunta de “¿Por qué los hombres de hoy parecen incapaces de amar para siempre?”, Bauman responde: “Porque vivimos en una sociedad que se ha modelado en torno al usar y tirar, al deseo de consumir, a la ausencia de responsabilidades. El consumo como medida de nuestras acciones no favorece la lealtad y la dedicación hacia el otro. Al contrario, apoya una visión de la vida en la que se pasa de un deseo a otro, en la que se abandona lo viejo por la novedad. La cláusula “si no queda satisfecho le devolvemos su dinero”, se ha convertido en el paradigma de toda relación. Esto acaba, también, con el amor”. Entonces el otro deja de ser un fin en sí mismo, como quería Kant, y se convierte en un medio para sí mismo.

La vertiginosa rapidez de los cambios sociales ha debilitado los vínculos humanos. Los potentes lazos que antaño mantenían nuestros antepasados ahora se han convertido en provisionales y frágiles. Así, la felicidad se ha buscado en la inmediatez, en lo individual, en la competitividad, y ha desplazado la solidaridad social, los afectos y las relaciones comunitarias. Sin embargo, paradójicamente, el ser humano no está preparado para vivir en soledad, pues necesita el afecto y la compañía de sus semejantes. Ello se ha notado especialmente en la crisis económica que padecemos: la solidaridad ha aflorado mediante los movimientos sociales y el apoyo de las familias en momentos de grandes dificultades como los desahucios y el desempleo. La actual crisis económica evidencia un anacronismo: hay gentes sin casa y casas sin gentes. Algo no funciona bien en el ámbito económico y político cuando las ciudades expulsan a sus habitantes por medio de desahucios. Los ciudadanos tenemos el deber de recuperar nuestros pueblos y ciudades por y para las personas.

Más que nunca nos necesitamos los unos a los otros. Como certeramente dijera el erudito alemán Karl Wilhelm Von Humboldt: “En el fondo, son las relaciones con las personas lo que da sentido a la vida”.


El particular “Discurso del método” en versión siglo XXI del filósofo Amador Martos

Amador Martos, filósofo colaborador de este blog, recibió hace escasamente unos meses la noticia de que un ensayo suyo había sido publicado en la revista científica Journal of Transpersonal Research.

Dice Amador Martos que es la insaciable necesidad de saber la que convierte al que se hace preguntas en un filósofo. Y yo creo que esa tesis se le ajusta como un guante a medida. Él es ante todo un ser ansioso de conocimiento.

A raíz de la publicación de su artículo intercambiamos correos y algunos de ellos empezaron a amenazar con convertirse en algo «ligeramente» parecido a los diálogos socráticos, pues las preguntas no cesaban y se hacían persistentes. Desembocamos en una incesante charla a través del correo electrónico en la que yo le planteaba mis inquietudes sobre la situación y el lugar que ocupan las humanidades en la educación y la sociedad actual. Y poco a poco hubo una pregunta que empezó a transformarse en casi un reproche “Amador, dime: ¿dónde están los filósofos hoy?”.

Llegados a ese punto de diálogo tenaz, se me ocurrió proponerle este cuestionario sobre todos esos asuntos, así, no solo yo, más personas podrían también escuchar su reflexión y su pensamiento.

¡Hoy la filosofía se sube a la barra del trapecio! Lo que sigue es la presentación del particular “Discurso del Método” de Amador Martos en versión siglo XXI.

INNER JOURNEY

 

5 REFLEXIONES  del filósofo AMADOR MARTOS acerca de su particular “DISCURSO DEL MÉTODO EN VERSIÓN SIGLO XXI”

1. REFLEXIÓN a la pregunta:  ¿Qué lugar ocupa la filosofía hoy en la sociedad?

Lamentablemente, no ocupa el lugar que se merece. De las grandes preguntas de la filosofía han surgido las grandes respuestas de la cultura humana, hasta llegar al advenimiento tecnológico en la actualidad. Sin embargo, el acervo científico ha quedado secuestrado por el economicismo neoliberal: el saber se ha puesto al servicio de los intereses privados y no del bien común. La filosofía es, ante todo, hacerse preguntas sobre la existencia, la moralidad y el devenir de la humanidad, todo lo cual no interesa al aparato ideológico que gobierna al mundo bajo el control del dinero. Las élites dominantes (grandes bancos internacionales, multinacionales y partidos políticos de orientación neoliberal) no tienen el más mínimo interés en que las masas piensen por sí mismas hasta adquirir un pensamiento crítico. Así es como podemos contemplar que el ministro Wert acentúe los recortes en filosofía y las humanidades en general, y potencie las formaciones profesionales que sólo sirven para los intereses de la producción capitalista dirigida desde la élite. En base a esa distorsión ideológica, Wert pretende suprimir la Historia de la Filosofía como asignatura en segundo de Bachillerato, así como la Ética en cuarto de la ESO, prima hermana de la Filosofía.

En suma, estamos ante una guerra ideológica, y no es casualidad que asistamos a los recortes en educación, y a los del Estado del Bienestar en general, que afectan sobre todo a las clases populares pero nunca a los intereses privados de los ricos. Se está desmantelando el Estado, un bien común que es de todos, para beneficio de los intereses privados de una minoría. En esa guerra ideológica, las humanidades, y la filosofía en particular, están siendo diluidas, se las está haciendo desaparecer del horizonte para el planteamiento de las cuestiones trascendentales que actualmente necesita repensar la humanidad. La esfera mundial está dominada por el mal llamado “pensamiento único neoliberal”, cuya intencionalidad es impregnar del valor dinerario a todo en la vida. Cuando la vida es pensada sólo en términos de un valor económico, asistimos a la actual decadencia de la civilización con una crisis ecológica y humana sin precedentes en la historia y, con ello, nos dirigimos hacia un generalizado nihilismo.

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Ante estas sombrías expectativas de futuro, sobre todo con el elevado índice de paro en los jóvenes, las humanidades y la filosofía son hoy más necesarias que nunca para repensarnos como personas, como sociedad y como civilización. En este sentido, están surgiendo movimientos y asociaciones (Asociación de Filosofía Práctica de Cataluña, a la cual pertenezco) que, casi imperceptiblemente, están retomando el reto de darle a la filosofía el lugar que le corresponde. Uno de estos movimientos es el del asesoramiento filosófico, cuyo iniciador a nivel mundial ha sido Lou Marinoff,  quien ha cosechado un gran éxito de ventas con las obras Más Platón y menos Prozac, Pregúntale a Platón, El ABC de la felicidad y El poder del Tao. La filosofía es en nuestros tiempos más necesaria que nunca como una disciplina para ayudar a adquirir una conciencia social activa que ayude a disolver los conflictos del día a día.

Entrevista ilustrativa: Entrevista a la filósofa Marina Garcés, Profesora de Filosofía en la Universidad de Zaragoza.

2. REFLEXIÓN a: En estos momentos, ¿qué lugar ocupan las humanidades en la educación?

La Educación debería ser un bien público y un derecho universal, lo cual no es considerado así por los partidos políticos de clara orientación neoliberal (como el Partido Popular). Así, mediante el proyecto de ley LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa), que modifica la LOE (Ley Orgánica de Educación), se sustituye la obligación que tiene el Estado de garantizar una educación a todos los ciudadanos por una actividad educativa orientada principalmente al servicio del tejido productivo empresarial. Así es como quieren fomentar el “espíritu emprendedor” y la formación para el empleo. Es decir, se obvia una formación integral de las personas donde las humanidades ocupan un lugar central para desarrollar al máximo las capacidades de cada estudiante, su espíritu crítico y su capacidad de análisis. Al retirar del currículo materias como la Filosofía o la Música, por ejemplo, se discrimina la oportunidad de los niños de acceder al saber universal así como a desarrollar sus verdaderas potencialidades internas al no considerar dichas actividades como útiles para el sistema productivo.

La política educativa que defiende el Partido Popular (de claro corte neoliberal) es crear buenos empresarios y productores de bienes y servicios, pero no buenas y mejores personas para lo cual las humanidades juegan un papel trascendental. Las humanidades son imprescindibles para que una persona sepa de dónde viene, hacia dónde va y qué hacer con su vida desde una comprensión global humanista.

La prueba más evidente de la orientación ideológica en la política educativa, es que se ha suprimido la asignatura “Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos”, y en su lugar se potencia la religión en las escuelas, a pesar de ser España un país constitucionalmente laico. Las humanidades, dentro del marco educativo, están siendo zarandeadas según el vaivén político de turno. En España es necesario un gran pacto educativo donde las humanidades ocupen un lugar central para desarrollarnos como personas y como sociedad. En este sentido, tenemos mucho que aprender de los sistemas educativos del norte de Europa y de Finlandia, en particular. La sociedad española es un reflejo de nuestro deficiente sistema educativo. Por tanto, urge recuperar un pensamiento humanista en el sistema educativo para repensarnos como una sociedad que debería prepararse para los grandes retos que nos depara el futuro.

CHILDHOOD

VIDEO ILUSTRATIVO del  Doctor en educación por la Universidad de Londres, Sir Ken Robinson, considerado un experto en asuntos relacionados con la creatividad, la calidad de la enseñanza, la innovación y los recursos humanos.

3. REFLEXIÓN a la pregunta: ¿Donde están los filósofos y los pensadores hoy?

Para responder a esta pregunta, creo pertinente tomar prestadas algunas palabras del filósofo Javier Gomá Lanzón, quien se pregunta en un artículo publicado en El País-Cultura: ¿Dónde está la gran filosofía?

Desde sus orígenes, la misión de la filosofía ha sido la proposición de un ideal. Y la gran filosofía es la ciencia del ideal de conocimiento exacto de la realidad y de una sociedad justa. Un genuino ideal aspira a ofrecer un sentido unitario, intemporal, universal y normativo. El gran ideal filosófico debe proponer una síntesis feliz tanto para los individuos como para la colectividad, integrando elementos heterogéneos y hasta contrapuestos y proyectándolos más allá de su contexto histórico y concreto por su carácter de intemporalidad y universalidad. Además, dicho ideal debería señalar un objetivo moral que despierte en los ciudadanos un interés para reconocerse en la hermosa y noble perfección de quien participa de la naturaleza.

La filosofía contemporánea ha incumplido con su misión de proponer dicho ideal a la sociedad de su tiempo y al ciudadano que participa de la democracia de la cultura. Las universidades se han quedado sin iniciativas en el aporte de un gran ideal filosófico regenerador y explicativo para una civilización en crisis de identidad. En ausencia de ese gran ideal, la filosofía ha sido permutada por la historia de la filosofía que se imparte en las universidades. Así, la filosofía se ha quedado huérfana de un marco comprensivo general que sólo un gran ideal puede proporcionar.

La modernidad ha desembocado en diversas propuestas hermeneutas (en diferentes interpretaciones de la realidad, propuestas ideológicas de esa misma realidad, siempre heterogéneas, alejadas de una concepción unitiva de la vida) y en denuncias del sistema capitalista pero sin aportar una visión que dé sentido a la experiencia individual en su interrelación social. No hay ningún aporte consistente en la proposición de un ideal en el sentido de hacer una gran filosofía. El progreso moral colectivo sólo puede edificarse sobre un gran ideal pues, sin éste, nuestra civilización está condenada a conformarse con el orden plutocrático establecido. La filosofía necesita recuperar la gran filosofía, la que debe proponer un ideal cívico que despeje el oscuro horizonte de la actual civilización y el futuro de las generaciones venideras. En este sentido, hay muy pocos filósofos con esa capacidad de retornar al pensamiento humanista, a la idealización de la vida humana, en definitiva: pretender ser una expresión de la gran filosofía cuya ciencia debería ser el conocimiento exacto de nuestra realidad para ofrecer un sentido unitario y universal de la existencia humana.

No obstante la anterior reflexión, a mi parecer, en la actualidad, una gran figura de la filosofía contemporánea es Ken Wilber, un pensador poco conocido en España pero con un enorme prestigio internacional, con muchas de sus obras traducidas a más de veinte idiomas. La esencia de su pensamiento es haber aunado la sabiduría de la filosofía oriental con la pragmática racionalidad occidental, todo un reto para el devenir de nuestra civilización: integrar la racionalidad con la espiritualidad. Mi pensamiento filosófico se inspira en este inconmensurable pensador comparable a Kant o Platón.

FULL MOON MEDITATION

4. REFLEXION a dos preguntas: ¿Qué es ser consciente? ¿Qué lugar ocupa la conciencia en nuestras vidas?

Comenzaré respondiendo a la segunda pregunta, desde una  perspectiva del proceso evolutivo de la conciencia a través de la historia. El estudio de la conciencia está adquiriendo cada vez mayor importancia desde el ámbito de la filosofía así como de la ciencia. El citado Ken Wilber es el filósofo, por antonomasia, que ha estudiado, investigado y publicado importantes trabajos acerca de la conciencia. En el plano científico también existe ese interés, pues al decir del emérito profesor Roger Penrose: “En la era de la física cuántica, el reto más inmediato de la ciencia es descubrir en qué consiste la conciencia y cuál es su papel en el universo”. La conciencia se hace cada vez más cognoscible a sí misma a través de la historia.

El estudio de la conciencia humana ha sido objeto de investigación muy reciente en la historia del pensamiento y de la ciencia, siendo, como he citado anteriormente, el filósofo Ken Wilber un destacado estudioso de ella. Los desarrollos de las ciencias psicológicas también han ayudado en este sentido: el Psicoanálisis, el Conductismo, la Psicología Humanista y la Psicología Transpersonal. Esta última trata del estudio de los potenciales más elevados de la humanidad y del reconocimiento, comprensión y actualización de los estados de conciencia unitivos, espirituales y trascendentes. El término transpersonal significa “más allá” o “a través” de lo personal y se refiere a las experiencias, procesos y eventos que trascienden nuestra limitada sensación habitual de identidad y nos permiten experimentar una realidad mayor y más significativa. Con la psicología transpersonal, se ha iniciado un camino esperanzador de trascendencia de la conciencia egóica hacia la espiritualidad o “transpersonalidad”. En la conciencia transpersonal es donde se experimenta una vinculación fraternal con todo lo existente que va más allá de las establecidas reglas morales. Y es dentro de dicho marco histórico que tiene razón de ser mi artículo publicado en el Journal of Transpersonal Research, una revista internacional que promueve el estudio de la investigación en Psicología y Psicoterapia Transpersonal y cuyo interés principal es la publicación de investigaciones experimentales y empíricas, para contribuir a la integración de lo “transpersonal” en la psicología académica. Mi artículo en cuestión se titula “La evolución de la conciencia desde un análisis político, social y filosófico-transpersonal” (version descargable en PDF)

Volvamos ahora a la primera pregunta: ¿qué es ser consciente? Nos adentramos aquí en el psicologismo de las personas. Ser consciente es un proceso evolutivo de la conciencia a través de la existencia. En una primera instancia, es un proceso biológico que ha dado lugar a la organización de los seres vivos en la continua producción de sí mismo (autopoiesis). En esa evolución biológica de la conciencia se ha producido la diferenciación de las diversas formas de conciencia observables en la naturaleza, desde las plantas, pasando por las innumerables especies animales, hasta llegar al hombre: el animal racional en la cumbre de la naturaleza. Pero, a la vista de la imperante decadencia civilizadora con una profunda crisis ecológica y humanitaria, hay fundados motivos para pensar que el actual estadio de la conciencia humana se halla lejos de la profundidad holística que propugna toda evolución natural. La racionalidad humana es un estado de conciencia exenta de moralidad a la vista de cómo estamos destrozando el planeta: es un contrasentido holístico, pues formamos parte de la naturaleza, y si la destruimos nos aniquilamos a nosotros mismos. Esa conciencia racional está lidiando con la conciencia moral a nivel global, imperceptiblemente naciente en multitud de personas y organizaciones que apuestan porque otro mundo sea posible.

En ese contexto descrito, es imperativa una de las máximas de Kant: Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca solo como un medio. Si toda persona se aplicara dicha máxima, se podría reorientar el rumbo de la humanidad. En este sentido, el trabajo de cada cual es de extrema importancia para evolucionar conscientemente hasta lograr la felicidad, no sólo para sí mismo de un modo egoísta sino, eminentemente, para la humanidad entera. Dicha perspectiva implica la visión “transpersonal” antes aludida. Por tanto, la tarea más urgente que tiene por delante la humanidad es promover la educación, la economía y la política hacia la consolidación del bien común y no, como en el actual estadio histórico, en la individualidad y el egoísmo de cada persona, estado o continente. Por ende, sobre todo lo expuesto hasta aquí, el actual paradigma en el que se halla la humanidad consiste en la integración de las conciencias personales en una mayor y nueva conciencia colectiva que priorice el bien común, una tesis conceptuada como un segundo renacimiento humanístico en mi artículo antes mencionado del Journal of Transpersonal Research.

Concluyendo, la racionalidad individual que eclosionó tras el primer renacimiento humanístico, allá por los siglos XV y XVI, está dando paso a un segundo renacimiento humanístico consistente en la integración de las conciencias personales hacia una conciencia colectiva “consciente” de su poderío racional y de su potencial espiritualidad (entiéndase el término “espiritualidad” en el más amplio sentido de “intersubjetividad kantiana”, es decir en el más puro sentido de las relaciones humanas que tan bien expresó Kant de un modo racional, nada que ver ni con la religión ni con el movimiento “new age”). Y en esa labor, cobra especial interés la evolución consciente de cada uno de nosotros ante los desafíos ecológicos, económicos, políticos y sociales que nos depara este siglo XXI. Todo un reto para reivindicar, más que nunca, el papel de filosofía, no en los estantes de las bibliotecas, sino en la propia conciencia de las personas, un trabajo evolutivo nada fácil pero imprescindible. Para tal fin, es imperativo adquirir un pensamiento crítico que permita salir de la moderna esclavitud en que el sistema capitalista de producción tiene subyugada a la humanidad, un trabajo de introspección que debemos realizar individualmente en el plano psicológico para que sea repercutido posteriormente en la sociedad.

5. REFLEXIÓN a las preguntas: ¿Qué es el pensamiento crítico? ¿Y cómo se puede fomentar desde la adolescencia?

Respecto a lo que es el pensamiento crítico daré, en primer lugar, una opinión personal desde mi propia experiencia. Luego, en segundo lugar, haré una referencia al cultivo del pensamiento crítico mediante una metodología didáctica.

En primer lugar, la opinión personal. En el más estricto sentido de la mayéutica socrática, el pensamiento crítico se va adquiriendo con la técnica persistente de la pregunta. La mayéutica se basa en la capacidad intrínseca de cada individuo de llegar a descubrir la verdad oculta en el interior de uno mismo. Esta técnica es la utilizada por Sócrates: mediante las preguntas al interlocutor, va desmontando las falacias, las equivocaciones y la falta de saber del contrincante en determinadas cuestiones. A través de las preguntas y la reflexión, reconduce a la otra persona al saber que posee dentro de sí, pero que desconocía. En este sentido, es una interactuación reflexiva entre dos personas cuyo método cognitivo es dirigido por la técnica mayéutica del filósofo. Pero ese proceso también es válido, a mi entender, para el dialogo subjetivo consigo mismo. Es esa insaciable necesidad de saber la que convierte al que se hace preguntas en un filósofo.

En mi caso personal, y tras muchos años sin comprender nuestro difícil mundo contemporáneo, a pesar de hacerme incontables preguntas desde muy joven, llegué a la conclusión de que era necesario hallar un “mapa sociológico” que diera razón del actual estado de civilización de la humanidad, con sus virtudes y sus defectos, para poder ubicarme existencial, racional y humanamente ante el caos cognitivo de nuestra sociedad. Dicho “mapa sociológico” forma parte de mi artículo “La evolución de la conciencia desde un análisis político, social y filosófico-transpersonal”. Una vez aclarado ese panorama social, económico y político, era imperativo hallar también un “mapa psicológico” para progresar adecuadamente dentro de un equilibrio racional a la vez de emocional. Dicho “mapa psicológico” también forma parte del trabajo antes citado. Ambos “mapas” tienen la virtud de emular la metodología de la duda racional empleada por Descartes en su obra el El discurso del método.

El discurso del método es una de las primeras obras de la filosofía moderna. En ella se defendía la ruptura y la destrucción del viejo mundo medieval y la configuración de otro nuevo, el mundo de la Edad Moderna. En especial, planteaba la necesidad de fomentar una actitud de investigación libre, alejada de los argumentos de la decadente tradición escolástica que se enseñaba todavía en las universidades y que Descartes había aprendido y de la que había comprendido su inutilidad. Siguiendo el mismo paralelismo que Descartes, opino que nuestro actual mundo globalizado está obsoleto y agotado por un nefasto neoliberalismo, expoliador de los recursos planetarios y causante de las miserias humanas. Con Descartes se inició una era conocida como Racionalismo, que siglos después ha desembocado en un racionalismo al servicio de la plutocracia, perpetuando una esclavitud que confina a las mentes carentes de pensamiento crítico al ostracismo intelectual o caverna platónica. Ante tal coyuntura, se presentaba como apremiante establecer mi propio Discurso del Método, pero en versión siglo XXI, más que nada para no caer en la locura. Y el resultado ha sido la publicación de dicho artículo por la revista internacional Journal of Transpersonal Research.

Evidentemente, la anterior exposición es una explicación muy sui génesis a partir de mis propias inquietudes para lograr mi personal cuestionamiento crítico. Sin embargo, el pensamiento crítico, hoy en día, es objeto de una metodología didáctica. En este sentido, recomiendo una guía disponible en este enlace:

http://www.criticalthinking.org/resources/PDF/SP-ConceptsandTools.pdf

En esencia, en ella, se nos provee de los elementos para hacer evolucionar el pensamiento crítico por progresivas etapas cognitivas:

1- Pensador irreflexivo (No somos conscientes de problemas en nuestro pensamiento)

2- Pensador retado (Nos enfrentamos con problemas en nuestro pensamiento)

3- Pensador principiante (Tratamos de mejorar pero sin práctica regular)

4- Pensador practicante (Reconocemos la necesidad de práctica regular)

5- Pensador avanzado (Avanzamos según seguimos practicando)

6- Pensador maestro (Los buenos hábitos de pensamiento se vuelven parte de nuestra naturaleza)

Vayamos ahora a la segunda pregunta inicial: ¿Y cómo se puede fomentar desde la adolescencia?

Aquí, como hemos explicado anteriormente, nos encontramos con un problema social endémico, pues la educación española no está concebida como un bien común como puede serlo en Finlandia. No me refiero al derecho de una educación pública, actualmente en vía de ser desmantelada, sino a los contenidos curriculares. En España, la educación está ideologizada políticamente y no se postula como el eje transversal de la sociedad. Por tanto, promover el pensamiento crítico desde la adolescencia va a depender en gran medida de la capacidad de los propios padres en fomentar dicho espíritu crítico, ya sea a nivel personal, o eligiendo los conductos educativos a tal efecto. En ese sentido, hay una corriente de las llamadas “escuelas activas”, cuya educación está orientada a potenciar todas las virtudes y valores de los niños y adolescentes durante todo el proceso educativo a lo largo de los años. Una de estas escuelas activas son las denominadas “Escuelas Waldorf”. Más que explayarme o repetir argumentos, prefiero remitir a los siguientes enlaces que dejan bien claro cuál es la metodología empleada por el sistema educativo Waldorf para potenciar el pensamiento crítico:

http://www.colegioswaldorf.org/index.htm

http://www.abc.es/familia-educacion/20130417/abci-educacion-alternativa-escandinavo-waldorf-201304021330.html

También, desde el ámbito de la filosofía, hay iniciativas sumamente interesantes para iniciar a los estudiantes en el pensamiento crítico, como El Centro de Filosofía para Niños.

Para concluir, pienso que el desarrollo del pensamiento crítico recae en última instancia en los mayores, quienes con su ejemplo deben fomentar la actitud inquisitiva  y nunca conformista de los adolescentes. Vivimos en una sociedad donde los medios de comunicación impiden precisamente el desarrollo del pensamiento crítico, y por ahí habría que comenzar la labor, por retrotraerse del ensimismamiento mediático para recuperar la capacidad autónoma del propio pensamiento. De dicha actitud, en última instancia, dependerá que seamos personas libres o esclavas de un sistema capitalista que fragmenta a los individuos y los confina a vivir en el individualismo, persiguiendo su propio egoísmo en vez de la solidaridad y el bien colectivo.

La humanidad se halla ante tres importantes cambios de paradigma:

– A nivel psicológico: trascender la  conciencia personal hacia la conciencia transpersonal.

A nivel sociológico: pasar del neoliberalismo al altermundismo.

A nivel filosófico: dejar atrás la filosofía tradicional y abrazar la filosofía transpersonal.

THE MAGIC DOOR

Tantos cambios que nos esperan a nivel social, económico y político, van a depender en última instancia de la capacidad crítica de todos nosotros en repensarnos como especie racional con la mirada puesta en una nueva espiritualidad que priorice el bien común, y para ello, la educación jugará un papel trascendental para que la noosfera resplandezca por sí misma más allá de la importancia dada por nuestra civilización al dinero.


Creatividad resurrectiva: el renacimiento del género epistolar en la semana de la creatividad (7 de 7)

PIRUETA CREATIVA, por Irina Mishina y Tana Sanz

Tana Sanz:

Ja ja ja ja ¡Cómo somos! Siempre buscando la solución rápida y fácil… la pastillita. No es así como se alcanzan las metas. Yo defiendo el “inspirabajo”, el trabajo inspirado. Y asociado al trabajo va el sudor. El sudor para sacar adelante esas grandes ideas. Ya lo decía el inventor Thomas Alva Edison: “El genio es 1% inspiración y 99% transpiración”. Y algo debía saber de ello, pues consiguió patentar a lo largo de su vida nada más y nada menos que más de mil inventos.

Hay que estar dispuestos a trabajar y a sudar si queremos sacar adelante esa idea que tenemos y que se haga realidad, incluso a pasar noches en vela. Porque si no tenemos esa determinación la idea acabará olvidada o lo que es peor, muerta.

Sin embargo me parece que la suma de inspiración, trabajo, determinación y perseverancia no es suficiente para lograr el objetivo. Todos conocemos a personas con brillantes ideas, gente trabajadora, imaginativa y que persevera en el empeño, pero que “por lo que sea” no acaba nunca de alcanzar la meta. ¿Qué les pasa? ¿Qué es lo que falla?

Tal vez se pierden en el proceso de creación, como en un laberinto. Dando vueltas y más vueltas alrededor de la idea. Quizás lo que falla sea la gestión del proceso. Pero ¿cómo se gestiona un proceso de creación? ¿Cuáles son los pasos para avanzar y ejecutar esa idea? ¿Cómo hacemos para no entrar en el bucle, para no empezar a saltar de una idea a otra, para tal vez finalmente acabar volviendo a la idea inicial? 

pasos

Puede que nos falte un ingrediente más: la DISCIPLINA.

¿Y si unimos coraje, inspiración, trabajo y disciplina?…

¡Pongamos un poco de “corinstraplina”en nuestras vidas!

¿Por dónde empezamos?…

 

Posdata:

La Semana de Creatividad se ha acabado. Pero nuestra creatividad no. ¡Que las buenas ideas te acompañen cada día el resto de tu vida!


Creatividad resurrectiva: el renacimiento del género epistolar en la semana de la creatividad (6 de 7)

PIRUETA CREATIVA, por Irina Mishina y Tana Sanz

Montjuich magic

Montjuïc màgic
Fotografía: Irina Mishina

Irina Mishina (Ima Blumm):

¿Qué es inspiración? Llamamos a muchas cosas con esta palabra. Una inspiración podría ser un ejemplo que quiero seguir. Algo que me sugiere una idea de una solución para un reto en el que estoy trabajando. O un estado donde todo fluye, en el que las ideas y las soluciones vienen solas, en el cual estamos avanzando, queremos seguir haciéndolo y disfrutamos de ello. Lo que Csikszentmihalyi llama flow.

Picasso tenía razón. Hay muchos estudios que demuestran que la perseverancia es el factor principal del éxito de la mayoría de personas creativas que llegan a la eminencia. El mismo Csikszentmihalyi indica que una de las características del estado del flow es la adecuación de las habilidades al reto que se tiene entre manos. Es decir, el reto no tiene que ser demasiado fácil, porque esto es aburrido; pero necesitamos saber que somos capaces de hacerlo y tener todos los conocimientos y las habilidades adecuadas para la tarea. Sino lo que conseguimos es frustración. Y claro, para llegar a este equilibrio perfecto se requiere mucho pero que mucho trabajo. Pero vamos, que todos sabemos que con inspiración todo resulta mucho más fácil y divertido.

Vayamos a lo contrario. ¿Qué es la falta de inspiración? ¿Qué nos ocurre cuando no nos sentimos inspirados? Puede que no tengamos la respuesta, que no sepamos cómo llevar a cabo lo propuesto precisamente por la falta de habilidades y conocimientos adecuados. Pero muchas veces lo que nos ocurre es que nos sentimos bloqueados por nuestras propias exigencias. Estamos detenidos delante de la hoja en blanco porque queremos desde la primera palabra escribir una obra maestra, cuando nuestra “vocecita” (así llama un amigo a nuestro crítico interior) nos dice “esto no vale nada”. Necesitamos practicar la suspensión del juicio para ser capaces de salir de ahí, de ese bucle de pensamientos asesinos. Y esto de jugar por jugar, sin buscar razón o utilidad alguna, es el mejor ejercicio para ello. Así que ¡continuemos jugando!

Algunos posibles resultados de la combinación de “Inspiración” + “Trabajo”:

“Inspirajo”:  Una inspiración muy grande.

“Inspirabajo”:  Trabajo inspirado.

“Intrabación”: Trabajo preparatorio para entrar en el estado de inspiración; o no, mejor aún, implantación del estado de inspiración por medio de un chip intracerebral o una pastilla 😉

CONTINUARÁ…


Creatividad resurrectiva: el renacimiento del género epistolar en la semana de la creatividad (5 de 7)

PIRUETA CREATIVA, por Irina Mishina y Tana Sanz

Tana Sanz:

Sí, claro. Jugar es ejercitar la imaginación y si lo hacemos de una manera “corajante” lo más seguro es que nos sorprendamos a nosotros mismos con el resultado.  Jugar con las palabras es un excelente ejercicio para poner en forma nuestra imaginación.

Paul Arden en su libro Whatever you think think the opposite nos anima a que pensemos lo que pensemos, pensemos lo contrario. Nos anima a pensar que a veces los finales no lo son, que en realidad son nuevos principios; que una sinrazón es mejor que una razón, y que el riesgo es en realidad la seguridad. Dicho así, parece un discurso de locos, un argumento sin sentido, pero en esas aparentes “sandeces” se ocultan evidencias.

Del libro de Paul Arden

Paul Arden incita en su libro a no temer a las ideas absurdas, porque pueden ser las más brillantes. Alienta a que disfrutemos de los errores, a superarnos, pues acertar a la primera es aburrido. Lo realmente importante es el proceso, el camino.

Y yo me pregunto, ¿qué tiene que ver la inspiración en todo esto? ¿Para tener grandes ideas hay que estar inspirado? O como decía Picasso: “cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”. Quizás lo único que necesitemos sea eso, perseverar en el intento, seguir “jugando”, con imaginación, siempre en compañía de la imaginación.

Porque, si no, ¿cómo se explican los grandes inventos?. Detrás de cualquier invención, detrás de la idea inicial que la motivó, seguramente no había certeza alguna de que se fuese a conseguir el resultado esperado. En cualquier caso, lo único que había para iniciar esa investigación era imaginación y curiosidad, ganas de averiguar, explorar, querer ir más allá, traspasar el límite y saltar de la zona de confort, y después horas y horas de perseverancia.

La parte excitante es solucionar el problema , no conocer la respuesta. Si el truco de magia se explica se pierde su magia” dice Paul Arden.

Tal vez la clave para empezar a ser más imaginativo y creativo está en salir más a menudo de nuestra zona de confort. Y en atrevernos a pensar lo contrario de lo que pensamos. En definitiva: en volver a jugar.

CONTINUARÁ…


Creatividad resurrectiva: el renacimiento del género epistolar en la semana de la creatividad (4 de 7)

PIRUETA CREATIVA, por Irina Mishina y Tana Sanz

contraposición

CONTRAPOSICIÓN

Irina Mishina (Ima Blumm):

Csikszentmihalyi dice que el desarrollo de la humanidad está basado en dos instintos básicos. La conformidad es lo que nos ha permitido sobrevivir. Pero es la imaginación, la creatividad, la capacidad de romper el status quo y salir fuera de los marcos establecidos o de ignorarlos por completo, lo que nos ha permitido a evolucionar. Csikszentmihalyi afirma que esta evolución ha sido posible porque unos miembros de la sociedad acogen y protegen a otros capaces de entrar en este proceso de experimentación sin garantía alguna de resultado útil, a través de romper las reglas, jugar, fantasear. Es esta simbiosis entre conformidad y creatividad lo que fomenta la posibilidad de grandes descubrimientos. Pero a mí no me parece que esta simbiosis ocurra realmente, con la excepción de algunos casos bastante raros. En mi percepción del mundo la creatividad humana sobrevive a pesar del funcionamiento prevaleciente de nuestra sociedad: la conformidad. Y muchas veces lo hace a costa de la marginalización, el riesgo de ser ridiculizado, excluido, incomprendido, y sí, incluso de caer en la pobreza (preguntadlo sino a aquellos que gritan en cada esquina que las ideas sin implementación no valen nada, ellos os lo confirmarán: muchas veces los primeros en algo no son quienes sacan el máximo beneficio de la novedad, preguntadlo sino a Steve Jobs).

Por eso cuesta tanto crear nuevas palabras tan solo por el puro placer de hacerlo. Este tipo de comportamiento no es bienvenido en nuestro mundo. No es que nuestro músculo de la imaginación esté en baja forma, está simplemente machacado y totalmente reprimido. Porque… si no nos aporta ningún resultado útil, ¿de qué nos sirve? Nos falta creapatía: afecto por la creatividad humana. Nos hace falta para que podamos ampliar nuestra zona de confort y que la próxima vez que sí necesitemos nuestra creatividad para poder hallar un resultado útil tengamos nuestro músculo creativo en plena forma.

Es fácil. Cojamos dos palabras al azar, por ejemplo de nuestra propia conversación. Digamos “coraje” y “palabras”. ¿Qué podríamos obtener si las combinamos?

«Palabraje”: Un discurso emocional y agitado que tiene la finalidad de ocultar el miedo y la inseguridad del que habla para aparentar más coraje y autoconfianza.

Coralaje”: El coraje solo en palabras

Colabras”:¿Las palabras del corazón? ¿O los secretos ocultos del corazón que aún no han llegado a formarse en palabras?

¿Y si creamos verbos? ¿Qué significarían estas palabras: “corajear”, “palabrar” “corpalar”? ¿Y los adjetivos: “corajante”, “palabrante”, “palacorante”?

Escuchemos a Mihaly Czikszentmihalyi, en una charla en la que se pregunta: «¿Qué hace a la vida digna de ser vivida?»

CONTINUARÁ…