Isabela Méndez durante una sesión de cuentos coordinada por TRIVIUM Gestió Cultural para Sala Àmbit Cultural de El Corte Inglés Tarragona, 17 de noviembre de 2012 Fotografía: TRAPEZIdeTANA para TRIVIUM Gestió Cultural
«El cuento es un arte vivo que se sustenta en la respiración y el pulso de quien narra y de quien escucha, en un delicioso y delicado equilibrio» Isabela Méndez
Quise que esas palabras fuesen el titular de mi primera entrevista a ISABELA MÉNDEZ, y que hoy se ha publicado en BOOLINO. En esa frase se resume el discurso poético de esta gran artista, poliédrica, como me gusta calificarla.
En esa entrevista se recoge apenas una pizca de todo lo que abordamos cuando trabajamos juntas. En nuestras sesiones de trabajo, siempre la asalto con mil preguntas y curiosidades acerca de su arte y de su oficio. Y siempre bromeamos con empezar a crear un diario de conversaciones sobre arte, teatro, poesía, cuentos, palabras y silencios… Tal vez algún día lo hagamos ¿verdad, Isabela?
Comparto aquí el enlace a la entrevista que el portal BOOLINO, un lugar que busca ante todo entusiasmar a los niños con la lectura y los libros, ha publicado hoy. Lo hago con el deseo de que descubráis a través de nuestro diálogo a una gran artista y mejor persona. Alguien que contribuye con su profesión y su «duende» a construir lazos de comunicación, respeto e integración. Alguien que cree profundamente en el poder de la palabra y el silencio, tan necesarios.
Ambas creemos firmemente que se necesitan espacios para la escucha, que en este mundo hay ya demasiado ruido, que necesitamos sentir el sonido del lenguaje. Estamos demasiado acostumbrados a oír, pero no a escuchar ni a permitir sentir. Y en eso trabajamos.
Isabela, nos queda un largo camino por delante, y eso es lo que importa, el camino. ¡Sujeta bien tu turbante, que empieza el vuelo, amiga!
Kofman la inició proyectando una potente dispositiva que mostraba 3 símbolos: un crucifijo, una estrella de David y una media luna árabe. Y en la sala, el silencio.
Ese fue el arranque de una emocionante charla a lo largo de la cual presentó “Teatro por la paz y la convivencia”, el proyecto de teatro multicultural comunitario que lleva a cabo en Israel con jóvenes judíos, cristianos y musulmanes, y en la que una palabra, un verbo, destacó todo el tiempo sobre el resto: confiar.
¿Qué pretendía Eduardo Kofman al iniciar su ponencia con aquella diapositiva?
Pienso que sobre todo una cosa: provocar la reflexión sobre la diferencia, sobre la mirada del otro. Porque… ¿qué es el teatro, si no posar la vista en el otro, para de ese modo situarla en uno mismo? Ese es el poder del teatro, devolvernos nuestro reflejo. Por eso el teatro es mágico, curativo.
Dijo Eduardo Kofman: “No se puede negar la realidad. Al contrario, hay que aceptar y confiar. Mis juegos teatrales llevan a que confíen. El teatro se basa en la confianza mutua. El teatro es entregar el cuerpo, las sensaciones, las historias al grupo y al público. Y en ese ejercicio de confiar se aprende a respetar”.
Eduardo continuó explicando que en sus programas los textos y escritos que se representan están siempre escritos en dos lenguas: árabe y hebreo. Lo que a mi modo de ver dice mucho, muchísimo, sobre su filosofía de trabajo, pues para él el verdadero idioma va más allá de las grafías y acentos, para él su lengua es el teatro. El arte dramático como idioma común, a través del cual se unen las diferencias individuales y colectivas, un lenguaje capaz de unir etnias en la convivencia y la tolerancia, sin que ninguna de ellas pierda su identidad,
Pero aun guardaba Kofman una diapositiva mucho más reveladora, con la que puso el punto final a su conferencia.
Era esta.
Eduardo Kofman al final de su conferencia en el Institut del Teatre Fotografía: Tana Sanz
En ella, una misma palabra escrita en dos lenguas distintas. Una diapositiva que actuaba como espejo de la realidad. Y la realidad, como dijo el propio Eduardo al inicio de su ponencia, no se puede negar. Esa palabra era “PAZ”, escrita en hebreo (Shalom) y en árabe (Salam). Esa última diapositiva que lo resumía todo (dos grafías y dos sonidos prácticamente iguales) estaba lanzando una pregunta al aire: ¿alguien sabe dónde está la diferencia? ¿acaso no es más lo que nos une que lo que nos separa?
Leí un día: “La palabra es sonido, y el sonido cura”. Y me gusta pensar que en el teatro las palabras vuelan, recorren el escenario para bajar a la platea, traspasan tiempo y espacio y, en el mejor de los casos, acaban en los bolsillos de los espectadores que se las llevan con ellos a sus casas. Esa es la magia del teatro, un lugar en el que se refleja el mundo, un lugar para crear lazos de confianza, tan necesarios.
Eduardo Kofman nos hizo un regalo, la lectura en voz alta de un poema que él mismo acostumbra a leer a sus alumnos antes de que ellos salgan a escena y que ese día quiso compartir con todos los asistentes.
“HONRAR LA VIDA”
¡No! Permanecer y transcurrir
no es perdurar, no es existir
¡Ni honrar la vida!
Hay tantas maneras de no ser,
tanta conciencia sin saber
adormecida…
Merecer la vida no es callar y consentir,
tantas injusticias repetidas…
¡Es una virtud, es dignidad!
Y es la actitud de identidad ¡más definida!
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir…
¡Honrar la vida!
¡No! Permanecer y transcurrir
no siempre quiere sugerir
¡Honrar la vida!
Hay tanta pequeña vanidad,
en nuestra tonta humanidad
enceguecida.
Merecer la vida es erguirse vertical,
más allá del mal, de las caídas…
Es igual que darle a la verdad,
y a nuestra propia libertad
¡La bienvenida!…
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir…
¡Honrar la vida!
Luego supe que este poema es la letra de un tango de Eladia Blázquez. Y no es casualidad que sea la letra de un tango, pensé, porque… ¿y qué es la vida si no un tango? Dicen que la vida es un tango, que la tenemos que «mirar de frente, erguidos, cual bailarines, pero flexibles a los movimientos del camino».
La lectura en voz alta es algo que defiendo y que desde este trapecio de tinta impulso. Creo firmemente que las palabras son instrumentos poderosos. Que por eso hieren a veces más profundo que las espadas, que por eso curan heridas que sangran. Creo que en este mundo que nos ha tocado vivir necesitamos con urgencia espacios para la escucha, para ver y sentir al otro a través de las palabras, a través sus sonidos. Pienso que esos espacios propiciarían otra manera de leer, que va más allá de pasar la vista por lo escrito. Leer es también pararse a escuchar a quien lee, es entender, comprender, descifrar, descubrir y sobre todo SENTIR. Fue impactante ver proyectada en el auditorio la misma palabra escrita en dos lenguas y sentir su sonoridad tan parecida.
Trabajo en proyectos que tienen que ver con el lenguaje y el arte. Esa diapositiva encierra mucho de lo que defiendo: escuchar el sonido de las palabras, sentir lo que nos quieren decir.
“La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha.” afirmaba Michel de Montaigne. Y nos hemos olvidado de la segunda parte de la frase.
Fue estupendo compartir desde la butaca del auditorio sus palabras. Tal vez un día, en un futuro, pueda presentarle alguno de esos proyectos construidos sobre el sonido y la palabra dicha en voz alta en los que colaboro y ayudo a construir. Sería realmente fantástico sumar su apoyo en ellos.
De un tiempo a esta parte las casualidades salen a mi encuentro. Lo hacen de las más diversas formas, y a veces provocan en mi algo parecido a una sensación eléctrica, como un cortocircuito.
Un día alguien me dijo que en eso justamente consiste la vida, que esa es la magia que nos rodea. Y yo me pregunto entonces por qué solo somos capaces de percibirla en ocasiones puntuales, y de un modo tan extraño, como una ráfaga que se cuela en nuestras vidas.
¡Cuánto me gustaría poder escuchar a Cortázar hablar de ello! En sus relatos esa clase de magia está todo el tiempo. Aludía a ella de este modo: «Ese sentimiento de lo fantástico, como me gusta llamarle, porque creo que es sobre todo un sentimiento e incluso un poco visceral, ese sentimiento me acompaña a mí desde el comienzo de mi vida, desde muy pequeño, antes, mucho antes de comenzar a escribir, me negué a aceptar la realidad tal como pretendían imponérmela y explicármela mis padres y mis maestros. Yo vi siempre el mundo de una manera distinta, sentí siempre, que entre dos cosas que parecen perfectamente delimitadas y separadas, hay intersticios por los cuales, para mí al menos, pasaba, se colaba, un elemento, que no podía explicarse con leyes, que no podía explicarse con lógica, que no podía explicarse con la inteligencia razonante.»
Os invito a que os sumerjáis en la lectura de este cuento-poema de Isabela Méndez y a que dediquéis unos minutos a la reflexión que propone el filósofo Amador Martos.
Danzo las horas
los segundos que llueven del reloj,
no quiero paraguas
me moja este tiempo
un presente lleno de huellas
de quienes han marchado
de quienes vendrán.
Todo está aquí
las rosas y las espinas
el espejo, la sombra
el cuenco, la matriz
los charcos, los barcos
las anclas, los peces.
Cada latido es un pez
abriéndose espacio en el mundo.
Yo danzo el silencio
palpo la rosa
respeto la espina
río en el espejo
beso la sombra
lleno el cuenco
honro la matriz
salto en los charcos
tallo poemas en las proas de los barcos
y baño con lágrimas sus popas,
levo anclas
o las veo sumergirse,
penetrar lo insondable,
y los peces,
los peces
que sigan abriéndome paso
para bailar el presente.
LA REFLEXIÓN, por Amador Martos
«FLUIR CON EL PRESENTE»
El misterio de la vida está escrito en la naturaleza, pero pocos son los afortunados en saber interpretar su lenguaje. Matemáticos, filósofos, biólogos, astrónomos, físicos, médicos, psicólogos, todo investigador en general, pretende descifrar el código oculto de la mágica presencia de la vida. Todo está a la vista, pero pocos saben mirar. La inquisitiva mirada hacia el presente es lo verdaderamente primordial. En nuestro presente está cifrado el pasado. Y de nuestro presente saldrá escrito el futuro. En el aparente caos de la naturaleza, siempre hay un maravilloso orden pendiente de ser descubierto. Por tanto, fijemos la mirada en el aquí y el ahora, pues el secreto de la vida está ante nosotros.
Que la vida fluya según un orden natural que se va desvelando en los sucesivos instantes de la presencia, presupone un lenguaje subyacente que los biólogos Maturana y Varela, en 1971, denominaron autopoiesis, para designar la organización de los sistemas vivos, no sólo a nivel biológico sino también a escala social y hasta en la conciencia. La ciencia se acerca cada vez más a los límites del universo físico. Al decir del emérito profesor Roger Penrose, “en la era de la física cuántica, el reto más inmediato de la ciencia es descubrir en qué consiste la conciencia y cuál es su papel en el universo”. Dicha actitud científica evidencia una cuestión que Einstein, hace décadas, ya anticipó: “Cada día sabemos más pero entendemos menos”. La prueba de ello es que la posmodernidades una época de la humanidad que conjuga grandes avances tecnológicos y sociales y, sin embargo, evidencia la fragmentación del individuo y su desacoplamiento con la vida y la naturaleza. Así es como surge el concepto de hiperrealidad para denominar la incapacidad de la conciencia de distinguir la realidad de la fantasía, especialmente en las culturas posmodernas tecnológicamente avanzadas. ¿Por qué se pierde el hombre a sí mismo? Precisamente, como iniciábamos este comentario, porque el misterio de la vida está escrito en la naturaleza, pero pocos son los afortunados en saber interpretar su lenguaje. Entonces, ¿qué conviene hacer?
No hay una respuesta universal sobre ello pero, los filósofos “espirituales”, concordamos en que hay que ser conscientes de los eventos y experiencias que se presentan ante nuestra conciencia y que conviene analizar e interpretar correctamente. Si, como hemos dicho anteriormente, la vida fluye según un orden natural que se va desvelando en los sucesivos instantes de la presencia, a lo que la ciencia todavía no ha dado una respuesta definitiva, solamente resta a cada uno de nosotros estar atento a la película de la vida y saber leer el guión entre líneas. Cuando esa rara habilidad se va convirtiendo en el arte de saber interpretar el aquí y el ahora, vamos descubriendo poco a poco el lenguaje de la sincronicidad que se desvela en la naturaleza de los hechos. Sincronicidad es un término acuñado por Carl Gustav Jung para aludir a “la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera acausal”. En sus propias palabras: “emplearé el concepto general de sincronicidad en el sentido especial de una coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal, cuyo contenido significativo sea igual o similar. Para evitar malentendidos lo diferenciaré del término sincronismo, que constituye la mera simultaneidad de dos sucesos”.
La explicación de todo lo anterior queda maravillosamente reflejada en el siguiente texto de Joseph Campbell: “Schopenhauer señala que cuando uno llega a una edad avanzada y evoca su vida, ésta parece haber tenido un orden y un plan, como si la hubiera compuesto un novelista. Acontecimientos que en su momento parecían accidentales e irrelevantes se manifiestan como factores indispensables en la composición de una trama coherente. ¿Quién compuso esta trama? Schopenhauer sugiere que, así como nuestros sueños incluyen un aspecto de nosotros mismos que nuestra consciencia desconoce, nuestra vida entera está compuesta por la voluntad que hay dentro de nosotros. Y así como personas a quienes aparentemente sólo conocimos por casualidad se convirtieron en agentes decisivos en la estructuración de nuestra vida, también nosotros hemos servido inadvertidamente como agentes, dando sentido a vidas ajenas. La totalidad de estos elementos se une como una gran sinfonía, y toda se estructura inconscientemente con todo lo demás… El grandioso sueño de un solo soñador donde todos los personajes del sueño también sueñan… Todo guarda relación mutua con todo lo demás, así que no podemos culpar a nadie por nada. Es como si hubiera una intención única detrás de todo ello, la cual siempre cobra un cierto sentido, aunque ninguno de nosotros sabe cuál es, o si ha vivido la vida que se proponía”.
Entonces, surge inevitablemente la pregunta: ¿cómo vivir la vida? Mi mejor ocurrencia es seguir la filosofía del maestro Bruce Lee, digna de ser estudiada y resumida en las palabras que dan título al libro que John Little escribió sobre Bruce Lee, Be water, my friend, que traducido viene a decir: “Sé agua, mi hermano”. Así, el gran secreto es saber fluir como el agua, fluir sabiamente con el presente.
Dedico especialmente este comentario a mi amiga Tana Sanz.
UN EPÍLOGO:
La última entrevista a Bruce Lee , el 9 de diciembre de 1971.
«El término creatividad denota cada actuación del hombre que transciende la simple recepción, el hombre es creativo cuando no se limita a afirmar, repetir e imitar, el hombre es creativo cuando da algo de sí mismo». Władysław Tatarkiewicz (Filósofo e historiador polaco).
Cuando abrí mi blog elegí la imagen y metáfora de un trapecio en movimiento, y no fue al azar, yo perseguía reflejar una emoción, una sensación y tal vez una decisión. El vértigo de dar el paso hacia algo nuevo, el puente para establecer lazos de colaboración con otros profesionales, y sobre todo el deseo de construir un espacio donde la creatividad, el arte, el juego y el pensamiento se ejercitasen para sorprender y estimular al lector. Sin duda un número de alto riesgo, ya que en un trapecio siempre habita el peligro latente… y lo maravilloso.
Sabía que para mi propósito ninguna imagen ni concepto podía funcionar mejor que un trapecio, pues en el vacío y en la incógnita de saber qué va a pasar es donde se guarda la llave que abre la puerta para crear algo nuevo. Pero esa llave no es fácil de conseguir, para tomarla hay que arriesgar y saber que en el viaje tal vez hayan giros inesperados y saltos sin red.
Hoy este trapecio publica una entrevista que habla justamente de esa llave y de los giros que la vida impone en las vidas de algunas personas y de cómo estas deciden tomar las riendas, superar el sufrimiento y salir del océano de angustia en el que están inmersas para finalmente compartir la sabiduría que llevan oculta con los demás. Es una entrevista que habla de la creatividad, del arte, del juego, de la importancia de la escucha, de las palabras y sobre todo de la vida y del ser humano, todo ello en el marco del Taller de Expresión y Creatividad de la Comunidad Terapeútica de Malgrat de Mar (Barcelona), la primera institución que se aprobó en España como alternativa al manicomio. Una entrevista a Maite Kirch Ugarte, fundadora de dicho taller y autora del libro La creatividad como terapia, publicado por Ediciones Invisibles, un libro plagado de imágenes, de sonidos y de una profunda atmósfera de respeto por las personas que comparten su ingreso en ese taller y que impregna todas y cada una de sus páginas.
Maite Kirch me hizo llegar esta entrevista realizada en el Programa LA PAELLA de ONA MALGRAT con el deseo de que las voces de estas personas volasen, fuesen escuchadas y llegasen lejos, ya que para Maite «ellas son las verdaderas protagonistas del libro, sus voces son las que deben sentirse».
Dice Maite en un momento de la entrevista que lo que le dio fuerza para ponerse a escribir fueron las palabras de una persona que durante un taller de expresión comentó: «Si los de afuera participasen en algún taller de expresión pensarían de forma diferente de nosotros».
De eso va esta entrevista, de aprender de la sabiduría de estas personas y de compartir todo el conocimiento que llevan consigo al haber atravesado el sufrimiento y podido tomar las riendas de la vida y enfrentarse a ello.
Una potente entrevista dividida en dos audios, no dejéis de escucharla.
«El arte supone catarsis, liberación, purga cognitiva y convulsión emocional.» Aristóteles
El arte como medio de comunicación es el mejor vehículo para expresar las emociones. El arte tiene la cualidad del silencio, está siempre, aunque no lo percibamos, el arte grita oculto desde una maraña de ruidos, nos advierte, nos avisa. El arte es lo que nos salva a diario, lo que nos reconcilia con la vida.
Quiero acabar 2012 compartiendo una pequeña obra de arte, una maravilla de apenas 7 minutos de animación en 3D que contiene toda la grandeza del séptimo arte: despertar y compartir emociones.
Hay palabras sobreutilizadas, infravaloradas y devaluadas por el uso, y a las que acabamos por no prestar atención. Hasta que un día caen sobre nosotros como una losa. Es entonces cuando las percibimos en toda su magnitud y descubrimos su verdadero significado, también las historias que se agazapan entre sus letras.
ALZHEIMER es una de esas palabras. Una palabra con un sonido tosco y áspero, que incluso cruje al pronunciarla. ¿Cómo explicarle esa palabra a un niño? ¿Qué decirle cuando de repente su abuela ya no es la misma de siempre?
Boceto de una de las ilustraciones del álbum de Rosa Alonso, La iaia tiene una cosa que no se quita
La idea surgió según me explicó la propia Rosa Alonso en un taller con niños de 7 años de primaria, en enero de 2012. De esa interacción de los niños con la ilustradora fue tomando forma este álbum, en el que una niñita nos habla de los cambios que el Alzheimer provoca en su abuela: como echa en falta las historias que le explicaba antes, y como a pesar de ello hay algo que no ha cambiado entre ellas: basta una mirada cómplice para que abuela y nieta se entiendan.
Me dice Rosa Alonso que la difusión es indispensable, y que ella sueña con ver el álbum editado en formato papel y en darlo a conocer ya que hay algo que resulta imprescindible: la sensibilización.
Pues bien Rosa, desde este trapecio tu álbum ya se mece para volar lejos! A ver si en 2013 lo vemos editado en papel!
NOTA: el álbum está disponible en dos idiomas, en castellano y en catalán.
Conocí a Maite Kirch en un tren que bordea la costa del Maresme. Ella leía en un e-reader al tiempo que tomaba notas en un papel minuciosamente. El tren llevaba detenido algo más de media hora cuando empezamos a conversar. No sé muy bien cómo surgió pero el caso es que nos pusimos a hablar sin más acerca de la lectura y de la música, ambas coincidimos en que eran la mejor compañía para un trayecto en tren, y mucho más si, como era el caso, este se detenía sin causa aparente y no reanudaba el viaje. “Por eso yo siempre llevo uno” —me dijo Maite refiriéndose a los libros.
El tren siguió detenido por un largo espacio de tiempo y yo, que tenía una reunión importante ese día a la que ya sabía que iba a llegar tarde, me fui serenando al conversar con ella. Fue entonces cuando me enteré de que estaba hablando con alguien que estaba a punto de ver publicado su primer libro: LA CREATIVIDAD COMO TERAPIA.
El tren llegó a su destino y ya en Barcelona me despedí diciéndole que iría a su presentación. El pasado miércoles 10 de octubre, casi tres meses después de aquel encuentro, cumplí mi palabra y acudí a la cita.
De Maite solo tenía el recuerdo de alguien que consiguió apaciguar mi ánimo y mis nervios aquella mañana en el tren, cuando veía que ya no llegaba a tiempo a la reunión de trabajo que tenía. Para mi hablar con ella fue como un bálsamo, me devolvió el placer de las conversaciones en el tren, algo que a veces echo de menos. E intuí que había en ella algo inusual: dialogaba y escuchaba con sumo interés, te acompañaba.
Pero como sucede en la vida, las mejores sorpresas están siempre por venir. En la presentación de su libro la descubrí a ella, la auténtica Maite: la fundadora del Taller de Expresión y Creatividad de la Comunidad Terapeútica de Malgrat de Mar (Barcelona), la primera institución que se aprobó en España como alternativa al manicomio, y donde lleva desarrollando su trabajo durante más de 30 años.
¡Cómo no iba a serenarme hablar con Maite aquel día en el tren! —pensé, al conocer esos datos.
Maite ha hilado un libro poco frecuente y muy necesario, un libro sobre el posicionamiento creativo, dando cabida en él a textos y dibujos de sus pacientes (el libro está repleto de ellos), pero sobre todo dando lugar a una apertura del lector hacia esos autores. Como dice Maite en el prólogo: «Acercarse posibilita comenzar a conocerse. Y conocer al otro es el primer paso para poder “pensar de forma diferente”».
Maite leyó el fragmento que voy a reproducir a continuación el pasado miércoles, durante su presentación, un texto escrito por uno de sus pacientes durante su ingreso. Espero que estas palabras llenas de belleza y de luz aviven el interés por conocer algo más de estas personas, del Taller de Expresión y Creatividad de la Comunidad Terapeútica de Malgrat de Mar (Barcelona) y de su fundadora: MAITE KIRCH UGARTE.
“Escribir es un acto mágico, una revelación del alma, un método ideal para expresar lo que es la vida, descubrir el mundo, el sufrimiento, lo humano…
Leer es también una forma de magia. Cuando recorremos las palabras, y estas nos brindan la inmersión en distintos universos.
Escribir y leer para comprender la vida, para soñar despiertos, para comprender la realidad. Dice un proverbio árabe que un libro es un jardín que se lleva en el bolsillo. Y yo diría que la escritura y la lectura son una especie de aire que se respira, y al respirarlo te enamora.
La magia consiste en que cuando puedes leer, cuando puedes escribir, estás viviendo, y estás viviendo intensamente, y es de esto de lo que se trata: de vivir.
Vivir y poder nombrar la vida por su nombre, como si fuera una vieja amiga. Y finalmente ofrecer esta experiencia, para que las palabras sean un método eficaz y auténtico para compartir.
Marc R. editor»
(Del libro La creatividad como terapia de Maite Kirch Ugarte, Ediciones Invisibles, Barcelona, 2012).
Gracias Maite, por la conversación aquella mañana en el tren. Ojalá tengamos otra oportunidad para repetir charla! Fue un placer.
Un vídeo que celebra la alegría táctil de pasar las hojas y la existencia de las librerías independientes.
Un fantástico trabajo de stop-motion de Sean Ohlenkamp sobre los «libros reales», los de papel, los que no se quedan sin batería. Un stop motion simplemente genial, hecho fotograma a fotograma, igual que se lee un libro físico: página a página.
Me alegra publicar hoy un breve ensayo acerca de la naturaleza mística del Arte.
Que nadie se asuste ni piense que esto son palabras mayores! Quiero que todos pulsen el enlace y abran la publicación!
Irina Mishina expone en él sus inquietudes personales y artísticas, analiza la figura del creador, del espectador, nos acerca a la dualidad de las formas… y finalmente nos habla del diálogo que provoca toda obra de creación. Un pequeño ensayo sobre el sentido y la esencia del arte, escrito por una mente creativa.
Irina consigue con este breve escrito abrir la reflexión y plantear algo que es simplemente esencial: la necesidad del lenguaje, porque siempre necesitamos palabras para hablar de arte y creación.
¿Será cierto, como dice Irina, que necesitamos crear formas porque nos cuesta aceptar la esencia? Lector, tú ¿qué dices?