Hoy 23 de abril es el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor. En Catalunya, además, es un día lleno de rosas rojas, en recuerdo a su patrón, a St. Jordi. Cuenta la leyenda que el caballero, tras dar muerte al dragón, vio como de la sangre que brotó del cuerpo sin vida del monstruo nacía una rosa roja, que cogió para entregar a la princesa. En memoria de ese día, tal fecha como hoy, en mi tierra las mujeres reciben rosas de sus amados y ellos un libro.
En el trapecio celebramos la lectura y los cuentos. Nos interesa la interacción con los textos, el diálogo que establecemos con lo que leemos, y por ello promovemos una manera concreta de interactuar con los textos: leerlos en voz alta. Nuestra propuesta se llama «El latido de lo escrito» y hemos querido que fuese en St. Jordi, el Día del Libro, el estreno del primer audiovisual del proyecto.
Este año, además, es el centenario del nacimiento de un gran escritor de cuentos: JULIO CORTÁZAR, quien inspiró en gran parte el nacimiento de nuestro proyecto y nos transmitió el convencimiento de que la lectura en voz alta, hoy, es posible y necesaria.
Decía Cortázar en sus Clases de Literatura: «Cuando escribo un cuento y me acerco a su desenlace, al momento en el que todo sube como una ola y la ola se va a romper y será el punto final, en ese último momento dejo salir lo que estoy diciendo, no lo pienso porque eso viene envuelto en una pulsación de tipo musical. Lo sé porque sería incapaz de cambiar una sola palabra, no podría sustituir una palabra por un sinónimo; aunque el sinónimo dijera prácticamente lo mismo, la palabra tendría otra extensión y cambiaría el ritmo, habría algo que se quebraría como se quiebra si se pone una coma donde yo no la he puesto. Eso me ha llevado a pensar que una prosa que acepta y que busca incluso darse con esa obediencia profunda a un ritmo, a un latido, a una palpitación que nada tiene que ver con la sintaxis, es la prosa de muchos escritores que amo particularmente y que cumple una doble función que no siempre se advierte: la primera es su función específica en la prosa literaria (transmite un contenido, relata una historia, muestra una situación) pero junto con eso está creando un contacto especial que el lector no puede sospechar pero que está despertando en él esa misma cosa quizás ancestral, ese mismo sentido del ritmo que tenemos todos y que nos lleva a aceptar ciertos movimientos, ciertas fuerzas y ciertos latidos. Leemos esa prosa de alguna manera como cuando escuchamos ciertas músicas y entramos totalmente en una especie de corriente que nos saca de nosotros mismos y nos mete en otra cosa.»
Junto a la actriz Isabela Méndez y al realizador Marco Zouvek presentamos hoy Una carta de amor, un audiovisual que supone un nuevo paso en nuestro proyecto de lectura en voz alta «El latido de lo escrito», en desarrollo en este blog, y que os invitamos a conocer. No hace falta decir que nos encantará recibir vuestros comentarios e impresiones.