Festival Tiflollibre 2012. Primera parte

DE PALABRAS Y SUEÑOS QUE A VECES SE CUMPLEN

Dedicado a Josep Maria Pou

El 27 de junio de 2012 fue un día de esos que se guardan en la memoria personal para poder ser degustado y disfrutado.

Ese día se celebró en el CaixaForum de Barcelona el Festival Tiflollibre 2012, una iniciativa de la Asociación Discapacidad Visual B1+B2+B3 y que este año encargó a Centro Trinidad la organización del evento. Mi dicha y alegría empezó el día en que recibí la propuesta de Katrina Rodríguez para desempeñar el rol de responsable de comunicación del acto y responsabilizarme también de la operativa. Con ilusión, nervios y gran empuje dije “SÍ”, un sí con mayúsculas. Yo no sabía en aquél momento que otros “SÍ” eran los que más tarde iría recibiendo de todos y cada uno de los lectores de excepción, personalidades de la poesía, de la literatura, del teatro y del periodismo a los que fui invitando y fui contactando desde, insisto, la más profunda ilusión y bravura para conseguir involucrarlos y que viniesen el 27 a sumar sus voces y leer en voz alta junto a los lectores de la ADVC B1+B2+B3, y armar entre todos un regalo de palabras y música para el público asistente.

Poco a poco fueron llegando los primeros “Sí”, mayúsculos insisto.

El primero, el de Josep Maria Pou, un actor como la copa de un pino (y que no se me malinterprete la expresión), pues su grandeza personal y profesional supera con creces la de su estatura y porte. Desde bien pequeñita su imagen ha ido ligada en mi memoria al teatro, y siempre soñé con poderlo ver en escena (sueño que ya cumplí en 1998 al ir a verlo actuar en ARTE de Yasmina Reza en el Teatro Tívoli de Barcelona, donde era dirigido por otro Josep Maria, otro artista de los grandes: Josep Maria Flotats).

Él, Josep Maria Pou, decidí y tuve claro desde el principio, sería una de las personalidades que yo iba a contactar como lector invitado de este festival.

El día que recibí su respuesta, su “SÍ” en mayúsculas a mi propuesta de pronunciar como apertura del acto unas palabras personales dedicadas a la lectura y en especial a la lectura en voz alta, ese día no lo olvidaré nunca. Pues yo lo contacté a través de su página web, ni siquiera tenía su mail ni nada que me condujese a él. “Por fortuna existe Internet -pensé-  así que vamos a ello”. Escribí lo mejor que pude, escogiendo las palabras y los verbos. Si lo que yo buscaba era su “sí”, pensé que la mejor manera de conseguirlo era con la melodía y la seducción del lenguaje, al fin y al cabo la propuesta que iba a lanzarle era justamente la de venir a leer unos minutos de forma voluntaria a un festival de lectura en voz alta. Mis palabras debían cumplir su función, y me esmeré. Eso sí, decidí que el protocolo debía estar presente en aquellas letras pero mi ilusión también, por eso no dudé en proponerle en mi escrito que además de un poema (ese era el encargo específico que yo tenía) preparase también unas palabras personales como apertura del Festival, unas palabras sobre su experiencia como lector, sobre la importancia que tenía para él la lectura en voz alta. Ese mail obró el milagro. Yo no sabía que para Josep Maria Pou la lectura siempre ha sido su actividad preferida, incluso más que ir al teatro o al cine, ni que buena parte de sus primeros años en la profesión los pasó leyendo libros para el Servicio del Libro Hablado de la ONCE en Madrid. Cuando lo supe no daba crédito, eran un montón de pequeñas casualidades! Hay quien defiende que las casualidades no existen, ¿será que la vida teje puentes y ocasiones propicias y esta era una de esas?

Mi sueño se cumplió: Josep Maria Pou leyó el día 27 un poema escogido por él mismo: Hijos de la época, de la premio Nobel Wislawa Szymborska en traducción de Anna Maria Moix. Pero antes de leer esos potentes versos hizo un gesto que desde este trapecio de tinta quiero agradecerle profundamente, pues destapó un regalo sorpresa para todos: pronunció aquellas palabras personales dedicadas a la lectura en voz alta que yo, movida por el impulso de la ilusión y la alegría, le pedí que preparase como apertura del festival.

¡Pero si yo solo le había pedido unas palabras sobre lo que significa la lectura para él, sobre lo que son las palabras dichas en voz alta para él! –pensé cuando constaté feliz desde el fondo del Auditorio, desde donde lo escuché, que venía con un discurso en toda regla!, meditado y escrito especialmente para la ocasión. Fueron mucho más que unas palabras, su parlamento fue una confesión pública de una pasión, la de la lectura, la de que siendo un niño en la biblioteca familiar el gusanillo de la literatura y la poesía se había hecho amigo suyo. Esa pasión por la lectura, nos confesó, le ha acompañado siempre.

Josep Maria Pou durante la lectura del poema Hijos de la época
de la poeta polaca Wislawa Szymborska
FOTOGRAFIA: Martí Andiñach (Amor a l’Art)

Josep Maria nos hizo a todos los que allí estábamos un regalo inesperado: nos regaló su voz y su pasión por las palabras leídas en voz alta. Ese día me emocionó saber que es cierto que algunos sueños a veces se cumplen, pues las palabras que yo pedí para ese día se convirtieron en el mejor de los discursos.

Por eso sentí el cosquilleo de la alegría al saber que si uno hace las cosas desde el corazón es muy probable que la respuesta llegue y que todo fluya. Y que si uno se rodea de gente que le brinda la libertad necesaria de actuación para desarrollar su trabajo y no solo eso, sino que si uno percibe esa confianza entonces es cuando empiezan a darse las oportunidades. Katrina  lo sabe, sabe que yo necesito conocer los objetivos a cumplir, lo que se espera de mi como profesional, el rol a desempeñar, pero sabe también que cuando más efectiva soy es cuando palpo esa confianza y ese espacio para desenvolverme. La confianza y la libertad de actuación que yo necesitaba para trabajar a mi modo me las brindó Katrina, una enérgica y dinámica directora de orquesta. La complicidad la tuve del equipo humano de la Asociación, muy especialmente de Daniel. El tiempo que compartimos juntos en este proyecto pude palpar y sentir que todos trabajábamos por conseguir un objetivo común: impulsar un festival 10! Y cada “sí” conseguido lo celebrábamos como si hubiésemos logrado alcanzar la más alta de las cimas.

Envuelta en ese espacio de confianza y libertad trabajé todo el tiempo. Con emoción, nervios y algunas dosis de estrés viví la responsabilidad de llevar la comunicación y la operativa de este evento. Pero lo que me movió en todo momento fue la alegría y el tesón, a ambos los sentí conmigo todo el tiempo.

Creo que fue lo más parecido a volar subida a un trapecio!

Continuará…

Acerca de Cayetana Sanz

Coordinator projects and independant documentalist http://about.me/cayetanasanz Ver todas las entradas de Cayetana Sanz

Una respuesta a «Festival Tiflollibre 2012. Primera parte»

  • Isabela Méndez

    Querida Cayetana, felicidades por la labor hecha, por tu ánimo y tu sonrisa. Estoy segura de que cada vez que levantaste el teléfono para hablar sobre el Festival, quien recibió tu voz del otro lado, se contagió inevitablemente de tu espíritu, de la pasión y empuje que pusiste en esta aventura.
    Como una buena maga, pudiste sacar de tu chistera las palabras precisas, e ir componiendo este puzle y enamorando a actores, escritores y periodistas para que se unieran.
    Te mando un abrazo mullido, lleno de Caribe, y confío en que seguirás
    cumpliendo sueños al ritmo de tu trapecio.

    Felicidades además por tu blog.
    ¡Besos!

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