El particular “Discurso del método” en versión siglo XXI del filósofo Amador Martos

Amador Martos, filósofo colaborador de este blog, recibió hace escasamente unos meses la noticia de que un ensayo suyo había sido publicado en la revista científica Journal of Transpersonal Research.

Dice Amador Martos que es la insaciable necesidad de saber la que convierte al que se hace preguntas en un filósofo. Y yo creo que esa tesis se le ajusta como un guante a medida. Él es ante todo un ser ansioso de conocimiento.

A raíz de la publicación de su artículo intercambiamos correos y algunos de ellos empezaron a amenazar con convertirse en algo «ligeramente» parecido a los diálogos socráticos, pues las preguntas no cesaban y se hacían persistentes. Desembocamos en una incesante charla a través del correo electrónico en la que yo le planteaba mis inquietudes sobre la situación y el lugar que ocupan las humanidades en la educación y la sociedad actual. Y poco a poco hubo una pregunta que empezó a transformarse en casi un reproche “Amador, dime: ¿dónde están los filósofos hoy?”.

Llegados a ese punto de diálogo tenaz, se me ocurrió proponerle este cuestionario sobre todos esos asuntos, así, no solo yo, más personas podrían también escuchar su reflexión y su pensamiento.

¡Hoy la filosofía se sube a la barra del trapecio! Lo que sigue es la presentación del particular “Discurso del Método” de Amador Martos en versión siglo XXI.

INNER JOURNEY

 

5 REFLEXIONES  del filósofo AMADOR MARTOS acerca de su particular “DISCURSO DEL MÉTODO EN VERSIÓN SIGLO XXI”

1. REFLEXIÓN a la pregunta:  ¿Qué lugar ocupa la filosofía hoy en la sociedad?

Lamentablemente, no ocupa el lugar que se merece. De las grandes preguntas de la filosofía han surgido las grandes respuestas de la cultura humana, hasta llegar al advenimiento tecnológico en la actualidad. Sin embargo, el acervo científico ha quedado secuestrado por el economicismo neoliberal: el saber se ha puesto al servicio de los intereses privados y no del bien común. La filosofía es, ante todo, hacerse preguntas sobre la existencia, la moralidad y el devenir de la humanidad, todo lo cual no interesa al aparato ideológico que gobierna al mundo bajo el control del dinero. Las élites dominantes (grandes bancos internacionales, multinacionales y partidos políticos de orientación neoliberal) no tienen el más mínimo interés en que las masas piensen por sí mismas hasta adquirir un pensamiento crítico. Así es como podemos contemplar que el ministro Wert acentúe los recortes en filosofía y las humanidades en general, y potencie las formaciones profesionales que sólo sirven para los intereses de la producción capitalista dirigida desde la élite. En base a esa distorsión ideológica, Wert pretende suprimir la Historia de la Filosofía como asignatura en segundo de Bachillerato, así como la Ética en cuarto de la ESO, prima hermana de la Filosofía.

En suma, estamos ante una guerra ideológica, y no es casualidad que asistamos a los recortes en educación, y a los del Estado del Bienestar en general, que afectan sobre todo a las clases populares pero nunca a los intereses privados de los ricos. Se está desmantelando el Estado, un bien común que es de todos, para beneficio de los intereses privados de una minoría. En esa guerra ideológica, las humanidades, y la filosofía en particular, están siendo diluidas, se las está haciendo desaparecer del horizonte para el planteamiento de las cuestiones trascendentales que actualmente necesita repensar la humanidad. La esfera mundial está dominada por el mal llamado “pensamiento único neoliberal”, cuya intencionalidad es impregnar del valor dinerario a todo en la vida. Cuando la vida es pensada sólo en términos de un valor económico, asistimos a la actual decadencia de la civilización con una crisis ecológica y humana sin precedentes en la historia y, con ello, nos dirigimos hacia un generalizado nihilismo.

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Ante estas sombrías expectativas de futuro, sobre todo con el elevado índice de paro en los jóvenes, las humanidades y la filosofía son hoy más necesarias que nunca para repensarnos como personas, como sociedad y como civilización. En este sentido, están surgiendo movimientos y asociaciones (Asociación de Filosofía Práctica de Cataluña, a la cual pertenezco) que, casi imperceptiblemente, están retomando el reto de darle a la filosofía el lugar que le corresponde. Uno de estos movimientos es el del asesoramiento filosófico, cuyo iniciador a nivel mundial ha sido Lou Marinoff,  quien ha cosechado un gran éxito de ventas con las obras Más Platón y menos Prozac, Pregúntale a Platón, El ABC de la felicidad y El poder del Tao. La filosofía es en nuestros tiempos más necesaria que nunca como una disciplina para ayudar a adquirir una conciencia social activa que ayude a disolver los conflictos del día a día.

Entrevista ilustrativa: Entrevista a la filósofa Marina Garcés, Profesora de Filosofía en la Universidad de Zaragoza.

2. REFLEXIÓN a: En estos momentos, ¿qué lugar ocupan las humanidades en la educación?

La Educación debería ser un bien público y un derecho universal, lo cual no es considerado así por los partidos políticos de clara orientación neoliberal (como el Partido Popular). Así, mediante el proyecto de ley LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa), que modifica la LOE (Ley Orgánica de Educación), se sustituye la obligación que tiene el Estado de garantizar una educación a todos los ciudadanos por una actividad educativa orientada principalmente al servicio del tejido productivo empresarial. Así es como quieren fomentar el “espíritu emprendedor” y la formación para el empleo. Es decir, se obvia una formación integral de las personas donde las humanidades ocupan un lugar central para desarrollar al máximo las capacidades de cada estudiante, su espíritu crítico y su capacidad de análisis. Al retirar del currículo materias como la Filosofía o la Música, por ejemplo, se discrimina la oportunidad de los niños de acceder al saber universal así como a desarrollar sus verdaderas potencialidades internas al no considerar dichas actividades como útiles para el sistema productivo.

La política educativa que defiende el Partido Popular (de claro corte neoliberal) es crear buenos empresarios y productores de bienes y servicios, pero no buenas y mejores personas para lo cual las humanidades juegan un papel trascendental. Las humanidades son imprescindibles para que una persona sepa de dónde viene, hacia dónde va y qué hacer con su vida desde una comprensión global humanista.

La prueba más evidente de la orientación ideológica en la política educativa, es que se ha suprimido la asignatura “Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos”, y en su lugar se potencia la religión en las escuelas, a pesar de ser España un país constitucionalmente laico. Las humanidades, dentro del marco educativo, están siendo zarandeadas según el vaivén político de turno. En España es necesario un gran pacto educativo donde las humanidades ocupen un lugar central para desarrollarnos como personas y como sociedad. En este sentido, tenemos mucho que aprender de los sistemas educativos del norte de Europa y de Finlandia, en particular. La sociedad española es un reflejo de nuestro deficiente sistema educativo. Por tanto, urge recuperar un pensamiento humanista en el sistema educativo para repensarnos como una sociedad que debería prepararse para los grandes retos que nos depara el futuro.

CHILDHOOD

VIDEO ILUSTRATIVO del  Doctor en educación por la Universidad de Londres, Sir Ken Robinson, considerado un experto en asuntos relacionados con la creatividad, la calidad de la enseñanza, la innovación y los recursos humanos.

3. REFLEXIÓN a la pregunta: ¿Donde están los filósofos y los pensadores hoy?

Para responder a esta pregunta, creo pertinente tomar prestadas algunas palabras del filósofo Javier Gomá Lanzón, quien se pregunta en un artículo publicado en El País-Cultura: ¿Dónde está la gran filosofía?

Desde sus orígenes, la misión de la filosofía ha sido la proposición de un ideal. Y la gran filosofía es la ciencia del ideal de conocimiento exacto de la realidad y de una sociedad justa. Un genuino ideal aspira a ofrecer un sentido unitario, intemporal, universal y normativo. El gran ideal filosófico debe proponer una síntesis feliz tanto para los individuos como para la colectividad, integrando elementos heterogéneos y hasta contrapuestos y proyectándolos más allá de su contexto histórico y concreto por su carácter de intemporalidad y universalidad. Además, dicho ideal debería señalar un objetivo moral que despierte en los ciudadanos un interés para reconocerse en la hermosa y noble perfección de quien participa de la naturaleza.

La filosofía contemporánea ha incumplido con su misión de proponer dicho ideal a la sociedad de su tiempo y al ciudadano que participa de la democracia de la cultura. Las universidades se han quedado sin iniciativas en el aporte de un gran ideal filosófico regenerador y explicativo para una civilización en crisis de identidad. En ausencia de ese gran ideal, la filosofía ha sido permutada por la historia de la filosofía que se imparte en las universidades. Así, la filosofía se ha quedado huérfana de un marco comprensivo general que sólo un gran ideal puede proporcionar.

La modernidad ha desembocado en diversas propuestas hermeneutas (en diferentes interpretaciones de la realidad, propuestas ideológicas de esa misma realidad, siempre heterogéneas, alejadas de una concepción unitiva de la vida) y en denuncias del sistema capitalista pero sin aportar una visión que dé sentido a la experiencia individual en su interrelación social. No hay ningún aporte consistente en la proposición de un ideal en el sentido de hacer una gran filosofía. El progreso moral colectivo sólo puede edificarse sobre un gran ideal pues, sin éste, nuestra civilización está condenada a conformarse con el orden plutocrático establecido. La filosofía necesita recuperar la gran filosofía, la que debe proponer un ideal cívico que despeje el oscuro horizonte de la actual civilización y el futuro de las generaciones venideras. En este sentido, hay muy pocos filósofos con esa capacidad de retornar al pensamiento humanista, a la idealización de la vida humana, en definitiva: pretender ser una expresión de la gran filosofía cuya ciencia debería ser el conocimiento exacto de nuestra realidad para ofrecer un sentido unitario y universal de la existencia humana.

No obstante la anterior reflexión, a mi parecer, en la actualidad, una gran figura de la filosofía contemporánea es Ken Wilber, un pensador poco conocido en España pero con un enorme prestigio internacional, con muchas de sus obras traducidas a más de veinte idiomas. La esencia de su pensamiento es haber aunado la sabiduría de la filosofía oriental con la pragmática racionalidad occidental, todo un reto para el devenir de nuestra civilización: integrar la racionalidad con la espiritualidad. Mi pensamiento filosófico se inspira en este inconmensurable pensador comparable a Kant o Platón.

FULL MOON MEDITATION

4. REFLEXION a dos preguntas: ¿Qué es ser consciente? ¿Qué lugar ocupa la conciencia en nuestras vidas?

Comenzaré respondiendo a la segunda pregunta, desde una  perspectiva del proceso evolutivo de la conciencia a través de la historia. El estudio de la conciencia está adquiriendo cada vez mayor importancia desde el ámbito de la filosofía así como de la ciencia. El citado Ken Wilber es el filósofo, por antonomasia, que ha estudiado, investigado y publicado importantes trabajos acerca de la conciencia. En el plano científico también existe ese interés, pues al decir del emérito profesor Roger Penrose: “En la era de la física cuántica, el reto más inmediato de la ciencia es descubrir en qué consiste la conciencia y cuál es su papel en el universo”. La conciencia se hace cada vez más cognoscible a sí misma a través de la historia.

El estudio de la conciencia humana ha sido objeto de investigación muy reciente en la historia del pensamiento y de la ciencia, siendo, como he citado anteriormente, el filósofo Ken Wilber un destacado estudioso de ella. Los desarrollos de las ciencias psicológicas también han ayudado en este sentido: el Psicoanálisis, el Conductismo, la Psicología Humanista y la Psicología Transpersonal. Esta última trata del estudio de los potenciales más elevados de la humanidad y del reconocimiento, comprensión y actualización de los estados de conciencia unitivos, espirituales y trascendentes. El término transpersonal significa “más allá” o “a través” de lo personal y se refiere a las experiencias, procesos y eventos que trascienden nuestra limitada sensación habitual de identidad y nos permiten experimentar una realidad mayor y más significativa. Con la psicología transpersonal, se ha iniciado un camino esperanzador de trascendencia de la conciencia egóica hacia la espiritualidad o “transpersonalidad”. En la conciencia transpersonal es donde se experimenta una vinculación fraternal con todo lo existente que va más allá de las establecidas reglas morales. Y es dentro de dicho marco histórico que tiene razón de ser mi artículo publicado en el Journal of Transpersonal Research, una revista internacional que promueve el estudio de la investigación en Psicología y Psicoterapia Transpersonal y cuyo interés principal es la publicación de investigaciones experimentales y empíricas, para contribuir a la integración de lo “transpersonal” en la psicología académica. Mi artículo en cuestión se titula “La evolución de la conciencia desde un análisis político, social y filosófico-transpersonal” (version descargable en PDF)

Volvamos ahora a la primera pregunta: ¿qué es ser consciente? Nos adentramos aquí en el psicologismo de las personas. Ser consciente es un proceso evolutivo de la conciencia a través de la existencia. En una primera instancia, es un proceso biológico que ha dado lugar a la organización de los seres vivos en la continua producción de sí mismo (autopoiesis). En esa evolución biológica de la conciencia se ha producido la diferenciación de las diversas formas de conciencia observables en la naturaleza, desde las plantas, pasando por las innumerables especies animales, hasta llegar al hombre: el animal racional en la cumbre de la naturaleza. Pero, a la vista de la imperante decadencia civilizadora con una profunda crisis ecológica y humanitaria, hay fundados motivos para pensar que el actual estadio de la conciencia humana se halla lejos de la profundidad holística que propugna toda evolución natural. La racionalidad humana es un estado de conciencia exenta de moralidad a la vista de cómo estamos destrozando el planeta: es un contrasentido holístico, pues formamos parte de la naturaleza, y si la destruimos nos aniquilamos a nosotros mismos. Esa conciencia racional está lidiando con la conciencia moral a nivel global, imperceptiblemente naciente en multitud de personas y organizaciones que apuestan porque otro mundo sea posible.

En ese contexto descrito, es imperativa una de las máximas de Kant: Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca solo como un medio. Si toda persona se aplicara dicha máxima, se podría reorientar el rumbo de la humanidad. En este sentido, el trabajo de cada cual es de extrema importancia para evolucionar conscientemente hasta lograr la felicidad, no sólo para sí mismo de un modo egoísta sino, eminentemente, para la humanidad entera. Dicha perspectiva implica la visión “transpersonal” antes aludida. Por tanto, la tarea más urgente que tiene por delante la humanidad es promover la educación, la economía y la política hacia la consolidación del bien común y no, como en el actual estadio histórico, en la individualidad y el egoísmo de cada persona, estado o continente. Por ende, sobre todo lo expuesto hasta aquí, el actual paradigma en el que se halla la humanidad consiste en la integración de las conciencias personales en una mayor y nueva conciencia colectiva que priorice el bien común, una tesis conceptuada como un segundo renacimiento humanístico en mi artículo antes mencionado del Journal of Transpersonal Research.

Concluyendo, la racionalidad individual que eclosionó tras el primer renacimiento humanístico, allá por los siglos XV y XVI, está dando paso a un segundo renacimiento humanístico consistente en la integración de las conciencias personales hacia una conciencia colectiva “consciente” de su poderío racional y de su potencial espiritualidad (entiéndase el término “espiritualidad” en el más amplio sentido de “intersubjetividad kantiana”, es decir en el más puro sentido de las relaciones humanas que tan bien expresó Kant de un modo racional, nada que ver ni con la religión ni con el movimiento “new age”). Y en esa labor, cobra especial interés la evolución consciente de cada uno de nosotros ante los desafíos ecológicos, económicos, políticos y sociales que nos depara este siglo XXI. Todo un reto para reivindicar, más que nunca, el papel de filosofía, no en los estantes de las bibliotecas, sino en la propia conciencia de las personas, un trabajo evolutivo nada fácil pero imprescindible. Para tal fin, es imperativo adquirir un pensamiento crítico que permita salir de la moderna esclavitud en que el sistema capitalista de producción tiene subyugada a la humanidad, un trabajo de introspección que debemos realizar individualmente en el plano psicológico para que sea repercutido posteriormente en la sociedad.

5. REFLEXIÓN a las preguntas: ¿Qué es el pensamiento crítico? ¿Y cómo se puede fomentar desde la adolescencia?

Respecto a lo que es el pensamiento crítico daré, en primer lugar, una opinión personal desde mi propia experiencia. Luego, en segundo lugar, haré una referencia al cultivo del pensamiento crítico mediante una metodología didáctica.

En primer lugar, la opinión personal. En el más estricto sentido de la mayéutica socrática, el pensamiento crítico se va adquiriendo con la técnica persistente de la pregunta. La mayéutica se basa en la capacidad intrínseca de cada individuo de llegar a descubrir la verdad oculta en el interior de uno mismo. Esta técnica es la utilizada por Sócrates: mediante las preguntas al interlocutor, va desmontando las falacias, las equivocaciones y la falta de saber del contrincante en determinadas cuestiones. A través de las preguntas y la reflexión, reconduce a la otra persona al saber que posee dentro de sí, pero que desconocía. En este sentido, es una interactuación reflexiva entre dos personas cuyo método cognitivo es dirigido por la técnica mayéutica del filósofo. Pero ese proceso también es válido, a mi entender, para el dialogo subjetivo consigo mismo. Es esa insaciable necesidad de saber la que convierte al que se hace preguntas en un filósofo.

En mi caso personal, y tras muchos años sin comprender nuestro difícil mundo contemporáneo, a pesar de hacerme incontables preguntas desde muy joven, llegué a la conclusión de que era necesario hallar un “mapa sociológico” que diera razón del actual estado de civilización de la humanidad, con sus virtudes y sus defectos, para poder ubicarme existencial, racional y humanamente ante el caos cognitivo de nuestra sociedad. Dicho “mapa sociológico” forma parte de mi artículo “La evolución de la conciencia desde un análisis político, social y filosófico-transpersonal”. Una vez aclarado ese panorama social, económico y político, era imperativo hallar también un “mapa psicológico” para progresar adecuadamente dentro de un equilibrio racional a la vez de emocional. Dicho “mapa psicológico” también forma parte del trabajo antes citado. Ambos “mapas” tienen la virtud de emular la metodología de la duda racional empleada por Descartes en su obra el El discurso del método.

El discurso del método es una de las primeras obras de la filosofía moderna. En ella se defendía la ruptura y la destrucción del viejo mundo medieval y la configuración de otro nuevo, el mundo de la Edad Moderna. En especial, planteaba la necesidad de fomentar una actitud de investigación libre, alejada de los argumentos de la decadente tradición escolástica que se enseñaba todavía en las universidades y que Descartes había aprendido y de la que había comprendido su inutilidad. Siguiendo el mismo paralelismo que Descartes, opino que nuestro actual mundo globalizado está obsoleto y agotado por un nefasto neoliberalismo, expoliador de los recursos planetarios y causante de las miserias humanas. Con Descartes se inició una era conocida como Racionalismo, que siglos después ha desembocado en un racionalismo al servicio de la plutocracia, perpetuando una esclavitud que confina a las mentes carentes de pensamiento crítico al ostracismo intelectual o caverna platónica. Ante tal coyuntura, se presentaba como apremiante establecer mi propio Discurso del Método, pero en versión siglo XXI, más que nada para no caer en la locura. Y el resultado ha sido la publicación de dicho artículo por la revista internacional Journal of Transpersonal Research.

Evidentemente, la anterior exposición es una explicación muy sui génesis a partir de mis propias inquietudes para lograr mi personal cuestionamiento crítico. Sin embargo, el pensamiento crítico, hoy en día, es objeto de una metodología didáctica. En este sentido, recomiendo una guía disponible en este enlace:

http://www.criticalthinking.org/resources/PDF/SP-ConceptsandTools.pdf

En esencia, en ella, se nos provee de los elementos para hacer evolucionar el pensamiento crítico por progresivas etapas cognitivas:

1- Pensador irreflexivo (No somos conscientes de problemas en nuestro pensamiento)

2- Pensador retado (Nos enfrentamos con problemas en nuestro pensamiento)

3- Pensador principiante (Tratamos de mejorar pero sin práctica regular)

4- Pensador practicante (Reconocemos la necesidad de práctica regular)

5- Pensador avanzado (Avanzamos según seguimos practicando)

6- Pensador maestro (Los buenos hábitos de pensamiento se vuelven parte de nuestra naturaleza)

Vayamos ahora a la segunda pregunta inicial: ¿Y cómo se puede fomentar desde la adolescencia?

Aquí, como hemos explicado anteriormente, nos encontramos con un problema social endémico, pues la educación española no está concebida como un bien común como puede serlo en Finlandia. No me refiero al derecho de una educación pública, actualmente en vía de ser desmantelada, sino a los contenidos curriculares. En España, la educación está ideologizada políticamente y no se postula como el eje transversal de la sociedad. Por tanto, promover el pensamiento crítico desde la adolescencia va a depender en gran medida de la capacidad de los propios padres en fomentar dicho espíritu crítico, ya sea a nivel personal, o eligiendo los conductos educativos a tal efecto. En ese sentido, hay una corriente de las llamadas “escuelas activas”, cuya educación está orientada a potenciar todas las virtudes y valores de los niños y adolescentes durante todo el proceso educativo a lo largo de los años. Una de estas escuelas activas son las denominadas “Escuelas Waldorf”. Más que explayarme o repetir argumentos, prefiero remitir a los siguientes enlaces que dejan bien claro cuál es la metodología empleada por el sistema educativo Waldorf para potenciar el pensamiento crítico:

http://www.colegioswaldorf.org/index.htm

http://www.abc.es/familia-educacion/20130417/abci-educacion-alternativa-escandinavo-waldorf-201304021330.html

También, desde el ámbito de la filosofía, hay iniciativas sumamente interesantes para iniciar a los estudiantes en el pensamiento crítico, como El Centro de Filosofía para Niños.

Para concluir, pienso que el desarrollo del pensamiento crítico recae en última instancia en los mayores, quienes con su ejemplo deben fomentar la actitud inquisitiva  y nunca conformista de los adolescentes. Vivimos en una sociedad donde los medios de comunicación impiden precisamente el desarrollo del pensamiento crítico, y por ahí habría que comenzar la labor, por retrotraerse del ensimismamiento mediático para recuperar la capacidad autónoma del propio pensamiento. De dicha actitud, en última instancia, dependerá que seamos personas libres o esclavas de un sistema capitalista que fragmenta a los individuos y los confina a vivir en el individualismo, persiguiendo su propio egoísmo en vez de la solidaridad y el bien colectivo.

La humanidad se halla ante tres importantes cambios de paradigma:

– A nivel psicológico: trascender la  conciencia personal hacia la conciencia transpersonal.

A nivel sociológico: pasar del neoliberalismo al altermundismo.

A nivel filosófico: dejar atrás la filosofía tradicional y abrazar la filosofía transpersonal.

THE MAGIC DOOR

Tantos cambios que nos esperan a nivel social, económico y político, van a depender en última instancia de la capacidad crítica de todos nosotros en repensarnos como especie racional con la mirada puesta en una nueva espiritualidad que priorice el bien común, y para ello, la educación jugará un papel trascendental para que la noosfera resplandezca por sí misma más allá de la importancia dada por nuestra civilización al dinero.

Acerca de Cayetana Sanz

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