Malabares de poesía y reflexión (3): La materia de las palabras

Las preguntas, y más si son la llave que abre la puerta de un relato, siempre resultan intrigantes y seductoras. Por eso, si la pregunta que da inicio a la historia lanza un interrogante tan profundo como el que se plantea en la primea línea del cuento de hoy,  la intriga ya está servida nada más comenzar.

Este cuento de Isabela Méndez es como los perfumes: pura esencia. Y como pasa con las mejores fragancias, que dejan un halo de aroma en el tiempo y en el aire, este breve relato también deja en lector algo intangible, lo más parecido a la reflexión hecha poesía.

Que lo disfrutéis tanto como yo, cuando lo leí por vez primera.

Y atención al comentario del filósofo Amador Martos, esta vez viene cargado de sutileza!

EL CUENTO, por Isabela Méndez

«Curiosidad verbal»

Título del cuento: Curiosidad verbal © ®
Cuento y dibujo de Isabela Méndez

-¿Qué son las palabras? -preguntó la niña al mago.
-Son los puntos donde el silencio y la urgencia tienen hijos -respondió el mago, y continuó diciendo-, por eso has de tener cuidado al usarlas. Sucede que al igual que los hijos, crecen, se hacen independientes y crean historias que ya no están bajo tu dominio.

LA REFLEXIÓN, por Amador Martos

«LOGOS»

Las palabras son el medio de expresión, por excelencia, de lo más profundo de nuestro ser. Mediante las palabras nos comunicamos, nos amamos, pero también nos odiamos. Todos los sentimientos tienen cabida en las palabras, desde la más excelsa poesía hasta el balbuceante primer “mamá” de un bebé.

Muchos creen que las palabras se pueden utilizar indiscriminadamente sin reflexión, sin argumentación, sin un coherente discurso interior. Pero no. ¿Cuántas veces nos hemos arrepentido de haber expresado mal nuestros pensamientos, dando lugar a malinterpretaciones o equívocos? ¿Quién no ha sido esclavo de sus palabras al dejarse llevar por las bajas pasiones como la ira, por ejemplo? Las palabras pueden ser la llave de nuestra felicidad pero también abrir la puerta al más profundo infierno. Por eso conviene cuidarlas, mimarlas, amarlas, expresarlas con ternura, utilizar las más convenientes y hacerlas vibrar con la entonación más adecuada. En definitiva, las palabras son el retablo de nuestra personalidad.

Fue el filósofo griego Heráclito uno de los primeros en considerar la importancia de la palabra meditada, reflexionada y razonada. Esta pauta cognitiva se conoce como LOGOS. Entorno al Logos fundó toda su filosofía. Para Heráclito, el LOGOS, o palabra meditada, es la gran unidad de la realidad. Heráclito nos pide que la escuchemos, es decir, que esperemos a que ella se manifieste sola, en lugar de presionar, pues considera que cuando nos apartamos del LOGOS se pierde el sentido de la existencia. Siguiendo el consejo de su proverbial filosofía, yo también he dejado expresar el LOGOS en este comentario.

Acerca de Cayetana Sanz

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