«El ritmo es tiempo, es eso, es pulso, entre nota y nota hay cierta respiración» Daniel Navarrera (Daro)

Fotografía: Meritxell Escuert Mas ©
Lo que sigue es apenas el extracto de una larga e intensa conversación acerca de la música y la vida, del sonido y el latido. Hablamos de tiempo, beat y groove con Daniel Navarrera (Daro), el baterista de la banda SANTO MACHANGO.
Para quien se quede con ganas de leer mucho más, aquí está disponible la publicación de la entrevista íntegra.
El TIEMPO, BEAT & GROOVE de Daniel Navarrera Por Tana Sanz
Para empezar esta conversación acerca de la vida y de tu pasión, la música, quiero hacerlo con un pensamiento de la brillante y tenaz Hellen Keller. Ella dijo una vez que «Las mejores y más bellas cosas en el mundo no pueden ser vistas ni tocadas. Deben ser sentidas con el corazón».
No sé, no estoy tan seguro, no me atrevería a decir tanto, porque hay cosas que ves y que son preciosas, con las que vibras y se te ponen los pelos de punta… pero sí, tengo muy claro que la música es algo que tiene ciertas características que la hacen muy especial, como ese tipo de cosas de las que hablas, que no se tocan ni se ven, que son intangibles y solo pueden ser sentidas. La música tiene la dimensión del tiempo, cuando la pieza se acaba se acabó, no puedes repetir el instante, un segundo es un segundo y ya pasó. Es lo que la hace única, intangible, a diferencia de otro tipo de arte.
Es un poco esa capacidad que tiene la música de evocar, de trasladarte en el tiempo y en el espacio, a veces escuchas una melodía, un acorde y de repente te viene un recuerdo, incluso con escenografía incorporada y puedes hasta percibir el aroma.
Sí, totalmente. Es lo que me pasa ahora cuando escucho las canciones de cuando tenía 13 años, que siento como si tuviera 13 años. Seguro que si las escuchase ahora por primera vez no me dirían nada pero las escucho y me acuerdo de lo que sentía cuando era niño y me encanta. Esa música te acompaña siempre y por el resto de tu vida. A mucha gente le gusta la música vieja por eso, y probablemente ninguna otra música será capaz de quitarle el puesto a esa música, porque está relacionada con un momento muy importante de sus vidas. Por ejemplo cuando eres adolescente te estás encontrando a ti mismo, estás buscando un camino, y la música que escuchas entonces ya define mucho quien eres tú.
Una vez leí una entrevista a un baterista muy famoso, Marvin Smith, en la que decía: “mi padre solo consideraba que había dos tipos de música en el mundo: la buena y la mala”. Y tiene razón, porque dentro de la música buena el género da lo mismo, porque tiene fondo, y sobre todo porque es música que es auténtica. La autenticidad define la calidad.
¿Y de dónde parte esa autenticidad?
Parte del compositor, del autor. Bueno, normalmente la música que yo escucho quien la toca es quien la compone. La riqueza y la calidad parten de cuánto te involucras a la hora de escribir la canción, de cuánto pones de ti mismo, cuántas emociones propias tuyas y de nadie más están ahí, y también que no estás buscando ni intentando complacer a nadie, ni que tu sonido sea mejor que el de otro, ni salir en las revistas, ni ser famoso, ni vender discos, simplemente quieres expresarte lo más amplia y libremente posible. De ahí nace la riqueza de la música, de la honestidad que le pones a todas las cosas que haces.
¿Cómo te defines como artista? Dime una palabra con la que te identifiques como artista.
Apasionado, desprendido es lo que más se me ajusta. No me gusta etiquetar las cosas que hago, ni ligarme a ninguna escuela, a ninguna intención. Me gusta sorprenderme a mí mismo. En general lo que intento es no apegarme demasiado a mí mismo, a lo que he hecho anteriormente, sino estar pensando exactamente en cada momento. No soy de los que se aprenden una canción nota por nota para tocarla igual todas las noches, no puedo. Practico las canciones, eso sí, pero practico otras cosas, darles un buen feel, las transiciones entre parte y parte, trabajarlas, para que estén muy claras. Pero no tengo las notas súper calculadas, siempre dejo un espacio para lo que me surja en el momento.
Háblame de tu batería ¿Para ti es un único instrumento o son muchos?
La batería es un instrumento impresionante. Es una sola voz. Solo hay una mente que está manejando y al mando de todos los instrumentos, y eso es lo que me encanta.
¿De dónde viene tu pasión por la batería?
Cuando era niño me gustaba jugar a las naves espaciales. Me encantaba estar en un sitio encerrado y lleno de controles. Tenía una caja de cartón donde yo cabía perfectamente, cogí un marcador y le pinté botones, controles, botón de láser, velocidad de la luz, destructores, medidores de esto y de aquello. Como una misión de Star Wars. Me encantaba estar allí, súper apretado y rodeado de controles, y manejándolo todo yo solito. En la batería es la misma sensación. Pero de eso me di cuenta después. Ya no estaba en la caja de cartón con botones y rayos láser, ahora eran platillos y tambores, ahora estaba al mando de toda una consola de instrumentos y todos los tocaba yo solo. Y con eso además estaba haciendo que otra gente tocara encima.

Fotografía: Iris Olivé Taché ©
Porque la batería es la locomotora, el motor de una banda.
Es justo eso, la locomotora, esa palabra se ajusta como un guante. La base de toda la banda es la batería. Cuando vas a grabar a un estudio lo primero que grabas es la batería, es la base de todo, sobre la batería se ponen todos los demás instrumentos. Normalmente, en un contexto de música pop, rock, más contemporánea, lo primero que se graba es la batería. Y cuánto más potente sea la locomotora más carga podrá llevar. Si eres una locomotora potente de 200.000 caballos de carbón y gasolina y rayos gamma, pues serás capaz de cargar encima de ti músicos brutales.
Y a eso aspiras.
¡Claro! Aspiro a ser un buen baterista, a tocar con músicos muy potentes y muy buenos y que se sientan a gusto tocando conmigo, que estando conmigo ellos también puedan sacar lo mejor de sí.
Sentirse parte de un verdadero equipo.
Exacto. Cada uno cumple su función y lo importante es lo que escucha el público y lo que sientes tu al tocar. En una banda dependemos mucho los unos de los otros, necesitamos trabajar en equipo.
¿Con qué materia trabajas tu? ¿Cuál es la materia de tu música?
La materia de mi música es mi emoción. Y mi emoción cuando toco la batería pasa por una especie de comunión con el universo, y con mis compañeros del grupo también, pero sobre todo con el universo, porque la batería es ritmo, es tambores, es frecuencia, es tribal, es tierra, pero también es aire, porque están los platillos… Para mí los platillos son el aire pero también son el juego. Los tambores son la parte seria, digamos.
Hay un componente de juego en tu trabajo.
Absolutamente. Es lo que te decía al principio, que no puedo tocar las canciones nunca iguales. Me aburriría si las tocara siempre iguales, nota por nota. Yo creo que si lo consiguiese alcanzaría un nivel más alto, porque de tanto ensayar una cosa mil veces llegaría a tocarlo perfecto y nunca me equivocaría, pero no me interesa eso. Prefiero jugar con el error y correr el riesgo de equivocarme y de fallar que caer en la monotonía de tocar siempre igual, por más que suene más pulido y más perfecto. No me interesa la perfección, lo que me interesa es la emoción.
Daro, en pocas palabras, dime qué es lo que tú haces cuando tocas.
Yo creo que lo que hago es sincronizar el universo con las personas, incluyéndome a mí. Es lo que intento hacer. Cuando digo “universo” me refiero al universo en el plano temporal. El ritmo es tiempo, es eso, es pulso, entre nota y nota hay cierta respiración, y eso es lo que hago: armonizar tiempo, mi pulso, con el pulso del universo, con el pulso de los otros chicos con los que toco.
Hablas del tiempo siempre ¿te das cuenta?
Sí, porque la esencia de la vida es esa, como sientes el tiempo y cuánto lo disfrutas. Ahí es donde está la felicidad yo creo, en el tiempo. Por eso la batería me gusta tanto, porque es un instrumento relacionado directamente con el tiempo. Entre nota y nota hay un tiempo, y esa nota vuelve a repetirse con periodicidad. Hay instrumentos a los que no les pasa tanto eso, una flauta travesera, por ejemplo, no puedes percibir tan fácilmente el tiempo entre nota y nota porque es más elástico, más curvilíneo, pero la batería tiene el péndulo, el tiempo que viaja de un lado a otro es igual, la batería tiene eso, tiene el pulso, el golpe es más marcado. Por eso me gusta tanto, porque hay una relación directa con el entorno, una sincronía con el universo. Somos tiempo, estamos hechos de tiempo, somos células no son iguales ahora a cuando nacimos, nuestras vivencias es lo que somos, lo que construyes de ti mismo a través del tiempo es lo que eres tú. Y lo bueno del tiempo es que es infinito.
Entonces debes de reírte de la típica frase “no tengo tiempo”
Sí, pero yo la digo todo el rato también. A veces tienes tiempo para todo y veces no tienes tiempo para nada. A veces haces mil cosas y te sobra el tiempo y otra veces solo haces una y ni siquiera la acabas. Todo depende de cómo lo gestiones. Todo depende de la atención, de la relajación que le des al tiempo. Y esa relatividad a mi me encanta, y una vez más está relacionado con el BEAT.
¿Y con el groove?
Eso lo tienes o no lo tienes, no lo puedes planear. Es otra de esas áreas que es mágica. El Groove es vida, es autenticidad. Te puedes poner a tocar perfecto y preciso y descubres que suena plano, simple, sin vida. Si lo intentas forzar o provocar es un fraude. Cuando yo pienso en tocar mejor pienso en la técnica, pero cuando estoy en un concierto no pienso en la técnica, pienso en ser lo más honesto posible y libre, sincero y con confianza. El groove es vida y libertad. Es como aquella mariposa que ves y que nunca puedes atrapar pero que la quieres tener, y que viene sola cuando ella quiere. El valor de un artista, de un músico, por encima de la calidad que tiene es la unicidad que tiene, la emoción que transmite por ser sincero. La emoción sale si la dejas salir, es irracional. A veces parece que pensar y sentir fueran opuestos. Luego está la forma, que eso también es más racional y la parte mecánica.
Vamos a hablar ahora de tu banda actual. ¿En qué grupo estás ahora?
Se llama SANTO MACHANGO. Este verano cumpliré 5 años con ellos. Es una banda con un sonido muy funk, hip-hop, pop, rock de los 90, un grupo con mucha fusión, nos sale todo, lo canario, lo chileno, lo colombiano, lo catalán… porque está en la manera de tocar de cada uno. He estado en grupos en donde todos tocaban muy bien, pero no había tanto carisma. En SANTO MACHANGO hay mucho carisma y es una de las cosas que me gusta más de este grupo, el espíritu de juego y de compañerismo que tenemos. Subimos a tocar y subimos a jugar, a divertirnos.
Carisma y ausencia de egos.
¡Eso exactamente! Y por eso es tan especial tocar juntos. Todos somos colegas.
¿Cuánto material editado tenéis?
Un disco, “DOPAMINA”, y una maqueta de 2007. Grabamos Dopamina en un buenísimo estudio y con un productor muy bueno. Invertimos mucho dinero en el disco y estamos muy contentos con el resultado. Tomi Pérez fue quien lo produjo. Es un profesional con mucha experiencia y muy buen gusto. Ha producido a La Mala Rodríguez, Maldita Nerea y a muchos otros. Lo mejor de todo es que siempre nos dejó ser nosotros mismos, es más, siempre nos hizo sentir en casa y súper cómodos.
Marc Parrot se encargó del mastering del disco e hizo un gran trabajo. El estudio donde grabamos era el suyo, Producciones Silvestres, y estuvo pendiente en todo momento de que el trabajo fuera lo más cómodo y fluido para todos.
Hace justo unas semanas habéis editado un videoclip, “Narco” ¿Cómo surgió y cómo fue hacerlo? No sé si sois conscientes, pero sacar un videoclip en estos momentos tan complicados es casi un milagro. Además de músicos, emprendedores. Chicos, ¡hay que felicitaros!
Hacía tiempo queríamos hacer un videoclip. Ya habíamos tanteado algunos realizadores pero sólo cuando apareció Lonan García de BCN Freestyle Films supimos que era el momento de dar luz verde. Contamos con el apoyo de Rainer Klassen, quien es nuestro socio en Motherfunky Events, para la financiación y nos pusimos en la tarea. Fueron 3 semanas de grabación y otras tres para la edición. El resultado fue increíble. Estamos súper felices y a la gente le ha encantado.
Éxitos y… ¡que siga la fiesta!
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